Los lugares más desconocidos de Triana para hacer las mejores fotos
Por el encanto que destila cada rincón que alberga, el viejo arrabal es uno de los lugares más cautivadores de Sevilla
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Iniciar sesiónSevilla es una ciudad de lo más fotogénica. Su perfecta combinación de arquitectura histórica, paisajes cautivadores, la luz que baña sus calles y monumentos con una atmósfera mágica es una de las señas de identidad de la capital hispalense. Y en este contexto, ... el barrio de Triana emerge como uno de esos lugares cautivadores que destila encanto en cada rincón que alberga. Sin embargo, muchos de esos encantos que posee el viejo arrabal pueden pasar desapercibidos a simple vista.
Más allá de lugares emblemáticos como la Parroquia de Santa Ana, el Castillo de San Jorge, el mercado de abastos o la Capillita del Carmen, Triana alberga rincones menos desconocidos pero igualmente encantadores, que requieren una mirada más atenta para ser descubiertos y capturados con la cámara. Algunos de estos sitios fueron captados por Raúl Doblado, fotógrafo de ABC, con cuyas imágenes hacemos una selección de esos lugares más desconocidos de Triana para hacer las mejores fotos.
Situado de forma paralela a la calle Castilla se encuentra el Paseo de Nuestra Señora de la O, denominado así desde 1963 en honor a la imagen de la Virgen de dicha hermandad. Se trata del margen derecho del río Guadalquivir, el que se encuentra entre Puente Cristo de la Expiración y el Puente de Isabel II, desde el que se obtiene una perspectiva totalmente distinta de la otra orilla de la ciudad. En este enclave es posible observar algunas pequeñas embarcaciones que atracan y parten desde sus embarcados. También es la zona en la que se instalan pequeños puestos de artesanía los domingos, lo que le da un toque aún más pintoresco.
Además, el Paseo de la O es un lugar excepcional para capturar magníficas fotografías debido a su fusión única de elementos visuales y su atmósfera singular. Sus adoquines antiguos, flanqueados por una extensa vegetación, crean una ribera encantadora que ofrece una perspectiva única tanto del Puente de Triana como del propio Guadalquivir. Precisamente, el río y sus reflejos aportan una dimensión adicional, especialmente durante las horas de más sol. En definitiva, desde este entorno es posible capturar la esencia del barrio, combinando la arquitectura tradicional con la serenidad del río, en un ambiente que incluso da aires de otros tiempos.
Callejón de la Inquisición
Desde la calle Castilla hay varios accesos para llegar al ya mencionado Paseo de la O. Sin embargo, el más emblemáticos de todos puede ser el Callejón de la Inquisición, cuya entrada se encuentra en la esquina que conecta la calle Calleo y la calle Castilla. Un pasaje de 35 metros de longitud que debe su nombre al uso que se hacía de él en el siglo XV, cuando lo que hoy se conoce como el Castillo de San Jorge funcionaba como sede y prisión de la Inquisición Española. Y es que ese breve trayecto que acogen sus muros era el recorrido que seguían los antiguos reos, ya fuera para ir a la cárcel, para ser juzgados o para ser condenados en la hoguera.
Sus accesos por la calle Castilla y por el Paseo de la O cuentan con un arco que sirve de puerta. Si se sigue el Callejón de la Inquisición en dirección al río, los pequeños tramos de escalera que lo componen van en descenso hasta llegar a la ribera. Además, en su entrada por la calle Castilla, se encuentra el encantador y simbólico Monumento a los alfareros, ceramistas y al cante por soleá de Triana. Con lo cual, gracias a ese ambiente pintoresco y antiguo que transporta a épocas pasadas, a los contrastes de luz y sombra, y a la textura de sus paredes y puertas, este rincón es un lugar perfecto del barrio para captar fotografías evocadoras.
