No sé si lo católico está de moda

Nada de lo que tenga que ver con lo institucional está de moda. Ni tampoco lo referido a la presencia en lo político o educativo

Hace unos días el filósofo y activista cultural, Miguel Ángel Quintana Paz, escribía en 'The Objective' un provocador artículo con el título «Lo católico está de moda». Uno más de una serie en la que pretende provocar y despertar la conciencia de lo católico, y ... de los católicos, en el debate cultural español. Iniciativa, por cierto, similar a la de Julia Yost, editora senior de 'First Things Magazine', con una extensa columna reciente en el 'New York Times', en la que decía que «el local más de moda hoy en Nueva York es la Iglesia católica».

Existe una forma de catolicismo popular español que siempre está de moda, la referida a la piedad popular y a las tradiciones, que funcionan como un dique de contención frente a la marea secularizante. Existe además una especie de catolicismo de primer anuncio que está pegando fuerte, el de iniciativas como los retiros Emaús, Effetá y Bartimeo, revitalizadores del no menor sustrato dormido de la fe. La versión matrimonial vendría a ser el «Proyecto Amor conyugal». En este sentido hay que hablar del fenómeno de Hakuna, una mezcla, aún joven y mayoritariamente para los jóvenes, de formas de piedad clásicas con expresiones postmodernas, bastante efectistas y en no menor media emotivistas.

Se podría decir que sigue de moda el Papa Francisco, un indiscutible líder moral mundial al que en nuestra opinión pública patria le suelen acompañar algunos peros procedentes de sesgos cognitivos. Están de moda determinadas personalidades públicas o 'influencers' que, en medio del pluralismo de ofertas de sentido, hacen gala de sus creencia. Y poco más. Al fin y al cabo formas de entender el catolicismo alternativas a la cultura dominante. Un catolicismo que sirve de excusa para romper dinámicas con una dimensión más privada que pública. Nada de lo que tenga que ver con lo institucional está de moda, por cierto. Ni tampoco lo referido a la presencia en lo político o educativo. Y mucho menos lo que haga posible propuestas para la moral personal o social de vida en común. ¿El catolicismo de moda?¿Tendencia o mero espejismo? El tiempo lo dirá.

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