de capa | miércoles santo
Miércoles con eme de mitin
En el templo se aplaude si se sale, si no se sale o si se espera a ver si se sale. El caso es aplaudir
Sevilla
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Iniciar sesiónEl vitriolo hispalense, una denominación de origen mucho más autóctona que esa gracia tan autoproclamada, acuñó una maldad cuando alboreaba 2025 y el Ateneo tomó la disruptiva decisión de adelantar la cabalgata de los Reyes Magos: «Con la que va a caer el 5 de ... enero, ya ha dicho el Cristo de Burgos que este año tampoco sale». Las ocho horas de antelación con la que la hermandad de San Pedro suspendió el año pasado su estación de penitencia le valieron por igual elogios por su prudencia e imprecaciones por su exceso de celo, quizás por aquello de que in medio virtus , pero le valió sobre todo la condena eterna del pueblo sentencioso: «Éstos son tristes hasta para Burgos», tomada sea la ciudad castellana como canon perfecto de la adustez, termómetro universal de la siesura y cero grados Kelvin de sevillanía.
Hartas del agua que arreciaba en la primavera de 2024 y más confiadas a la taumaturgia de sus titulares que a la Diosa Razón, las dirigencias de dos congregaciones del Miércoles Santo sacaron las cruces de guía contra toda sensatez. La radio semanasantera , que es una delicia hasta para quienes profesamos tibia devoción, recogía sonidos desde el interior de los templos sin que ningún locutor acertase a explicar por qué los hermanos tocaban las palmas al escuchar una cosa… y también la contraria. Era una tarde de transistores, como cuando siete equipos se juegan la permanencia en la última jornada de Liga. «Salimos», decían por megafonía. Ovación eufórica. «No salimos». Ovación compungida. «Vamos a esperar media hora a ver si salimos». Ovación expectante. El Carmen Doloroso y el Buen Fin se echaron a la calle. Mitin gordo.
El propósito principal de sacar un paso es evangelizador; el secundario, la exaltación de las emociones a través del arte. A ver cómo casan estas dos cuestiones con la imagen de Nuestro Padre Jesús de La Paz a toda pastilla por la calle Sierpes protegida por un chubasquero, al que sólo le faltaba ser amarillo para que Pescanova grabe un anuncio. «Condenado por 'Poncho' Pilatos», podría haber titulado un cronista guasón. Al menos, el hermano mayor tuvo la gallardía inmediata de admitir el error y pedir disculpas.
La humildad franciscana no acompañó a la junta de gobierno del Buen Fin, tan vinculada a la orden fundada por el poverello de Asís, que cometió el pecado capital de la vanidad al empeñarse en pasear su recién estrenado paso de misterio y se amparó para ello en unas partes meteorológicas de autenticidad similares a la tesis doctoral de Pedro Sánchez. La soberbia consiste en tener una valoración excesiva de uno mismo, por encima de los demás e incluso, en un grado mayor, por encima de la mismísima Providencia que ordena las borrascas. Nuestra Señora de La Palma, en su infinita bondad, los habrá perdonado porque tamaña cabezonería no hay sesera terrestre que la comprenda. O se entiende demasiado bien y guardamos silencio porque la misericordia, amigos, también es virtud de los seres humanos.
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