SEMANA SANTA 2025
El Lunes Santo buscó la heroica y acabó pasado por agua
Solo cinco cofradías decidieron salir pero la lluvia obligó al regreso acelerado de Redención, las Aguas y Santa Genoveva y dejó al Polígono de San Pablo en los Gitanos y a San Gonzalo en la Catedral
Santa Marta fue la primera en suspender la estación de penitencia, provocando un efecto cascada que se replicó en la Vera Cruz, las Penas y el Museo
Así te hemos contado el Lunes Santo en directo en Sevilla

El Lunes Santo de 2025 pudo tener tres crónicas. Si nos quedamos con la primera, estas líneas contarían que la jornada fue la que soñábamos, esa que comenzó con las puertas de las parroquias del Polígono de San Pablo y Santa Genoveva ... abriéndose con normalidad en un mediodía soleado, a las que luego le siguieron las decisiones en positivo de Redención y San Gonzalo. La segunda de ellas contaría cómo el día se torció a las seis de la tarde cuando Santa Marta decidía no salir y un leve aguacero truncaba las esperanzas del resto de cofradías que en cascada suspendían sus estaciones de penitencia o decidían refugiarse en el templo más cercano. Pero la cosa no acabó ahí, pues el día –o más bien la noche– tuvo una tercera parte. Sevilla estrenó una nueva jornada de su Semana Santa, la de la madrugada del Martes Santo, para el regreso del cortejo de Santa Genoveva a su barrio a altas horas de la noche. Realidades de un mismo día que cambió de rostro hasta en tres ocasiones, a pesar de que el riesgo de lluvia era conocido por las juntas de gobierno, aunque inguna se lo tomó en serio.
La Agencia Estatal de Meteorología había avisado en varias ocasiones que entre las ocho de la tarde y la medianoche había un riesgo del 80% de precipitaciones por la llegada de un frente. Y así ocurrió para sorpresa de nadie. Las primeras hermandades, por contra, hicieron caso omiso a las advertencias y decidieron salir a la calle. Cierto es que era muy difícil decir que no cuando el cielo estaba despejado y el sol caía a ploma sobre la ciudad. Eso empujó al Polígono y a Santa Genoveva a ponerse en la calle y también a las dos siguientes, la Redención y San Gonzalo. Las cuatro llegaron a la Carrera Oficial con su paso habitual, sin nada que hiciera presagiar que su recorrido se vería interrumpido por la lluvia. Sólo la cofradía de la calle Santiago llegó a completar el itinerario en su totalidad, aunque a última hora le sorprendió la lluvia. Pero cuando toda la ciudad se las prometía muy felices, al Lunes Santo le cambió la cara. Eran la seis de la tarde y Santa Marta no salía.
La decisión en San Andrés cambiaba el rumbo con respecto a lo que venía sucediendo desde primera hora del día. Y las miradas se dirigían entonces a las Aguas, la siguiente que tenía que salir a las 18.15 horas. Desde el interior de la capilla del Rosario se filtraba la noticia de que no lo haría, pero en sus redes oficiales aplazaron la agonía 15 minutos. En la puerta del templo los propios auxiliares de la cofradía se iban contradiciendo. Unos decían que sí, otros que no, pero en la memoria de todos estaba la mojada que se llevaron los pasos en 2022. Finalmente, con el Cautivo del Tiro de Línea entrando en Campana, se hacía oficial que la corporación del Arenal saldría con media hora de retraso. El Cecop informaba entonces que se había completado el aforo en la calle Dos de Mayo y que ya no podía ir más público. Tampoco a la Cuesta del Bacalao, en la que el Polígono y Redención formaban casi un cortejo único de regreso a sus templos. Había público en las calles en este Lunes Santo, aunque concentrado sólo en las zonas de máximo interés.
San Gonzalo se apoderaba del tiempo de paso de Santa Marta y plantaba su cruz de guía en Campana con 20 minutos de adelanto. Justo ahí, el presidente del Consejo realizaba unas declaraciones en las que decía confiar en que los partes que manejaban en la cofradía de San Andrés estuvieran «equivocados» y que el día no se rompiera. Sin embargo, poco después de las siete de la tarde empezaba a llover con fuerza en la Carrera Oficial, en el entorno del Salvador, en el Duque...y en el Arenal, donde el misterio de las Aguas salía sin inmutarse. El agua sólo duró unos minutos, pero las cofradías seguían a su ritmo, como si nada pasara. Al misterio de San Gonzalo le pilló en Tetuán, a Santa Genoveva en los Palcos y al Polígono en Imagen. La Aemet informaba que eran lluvias prefrontales y que el grueso de precipitaciones aún estaba lejos. En la Rendención, por su parte, le colocaron un capote al Señor y a Judas, mientras que Vera Cruz pedía 30 minutos para tomar la decisión. El día empezaba a romperse de forma inevitable.
