El Vaticano prohíbe a los sacerdotes inventarse las fórmulas de los sacramentos

Alerta de que «algunos han descubierto que no estaban bautizados, porque su párroco utilizó una fórmula incorrecta»

«Las modificaciones graves lo hacían nulo y han obligado a localizar a las personas implicadas para repetir el rito del Bautismo o de la Confirmación»

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Bautizo celebrado en la Basílica de San Pedro por el Papa Francisco ABC

Javier Martínez-Brocal

Corresponsal en el Vaticano

El Vaticano ha asegurado este sábado que un número considerable de personas creen que están bautizadas, pero realmente no es así, por culpa de la creatividad de su párroco, que cambió el sentido del sacramento.

La escena podría parecer tierna, pero las consecuencias son bastante serias: un sacerdote que durante un bautizo improvisa la fórmula, y en vez de decir «Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo», dice, «Te bautizo en nombre del Creador», o «Te bautizamos en nombre de tu padre y de tu madre». El Vaticano ha recordado este sábado que las palabras cuentan y que al cambiar el sentido de lo que dice, en la práctica ese bautismo es inválido.

Según ha explicado este sábado el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, a causa de esto «algunos sacerdotes han tenido que constatar la invalidez de su ordenación sacerdotal y de los actos sacramentales que celebraron, precisamente por la falta de un Bautismo válido, debido a la negligencia de quienes arbitrariamente les habían conferido el sacramento», y por lo tanto han tenido que ser bautizados y ordenados de nuevo.

No han dado cifras, pero la situación está mucho más extendida de lo que parece y ya en 2022 numerosos obispos «habían expresado (al Vaticano) su preocupación por la multiplicación de situaciones en las que se había constatado la nulidad de los sacramentos celebrados».

«Las modificaciones en la materia o en la forma de los sacramentos eran graves y hacían nula su celebración. Por eso, han obligado a localizar a las personas implicadas para repetir el rito del Bautismo o de la Confirmación, y un número significativo de fieles expresaron con razón su disgusto», explica una nota publicada este sábado bajo el título «Gestos y palabras».

Según la nota oficial, «mientras que en otros ámbitos de la acción pastoral de la Iglesia hay un amplio espacio para la creatividad, tal inventiva en el ámbito de la celebración de los sacramentos se convierte más bien en una 'voluntad manipuladora' y, por tanto, no puede ser invocada». Por eso, decreta que «cambiar la forma de un sacramento o su materia es siempre un acto gravemente ilícito y merece un castigo ejemplar, precisamente porque tales gestos arbitrarios son capaces de producir un grave daño».

«Gestos y palabras» recuerda que según la doctrina católica sobre los siete sacramentos, la «materia» es «el elemento material que se usa, como agua, pan, vino, óleo; o el gesto que se hace, como la señal de la cruz, la imposición de manos, o la inmersión». En cambio, la «forma» son las palabras que se recitan, como por ejemplo lo que el sacerdote dice en la consagración de la misa o en la absolución de la confesión.

«Las modificaciones arbitrarias, cuya gravedad y fuerza invalidante deben comprobarse en cada caso, ponen en peligro la efectiva concesión de la gracia sacramental, con evidente perjuicio para los fieles». Recuerda que «la materia y la forma están establecidas en los libros litúrgicos promulgados por la autoridad competente, que, por tanto, deben ser fielmente observados, sin 'añadir, quitar o cambiar nada'».

El Vaticano justifica que a menudo los sacerdotes se movieron «por buena fe» o «sinceros motivos pastorales», para hacer los sacramentos «más adecuados y comprensibles», pero alerta de la «deriva subjetivista y voluntad manipuladora» que encierra esta actitud. Explica que no pueden modificarse porque quien los administra «no puede sentirse dueño de la Iglesia», y porque «los fieles tienen derecho a recibirlos tal y como la Iglesia dispone».

«Gestos y palabras», técnicamente una «Nota», lleva la firma de los principales responsables del Dicasterio para la Doctrina de la fe, su prefecto, el cardenal Víctor Manuel 'Tucho' Fernández y su número dos Armando Matteo. Pero además, ha sido aprobada por el Papa Francisco.

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