SFDK: «Estamos en nuestro mejor momento creativo»

Más de 50.000 personas han comprado ya la entrada para acompañarles en esta actuación con la que celebran su 30 aniversario. Será el 22 de junio y, en realidad, llevan un lustro de preparación. Desde el mismo momento que bajaron del escenario del auditorio Rocío Jurado, donde juntaron a 18.000 almas por el 25 cumpleaños. «Nos quedamos con la duda de que si habíamos agotado las entradas tan rápido qué habría pasado con un espacio mayor. Lo vi claro, esto lo teníamos que hacer con el 30», relata Zatu. La espera se acorta y aunque andan en plena ebullición creativa, ambos músicos posponen su actividad para abrirnos la que, de momento, es su última guarida: el estudio La Factoría, situado en el polígono PISA de Mairena del Aljarafe. También destapan la caja de los recuerdos. Mientras, Zatu alucina con la cantidad de mensajes que recibe en Instagram desde todas partes del mundo y con que alguien se tatúe su nombre y su compañero dj se preocupa en ofrecer las respuestas más certeras en la entrevista con la que promocionan el inminente evento.

¿Os consideráis unos artistas icónicos?, le preguntamos a cuenta de su participación en 2021 en la primera edición del festival de la Plaza de España y la relevancia de sus figuras en el género de la música urbana. «Sí, a día de hoy te diría que sí. Mentiría si dijéramos que no. Son 30 años de carrera, hemos inspirado a muchas generaciones y hemos hecho mucho por nuestra cultura. No es tampoco muy loco», responde Óscar, aunque en este punto discrepa Zatu. Yo no me considero como tal. Al revés, es la gente la que me hace llegar que nos admira. Hay quien se tatúa con nuestro nombre. Para mí es una locura aunque, claro, yo mismo llevo tatuado en la pierna a Robert De Niro, que también es una persona, un hombre que hace películas», bromea.

Una de las aristas de la fama es la responsabilidad que conlleva hacia el público, pero también hacia otros compañeros de profesión. A la macrofiesta de la Cartuja han invitado a casi una treintena -Kase.O, Green Valley, Beret, Kaze, El Chojin o La Excepción, entre muchos otros-. Algunos de ellos coetáneos de esa época de juventud en la que desde Pino Montano, el barrio de nacimiento de Zatu -Óscar es de Pío XII aunque como en todas las relaciones arrebatadoras se fue a vivir pronto con su colega- comenzaron a crear desde el sur «una industria underground del rap», con la distribución entre los propios creadores de maquetas y fanzines. «Hablábamos entre nosotros e intercambiamos nuestro material». Málaga, Zaragoza, Madrid, Barcelona... Y Bilbao, hasta donde se fueron para presentarse en un festival cuya primeras veces abrieron y del que acabaron por ser cabezas de cartel. «Siempre pegábamos en el directo. Ha sido nuestro fuerte. Hemos llegado aquí por nuestro directo, porque los discos te pueden gustar más o menos, pero cuando nos ve, la gente se engancha y nos sigue. Siempre nos fue fácil crecer por eso», cuenta Zatu, que asegura no sentir «vértigo» por servir de referencia a músicos más jóvenes. «Nuestro gran crecimiento, el poder llegar a varias generaciones tiene que ver, además de por la producción de Óscar, por un cambio en la forma de concebir el rap. Se basaba en una batalla, siempre se estaba vacilando a otro rapero. Hasta que nos dimos cuenta de que estábamos hablando a un rapero ficticio. Gracias a nuevas generaciones que empezaron a venir y hablaban más tiempo de sus cosas que de la de los demás, cambiamos el enfoque, el a quién le íbamos a hablar. Hemos aprendido más de la gente joven. No es una responsabilidad ser sus referentes, sino al revés, es un orgullo para nosotros que estén ahí».