Una tarde partida en dos
El Lunes Santo se fue definitivamente al traste entre las siete y las ocho de la tarde. Tras analizar los partes, Vera Cruz optaba por no salir y poco después tomaban el mismo acuerdo en las Penas. Quienes sí estaban en la calle escogían caminos diferentes. San Pablo anunciaba que recortaba el recorrido para buscar María Axuliadora y José Laguillo y así llegar cuanto antes a su parroquia. Santa Genoveva cubría sus insignias, que no a sus imágenes, para salir a toda prisa de la Catedral de vuelta al Tiro de Línea, aunque finalmente cambiaron de opinión para resguardarse en el Rectorado de la Universidad. Pero la situación más controvertida fue la de las Aguas. El palio de la Virgen de Guadalupe había salido al atrio de su capilla y ahí estuvo parado unos cuantos minutos hasta que la junta de gobierno unificó el criterio. Tocaba volver. Y el capataz mandó paso atrás para regresar al templo. El misterio, ya en la Puerta del Arenal, se dio la vuelta y cruzó entre los nazarenos que habían hecho un pasillo. Fue un sueño fugaz, el del sí que luego fue un no, para volver sobre sus pasos. Los músicos del Rosario de Cádiz hasta se pertrecharon con un chubasquero por si el agua arreciaba.
Las hermandades del día
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San Pablo: Cuando salieron el cielo estaba completamente azul. Al final, se quedaron en los Gitanos y deberán volver antes del Jueves Santo.
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La Redención: Fue la única que logró completar su recorrido, aunque el palio de la Virgen del Roció terminó mojándose en la calle Santiago.
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Santa Genoveva: Tras encontrar refugio en el Rectorado de la Universidad de Sevilla, la hermandad decidió regresar al Tiro de Línea de madrugada.
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Santa Marta: A las seis de la tarde se hacía oficial la primera decisión negativa de la jornada y la cofradía de San Andrés optaba por quedarse en casa.
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San Gonzalo: San Gonzalo decidió quedarse en el interior de la Catedral a la espera de que pasara el frente, pero al final aplazó su regreso a otro día.
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Vera Cruz: Su junta de gobierno fue la segunda del día que optó por suspender la estación de penitencia por la llegada de un frente.
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Las Penas: En San Vicente apostaron por la prudencia. Eso sí, al Señor sí lo veremos en las calles en noviembre por su 150 aniversario.
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Las Aguas: Estuvo en la calle unos minutos, el tiempo en el que decidieron volver a la capilla con el misterio ya en la Puerta del Arenal.
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El Museo: El Museo pidió media hora de prórroga, aunque finalmente decidió suspender su salida ante las previsiones de lluvia.
Este cúmulo de decisiones coincidió, curiosamente, con el momento en el que el sol salía por última vez en el Centro. En la Redención aprovecharon para comunicar que recortarían el itinerario de vuelta a su iglesia, transitando por Cardenal Cervantes y la calle Santiago. Pero la Virgen de la Salud, que entonces llegaba a la Campana, seguía gustándose en su andar y se plantó en el Palquillo del Consejo con los rayos del sol haciendo brillar la plata de su palio. Era el epílogo del Lunes Santo que, inevitablemente, recordaba a esas mismas luces con las que comenzó la jornada en San Pablo, con esos cielos azules más propios de un Domingo de Ramos que de otra cosa. Justo cuando eso ocurría, la cruz de guía de la cofradía del Barrio León, que ya había salido por la Puerta de Palos de la Catedral, se daba media vuelta y volvía a las naves de la Seo. Pasaban unos minutos de las ocho de la tarde y sólo quedaba por conocer la decisión del Museo, que aunque se hizo de rogar fue obvia: no harían estación de penitencia este año. El radar no dejaba lugar a dudas y el anunciado frente estaba cada vez más cerca de la ciudad.
Los nervios empezaron a apoderarse de las cofradías que seguían en la calle. En San Pablo rectificaron los planes y se refugiaron dentro del Santuario de los Gitanos. Santa Genoveva permanecía ya en el Rectorado y San Gonzalo reunía a sus nazarenos y bandas en la Catedral. Aparecía entonces el arzobispo José Ángel Saiz Meneses, dirigiendo una palabras improvisadas a los cofrades de Triana. «Nuestra vida es una peregrinación desde nacimiento hasta paso a casa de padre. En la peregrinación de la vida hay imprevistos en el camino», aseguró en su entrañable reflexión. Los dos pasos se colocaban delante de la capilla de San Andrés. Redención, por su parte, continuaba hacia la iglesia de Santiago. A las 21.25 horas entraba el misterio, acompañado por una saeta en la voz de Álex Ortiz, y empezaban las primeras gotas. El palio seguía en la calle y se acabó mojando por derecho. La Virgen del Rocío avanzaba a paso de mudá por la calle Santiago, a tambor, con los costaleros junto a los costeros y los monaguillos cubiertos con paraguas de sus padres. Entró en un suspiro porque la noche no estaba para mucho más.
Con la lluvia arreciando, quedaba por saber qué decisión tomarían las tres cofradías que permanecían refugiadas por el anunciado frente. La primera en comunicarlo fue el Polígono de San Pablo, que suspendía definitivamente la estación de penitencia y se quedaba en los Gitanos. Eso sí, con el compromiso de volver antes del Jueves Santo para no interferir en la organización de la Madrugada. Sobre las once de la noche, San Gonzalo oficializaba que se quedaba en la Catedral, de la que saldrá seguramente el Jueves Santo. Poco después, Santa Genoveva cambiaba el sino de la noche y volvía al Tiro de Línea. A diferencia de las otras dos, no tenían opción de quedarse en el Rectorado. La Avenida de Portugal y las calles Doctor Pedro de Castro, Ramón Carande, Pedro Salinas, Coullaut Varela y Teatinos eran su horizonte, el lugar de las últimas pisadas de un Lunes Santo con dos caras que truncó la lluvia, tan esperada que esta crónica tenía que haber sido otra.
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