CUANDO EL GRAN PODER ESTIRÓ EL MAPA
UN AÑO DE LA MISIÓN DEL GRAN PODER EN TRES BARRIOS
El traslado del Señor de Sevilla a Tres Barrios y Amate fue un hito que cambió la mirada de los sevillanos hacia su periferia y revolucionó la manera de entender los aniversarios cofradieros
Un año después, disipado el humo del incienso de aquellos traslados multitudinarios, aparece más nítidamente el hito que supuso la misión evangelizadora del Gran Poder en las parroquias de Blanca Paloma, Candelaria y Santa Teresa entre el 16 de octubre y el 6 ... de noviembre de 2022.
Probablemente, ni los propios hermanos del Gran Poder fueron conscientes de la dimensión (social, cultural, política y espiritual) que finalmente adquirió lo que se había programado como una salida extraordinaria por el cuarto centenario de la imagen del Señor, gubiada por Juan de Mesa en 1620. Pero la pandemia de coronavirus arruinó ese plan y la misión se trasladó tal cual estaba prevista al año siguiente aprovechando una ventana de oportunidad propiciada por la bajada de contagios.
Entre los muchos recuerdos que dejaron aquellas tres semanas inolvidables, dos momentos descollaron por encima de los demás y ambos tienen que ver con la frontera mental, socioeconómica y urbanística en que se convirtió la ronda del Tamarguillo en todo ese tiempo.
Traslado a Tres Barrios
El trayecto de ida, durante toda la jornada del sábado 16 de octubre, se había desarrollado como un traslado extraordinario más hasta que la cruz de guía con las armas de Cristo se detuvo en el cruce con Federico Mayo Gayarre esperando a que las tres cruces parroquiales de los templos de destino se incorporaran al cortejo. Fue un momento emocionante, tal vez porque tuvo un aire liminar, iniciático, propio de pioneros, luego confirmado en el trayecto por las calles Cruz del Sur, Navío Argos y Galaxia hasta llegar a la parroquia de los Pajaritos.
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El otro momento que asalta el recuerdo de quienes lo vivieron es justo el reverso del anterior. El viernes 5 de noviembre, cuando las andas del Gran Poder enfilaban Marqués de Pickman de vuelta al corazón de la ciudad, la ovación atronadora que lo despidió hizo que se le saltaran las lágrimas a muchos de los presentes. En los goterones que corrían las mejillas iban algunos de los frutos que había rendido la misión: reconocimiento recíproco, orgullo colectivo, emoción compartida, fractura suturada…
Peregrinaciones
El plan tenía sus riesgos bajo control, pero ningún cálculo había previsto la explosión devocional que fue creciendo día a día. El domingo 17 de octubre, bien de mañana, la parroquia de Sevilla Este inauguraba las peregrinaciones a las tres parroquias donde el Señor de Sevilla pasó las tres semanas de la santa misión. El fenómeno fue creciendo en amplitud hasta acabar desbordando el templo de Santa Teresa en la última semana con grupos y más grupos (parroquiales, de movimientos, de cofradías, hermandades, sociales) que querían participar en la misión.



Porque, también con la perspectiva del año transcurrido, hay que admitir que aquel acontecimiento excepcional en la vida de las hermandades -trasladarse por entero durante tres semanas lejos de su sede canónica- no replicó exactamente las formas de una misión popular como instrumento evangelizador que la Iglesia mantuvo durante siglos. Se inspiró en la Santa Misión de 1965, pero 'aggiornada', puesta al día: el mensaje de primer anuncio que se proclamaba desde los púlpitos era el mismo, pero con ropajes actuales.
El Señor en las tres parroquias
Porque más allá de los traslados multitudinarios, no sucedió nada. O lo que aconteció fue tan íntimo que no hay manera de plasmarlo negro sobre blanco. Miles de personas cruzaron su mirada con la del Señor, entronizado en cada uno de los presbiterios de las tres parroquias que visitó: el de Blanca Paloma, el más cercano; el de la Candelaria, el más modesto; el de Santa Teresa, el más conseguido, que para eso los frescos de Juan Miguel Sánchez sobre la transverberación de la santa andariega habían aguardado nada menos que 57 años al nazareno de San Lorenzo.
Cada día de la semana se dedicaba a una realidad viva de la Iglesia, una pastoral concreta a la que se invitaba a la misa de la tarde. Fuera de los cultos organizados en cada parroquia, el Señor se exponía a la veneración de los fieles formando hileras interminables para contemplar la talla, admirar la obra artística o rezar una oración. O tal vez todo en uno.
Traslados y misas
Los fines de semana se reservaron para los traslados y las misas del precepto dominical estuvieron encomendadas a los arzobispos hispalenses. Monseñor Asenjo presidió la eucaristía del domingo 18 en Blanca Paloma. El cardenal Amigo, en una de sus últimas homilías en Sevilla caracterizada por la energía que desprendía, ofició en la Candelaria y don José Angel Saiz se reservó la de Todos los Santos en Santa Teresa y la misa estacional en la Catedral como colofón de la misión.

La vuelta del Señor el viernes 5 fue apoteósica. Queda reseñada la ovación espontánea que subrayó su marcha cuando enfiló Marqués de Pickman camino de la Gran Plaza, pero el paso por el puente de San Bernardo ya en la anochecida de noviembre con el foco iluminando la imagen fue sencillamente inolvidable. Y su entrada en el caso antiguo por Mateos Gago, buscando la vertical iluminada de la Giralda mientras se sucedían los relevos bajo las andas, tampoco caerá en el olvido.
Había un ambiente festivo en la calle como de Semana Santa otoñal que quedó refrendado al día siguiente, sábado 6 de noviembre, cuando el Gran Poder amaneció entronizado en su paso presidiendo el altar del jubileo donde tuvo lugar la misa estacional con que se puso fin a la misión.

Decir que el recorrido, por la tarde, desde la Catedral hasta la basílica, fue multitudinario es quedarse corto. Era una marea humana en torno al Señor del Gran Poder que lo acompañó hasta la entrada en la basílica pasada la medianoche del domingo 7. Cuando se cerraron las puertas del templo, a todos los presentes aquel día, aquel fin de semana, aquellas tres semanas, les embargó la emoción de haber vivido algo verdaderamente histórico.
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