ENTREVISTA

Jesús Martín Cartaya: «Cuando muera, mi archivo fotográfico irá a la hemeroteca municipal»

Sincero, sabio... La voz de la experiencia, la fotografía sevillana que lleva más de 60 años plasmando cada detalle de una ciudad que ha visto cambiar ante sus ojos.

Jesús Martín Cartaya ante su álbum de recuerdos / JOSÉ JAVIER COMAS RODRÍGUEZ

Jesús Martín Cartaya recibirá hoy «El Llamador» de Canal Sur Radio ante un Teatro Lope de Vega que espera vivir un lleno absoluto. Un premio que reconoce a toda una vida dedicada a la fotografía y a plasmar ... con su cámara de fotos la realidad de la ciudad en el último medio siglo. Sevilla, sus tradiciones pero, sobre todo, su Semana Santa, han hecho a este cofrade de la hermandad de la O parte indispensable del paisaje cotidiano.

Martín Cartaya navega en su domicilio de Castilleja de la Cuesta entre recuerdos de toros, rocíos o fiestas populares. Retratos con ilustres. Premios y trofeos que guardan en sus estanterías el aroma de un archivo que habla verdades. Sevilla ha encontrado en Jesús uno de los cronistas gráficos más imprescindibles de los últimos cincuenta años.

Los recuerdos de Jesús Martín Cartaya / JOSÉ JAVIER COMAS RODRÍGUEZ

Charla distendida de sofá y mesa de camilla. Su mujer, Inmaculada, recalca las vivencias mientras deshoja un álbum que vale el oro del tiempo. Sinceridad. La sabiduría de la Sevilla que perdimos añorada en una cámara analógica desgastada. Así es Martín Cartaya.

Martín Cartaya en el día de su comunión

-Nombres como Álvarez Duarte, El Cardenal Amigo Vallejo, Manuel Román ya lo han recibido… ¿Qué significa recibir este premio?

-Hombre, para mi es una satisfacción grandísima. Una ilusión que yo tenía desde hace muchos años. No me lo esperaba si quiera. Me llamó Fran López de Paz para pedirme una fotografía de José Sánchez Dubé y quedamos en el Horno de San Buenaventura. Ahí me dio la noticia. Todas las hermandades de Sevilla siempre han sido muy cariñosas conmigo. Recibo este galardón gracias a ellas.

Martín Cartaya en su servicio militar en la base del Copero

– Haga memoria… ¿cuántos años con una cámara al ristre?

-Yo empecé con la maquina con 15 o 16 años. Las cofradías empecé a trabajarlas a principio de los años 60. Mis maestros fueron Serrano y Luis Arenas, he conocido la Semana Santa a través de ellos. Nos movíamos en tranvía para buscar las cofradías. Recuerdo que hacíamos la salida de la Paz y en la pasarela cogíamos el tranvía hasta San Julián. Así comenzábamos nuestro Domingo de Ramos. No había el público que hay hoy en día en la calle. Fitaje tú, de hacer la salida de San Juan de la Palma y después irnos a la salida del Amor, atravesábamos muy fácil la Encarnación. ¿Quién hace eso un Domingo de Ramos ahora? Hay un abismo entre la Semana Santa de antes con la de ahora, en todo. Antes la podías ver despacio, tranquilo, te daba lugar de todo, se veían los nazarenos, las insignias, los pasos… Ahora va uno ‘a la trupé’. De cara a la fotografía ha perdido mucho. El pueblo de Sevilla estaba encima de los nazarenos y de los pasos, ahora con las vallas…

Martin Cartaya charla ante el misterio de las Tres Caídas de Triana en la mañana del Viernes Santo de 1962

– ¿Recuerda su primera foto?

– No encuentro el cliché… (se lamenta). Iba camino de hacer la salida de la Paz. Serrano no podía y fui yo. Yo vivía en Reyes Católicos y a las 12:30 me fui solo para el Porvenir. Cogí por el Postigo y la Avenida de la Constitución. Al llegar al restaurante de la Raza, los camareros empezaban a montar los veladores, pasaban un gitanillo con su americana blanca con su ristra de globos y un nazareno que iba camino de la iglesia de San Sebastián. Esa fue mi primera foto. Son cosas que se me han quedado grabadas.

Martín Cartaya de acólito del Gran Poder en los años 60

– En el plano fotográfico… ¿qué tuvo de bueno aquella época?

-En aquella época tú te podías mover con una rápidez y una soltura que ahora es imposible. Todo tenía más sabor, se veía a un costalero como hombre trabajador, el hombre de muelle, en las salidas veías a un grupo de niños subidos en la ventana como tengo fotografiado en las columnas de San Bernardo. Los niños participaban en la Semana Santa solos, sin padres.

-¿Y lo malo?

-Ya se sabe, las desbandadas de público y nazarenos que había antes ya no las hay ahora. Yo tengo el misterio del Sentencia en relator y el palio en Montesión. Eso ya es imposible.