Calle Santísimo Cristo de las Tres Caídas
La calle Betis o la calle Pureza, pertenecientes al casco antiguo de Triana, son dos de los lugares más emblemáticos del barrio. Actualmente, ambas destacan por su particular ambiente, con el que queda reflejada la auténtica esencia del viejo arrabal. Precisamente, en Pureza se encuentra la Capilla de los Marineros, sede de la Hermandad de la Esperanza de Triana, y hogar del que es considerado el vecino más antiguo del barrio: el Santísimo Cristo de las Tres Caídas. A este titular de la hermandad fue dedicado hace una década el nombre de una calle próxima, la del antiguo Pasaje de Bernal Vidal.
Desde este lugar, la actual calle Santísimo Cristo de las Tres Caídas, es posible también capturar fotografías memorables, teniendo como telón de fondo, a la otra orilla del río, la Plaza de Toros de la Maestranza. Basta con ajustar el zoom desde esta calle perpendicular a Pureza, aprovechando la ubicación estratégica de este lugar y sus características visuales únicas. Además, esta calle ofrece oportunidades para jugar con la composición, enmarcando la plaza de toros con otros elementos arquitectónicos que componen los bloques de pisos que quedan por delante y creando capas visuales interesantes.
Calle Alfarería
Triana fue durante siglos el epicentro de la alfarería sevillana y andaluza, teniendo como punto clave la calle Alfarería. A lo largo de los años, este lugar ha sido el corazón de la producción de cerámica y alfarería en la capital hispalense, una tradición que se remonta a tiempos antiguos. En esta calle, durante los siglos XIXI y XX, los artesanos tenían sus talleres y tiendas donde creaban y vendían una amplia variedad de productos de cerámica, desde azulejos y platos hasta jarras y objetos decorativos. Actualmente, queda poco más que el recuerdo, ya que no muchos de estos negocios se mantienen vivos y funcionando.
Lo que si se conservan son las estructuras de aquellos antiguos talleres artesanales. Algo deteriorados, siendo notorio el paso del tiempo por ellos. Sin embargo, eso no los exime de ser considerados un auténtico patrimonio de Triana. Un legado que preserva y celebra la rica tradición alfarera que llegó a albergar el barrio y la ciudad. Más que objetos físicos, lo que capturan las fotografías que se hacen desde la calle Alfarería es su autenticidad. El simple hecho de pasear por esta calle es una experiencia única, resaltando aún los coloridos azulejos decorativos que adornan fachadas y paredes. Un toque distintivo y visualmente atractivo que merece la pena ser fotografiado.
Calle Antillano Campos
El mismo legado artesanal que hay latente en Alfarería se percibe también en la calle Antillano Campos, las cuales se atraviesan entre sí formando una cruz. Este nuevo lugar que destacamos conecta Pagés del Corro con Callao, y debe su nombre a Francisco Antillano Campos, un joven militar que cayó en combate heroicamente en Marruecos, en 1915. Días después de su muerte, estos dos tramos que conforman la calle pasaron a ostentar el nombre de este primer teniente de las fuerzas Regulares de Ceuta, a raíz de que su padre, Francisco Antillano Noriega, antiguo teniente coronel de Infantería, fue vecino de la calle Betis.
Esta calle Antillano Campos estuvo dividida hace siglos en las calles Matamoros y Cuchilleros. A mediados del siglo XIX se fusionaron bajo el rótulo de Nuevo Mundo, denominación anterior a la actual. Al estar en dicho emplazamiento, atravesando Alfarería, esa calle se erigió también como epicentro de la tradición artesanal trianera. Con lo cual, la presencia de talleres y tiendas de cerámica fue también abundante siglos atrás, conservándose hoy en día algunas fachadas coloridas, adornadas con azulejos y cerámica, que crean una estética vibrante. Así, los rincones y detalles de la calle Antillano Campos, como puertas, ventanas y baldosas, hacen de este un lugar perfecto para fotografiar también esa esencia alfarera y ceramista del barrio.
