de ruan | viernes santo
Resurrección del Resucitado
Se sacaban procesiones en Pascua Florida y se organizaban «benditos simulacros» para los que resultaban imprescindibles tallas del Señor triunfante
Sevilla
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Iniciar sesiónUna de las mayores imposturas de nuestro tiempo en relación a otros pretéritos consiste en sacar conclusiones generales a partir de los elementos parciales y fragmentarios que nos han llegado de épocas anteriores. En la Semana Santa sevillana se cumple de manera inexorable con la ... solemnidad de la Resurrección, cuya pervivencia en los cultos externos de las hermandades y cofradías nos ha llegado de forma tan tenue que se ha llegado a concluir que Sevilla no festeja al Resucitado por un cierto regusto en la Pasión y Muerte de Cristo. Como si la ciudad y sus cofrades quisieran, de un plumazo, enmendar la plana teológica al mismo Papa de Roma. Una conclusión apresurada si se desconoce la verdadera historia al completo.
Cuando se erigió como hermandad penitencial la de la Resurrección, algunos llegaron a sugerir que tal culto y su iconografía eran ajenos a la costumbre y la tradición cofradiera hispalense tratando de cerrarle el paso, pero hay datos que corrigen esta primera impresión apresurada. Por ejemplo, la talla del Resucitado que tiene en propiedad la hermandad de la Quinta Angustia y a la que da culto todo el año en su capilla propia de la parroquia de la Magdalena.
La cofradía del Dulce Nombre de Jesús festejaba la Resurrección con todo el boato posible. Así lo estipulaban sus reglas de obligado cumplimiento. En concreto, el capítulo 22 estipulaba que las fiestas de la Resurrección se iniciaban con el rezo de vísperas y continuaban al día siguiente con la misa –es de suponer de comunión general– con sermón y procesión con la imagen de Jesús Resucitado, con asistencia obligada so pena de multa salvo causa justificada si se ausentaba el hermano.
De ahí deducimos que era momento de solemnes cultos. Se sacaban procesiones en Pascua Florida y se organizaban «benditos simulacros» para los que resultaban imprescindibles imágenes como la que talló el escultor Jerónimo Hernández de la Estrada. Se tiene noticias de que estas representaciones de la Resurrección las llevaban a cabo las hermandades de la Soledad, la Carretería, La O, la Mortaja o el Santo Entierro.
El encargo tuvo lugar en 1582 y la entrega de la imagen, de 170 centímetros de altura, se verificó al año siguiente cuando la hermandad otorgó la carta de pago correspondiente. Hay quienes ven una clara reminiscencia de la figura del Resucitado de Miguel Ángel Buonarotti en la iglesia de Santa María Sopra Minerva de Roma al tiempo que sirvió de canon y modelo para otras tallas de resucitados en Sevilla como el de Blas Hernández Bello tallado en 1597.
Así que cuando la hermandad, por entonces de gloria, de la Resurrección encargó la talla al imaginero Francisco Buiza (puesta al culto en abril de 1973) no hizo otra cosa que anudar el presente con una larga historia de siglos en los que Sevilla festejó, como teológicamente corresponde, la Pascua. Así puede decirse que resucitó el Resucitado.
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