Martín Cartaya junto a Pepe Luis Vázquez hijo y el puntillero Lebrija

-¿Qué piensa de todo lo de la Madrugada?

-La Madrugada siempre será una pescadilla que se muerde la cola. El número se ha desbordado. Ve a la jura de hermanos de cualquier hermandad…

Martín Cartaya junto al imaginero Rafael Barbero y el Señor de las Penas de San Vicente

-¿Y lo positivo de nuestra época?

-Las máquinas que hay ahora no las tenías antes. Mi mujer y mis hijos me regalaron una digital hace tres años. Yo nunca la quería, pero reconozco que es un adelanto enorme. Pero nada es como antes. En el año 2002 estaba en la esquina de Sor Ángela de la Cruz para ver pasar el paso de palio de Santa Catalina y llevaba allí un cuarto de hora porque me gustó ese encuadre. Cuando llegó la Virgen, aparecieron las escaleras, los palos… Fotos que podías hacer antes y ahora no.

– ¿Sabría decirme cuántas fotos han salido de su cámara en todos estos años?

– No recuerdo… Lo único claro es que llevo desde los 15 años haciendo fotos y tengo 77. Ajusta cuentas… Si Dios quiere, cuando yo me muera, cuando no esté, mi archivo fotográfico estará en la hemeroteca municipal. A morir allí con mis maestros Serrano y Luis Arenas.

Martín Cartaya junto al fotógrafo Luis Arenas

– Sabemos de lo costoso del carrete, pero ¿cuántos tiraba cada Semana Santa?

– Por poco, 4 o 5 por días (en la Madrugá se gastaban algunos más). Otro día especial es el Viernes Santo, uno de los más fotogénicos de la Semana Santa.

Martín Cartaya retrata a la Virgen de la Caridad del Baratillo

– Y el panorama fotográfico actual, ¿cómo lo ve?

– Se ha adelantado muchísimo. Hay muy buenos fotógrafos. Maestros del detalle, lo que a mí me gusta. Existe mucha afición en la actualidad y mucha gente que quiere hacer fotos.

– Toquemos la fibra sensible. Jesús, ¿qué ha significado la hermandad de la O en su vida?

– Es mi universidad de las cofradías. Aprendí a rezar, a saber que es una manigueta, unos candelabros, un palio…

– Su faceta fotográfica taurina es más que respetada pero, a la hora de trabajar, ¿toros o cofradías?

– Son distintos encuadres. El toro, primero, tiene que gustarte. A parte de eso, en la plaza se mide todo en décimas de segundo. Por ejemplo, una cogida. Los toros y la Semana Santa son la noche y la mañana.

Martín Cartaya, un habitual en actos como los pregones de la Semana

– Ofrezca algún momento imborrable…

– Tengo muchas desgracias en la mente. Estuve en la muerte de Montoliú, en la de Soto Vargas, en la ‘corná’ grande del novillero Sierra… Yo, entonces, hacía las fotos al doctor Ramón Vila en la enfermería y eso a mí no se me olvidará en la vida. Ahí he visto como sigue la vida junto a la muerte; un hombre muerto en la camilla, roto todo el mundo en la habitación y escuchabas de fondo que la corrida seguía, los olés y los clarines en el ruedo… (se emociona).

Martín Cartaya acompañado de Naranjito, Juanito Valderrama y Paco Gandía

– Cambiando de tercio, ¿cuál es la foto que define a Sevilla?

Martín Cartaya besa la mano del Caredenal Bueno Monreal

– La ciudad tenía (recalca) más encanto en aquella época. Cuando yo era novio y paseábamos por el barrio Santa Cruz, veía esas calles tan cuidadas y tradicionales, ahora solo hay veladores y bares, casas particulares que se han perdido. Pero sin duda, me quedo con la parte del Archivo de Indias, el Alcázar, la Inmaculada, el palacio Arzobispal… Un paseo por la calle Betis o el de Colón, un atardecer de Triana en los meses de octubre y noviembre no pueden envidiarle a nada. Hay quien no le gusta el edificio, pero cuando yo iba para Triana vi un atardecer precioso tras la Torre Pelli…

– Jesús, ¿qué le pide al fotógrafo?

– Que actúe de verdad fotográficamente, que no vaya buscando la maldad, que no le haga daño a las cofradías de Sevilla (y más en los tiempos que estamos). Si tienes una foto comprometida, guárdala en tu archivo. He tenido muchos casos así y un día, junto a mi mujer, decidimos hacer desaparecer esas fotos. Imágenes muy comprometidas y para que fueran a las manos de otro… Antes un nazareno tomando una cerveza en un bar se veía medio normal, ahora no. Le pido a mis compañeros que respeten las cofradías de Sevilla.

Martín Cartaya ojea unos negativos de diapositivas

– ¿Y a partir de ahora?

– Yo ya soy un torero retirado… ya no hago el trajín mío de antaño. Todo ha sido un sueño que yo he tenido. Así lo veo. Cierro los ojos y me acuerdo de cada momento y ya… tranquilidad.

  

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