Al igual que la alfarería y la cerámica, otro de los emblemas de Triana son sus patios y corrales de vecinos. Estos lugares encapsulan la esencia de la cultura, la arquitectura y la comunidad andaluzas; así, asomarse a alguno de ellos brinda una ventana al pasado y al presente de este encantador barrio. En concreto, estos corrales son espacios interiores compartidos, caracterizados por su disposición de viviendas alrededor de un patio central, muy popularizados en el siglo XIX. Son varios aún los que se conservan en la ciudad, aunque Triana alberga el mayor número de patios de vecinos en Sevilla.
Uno de los corrales más antiguos y mejor conservados es el Patio de Las Flores (calle Castilla, 16). Su construcción data de 1903, siendo lo más característico sus retablos cerámicos y azulejos, elaborados en el propio barrio. Las macetas que adornan sus paredes en el interior son otras de sus señas de identidad, las cuales han servido para que este patio de vecinos sea galardonado con numerosos premios. La imagen superior a estos párrafos muestra la entrada a este Patio de Las Flores desde la calle Castilla. Con esta fotografía es posible imaginarse cómo es el pasillo al que abren las casas, el cual permite acceder al fondo a otro patio que da al Paseo de la O, con vistas al río y al puente de Triana.
Otro corral de vecinos muy reconocido en el viejo arrabal, y en toda la ciudad de Sevilla, es la Cerca Hermosa (calle Alfarería, 32). Se trata de uno de los mayores patios trianeros, ya que está compuesto por varias edificaciones independientes entre sí, lo que la diferencia de otros estilos más homogéneos como el del Patio de Las Flores. Parte de este corral data de mediados del siglo XIX, mientras que otras fueron levantadas a principios del siglo XX. Asimismo, la Cerca Hermosa también ha recibido varios galardones, gracias a sus decorados interiores en los que no faltan los azulejos trianeros ni las macetas, como puede comprobarse en la imagen de debajo.
El último de estos lugares desconocidos de Triana a resaltar para hacer las mejores fotografías es el Centro Cerámica Triana. Un lugar que no lleva demasiado tiempo en pie (desde 2014), pero en cuyo interior hay un incalculable valor histórico y cultural. De hecho, fue construido con el propósito de convertirse en un espacio dedicado a la promoción y preservación de la tradición alfarera y ceramista de del barrio y la ciudad; de ahí que su emplazamiento sea el de la antigua fábrica de Santa Ana.
Este centro cultural y museo exhibe una amplia variedad de cerámica, desde piezas históricas hasta obras contemporáneas, y ofrece a los visitantes una visión profunda de la importancia cultural y artística de la alfarería en la zona. En concreto, pueden contemplarse en su interior piezas originales de Aníbal González, elementos de la colección del Ayuntamiento de Sevilla y antiguos equipamientos usados en la antigua fábrica de Santa Ana durante el tiempo que estuvo activa, como hornos, un pozo de agua, depósitos de arcilla, un torno alfarero o tablas de secado de moldes, entre otros utensilios.
Para quien desee visitarlo, el Centro Cerámica Triana (calle Callao, 16) está abierto de martes a sábado, con un horario de 11.00 a 18.00 horas. Los domingos y festivos cuenta con un horario reducido, de 10.00 a 15.00 horas. La entrada general tiene un coste de 2,10 euros, aunque también es posible beneficiarse de una entrada más económica por 1,60 euros, si se pertenece a colectivos como grupos de más de 10 personas, estudiantes de 18 a 25 años, poseedores del carnet joven, pensionistas y mayores de 65 años.
Todas las fotografías mostradas dan una imagen de Triana como un mosaico de vivacidad y creatividad del que disfrutan aquellos que se adentran en algunos lugares desconocidos del barrio, como los señalados. Todos ellos suponen una ventana hacia los detalles y la autenticidad que a menudo pasan desapercibidos, por lo que estas fotos logran captar esa esencia íntima y singular del viejo arrabal.
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