SFDK tiene nueve discos y pese a que tomaron las riendas de su carrera en 2004 con la creación de su propio sello, recuerdan su anterior etapa como muy frenética y prolífica. De esos primeros años son, además de la maqueta 'Tras mil vueltas', los álbumes 'Siempre fuertes', 'Desde los chiqueros' y '2001 Odisea en el lodo'. «Para nosotros esos años fueron toda una vida. En ocho años en realidad ya ganamos dinero», dice Zatu. «¿Dónde está? Si yo tengo la clave del banco», bromea Óscar. «Hicimos tres discos en una compañía independiente. No nos gustó, acabamos hartos y creamos la nuestra propia», reconduce la respuesta Zatu, aunque rápidamente vuelve a cavilar sobre unos de los temas de la conversación previa y la propia entrevista: el paso del tiempo y cómo se acorta la sensación de su transcurso conforme se cumplen años. «El tiempo antes era más largo... Entonces no éramos tan malos... ¿Cuándo han pasado los otros 20 años?» «Estábamos de gira», concluye su amigo.

Con la autoedición, -«algo que hicimos todos aunque a algunos les salió peor»- llegaron el resto de álbumes. 'Siempre fuertes, 'Sin miedo a vivir', 'Redención', 'Inkebrantable'... Son títulos que son de partida una declaración de intenciones y denotan un estado de ánimo. ¿Qué pasó? «Que nos hicimos mayores. Ha pasado una vida. Es lo mismo de siempre, los sinsabores de la vida, las decepciones... Como todo, la gente se te acerca de una manera, no puede saber quién para algo bueno o para algo malo. Suerte que nosotros nos hemos tenido siempre el uno al otro. Es lo normal, que crecer te lleve a un sitio concreto. Hay gente que no, hay gente inconsciente que cuando llega a una edad dice 'es que yo soy así, no voy a cambiar, '¡Cómo que eres así. Si te está diciendo la gente que esto molesta así, cámbialo o inténtalo poquito a poco'. Mi socio y yo sí nos hemos mirado mucho al espejo tanto en lo personal como musicalmente. Yo personalmente soy un sufridor, soy feliz estando triste. El dolor del mundo lo hago mío, tengo esa manera de ser. Entonces todo eso se ha ido quedando ahí, pero a la misma vez tanto nuestra música como las letras quieren decir: ' Vamos pa'lante, vamos, que se puede», profundiza el cantante y escritor, quien hace años contó haber pasado una depresión. «Con 'Redención', en cierto modo, quería redimirme de cualquier cosa negativa que hubiera podido decir en los discos anteriores. Un 'éste soy yo ahora, siento si alguna vez he sido un capullo'».

Resulta insorteable hablar del barrio y de Sevilla al repasar la historia de este par de amigos que dejaron los estudios de FP para consagrar su vida a la música. «Somos gente de barrio, nos hemos criado siempre con vecinos en comunidad y gente que se ayudaba. Vivir en Pino Montano da una forma de ser. La identidad que te da cualquier sitio en el que naces. Siempre me gustó mucho por ser un barrio trabajador. Los mismos vecinos nunca dejaron que el barrio se abandonara, nunca se ha convertido en un gueto chungo. En la época de la heroína, las patrullas vecinales se encargaban de limpiar el barrio y los niños vivíamos entre jeringuillas. Todo eso inevitablemente da una forma de ser que se manifiesta en nuestra música», cuenta Zatu.

Tentados en alguna ocasión para mudarse a Madrid e impulsar su carrera, los SFDK desecharon la idea porque en la capital de España -dicen- «vieron» el frío y, sobre todo, por «miedo» a perder esa esencia adquirida en la periferia. Sevilla les 'pagó' en 2021 con la Medalla de la Ciudad, un punto en el que tampoco están muy de acuerdo los raperos. «A mí me gustó mucho. De los premios culturales si desconfío más porque no sé si están detrás intereses de promociones y discográficas. Pero éste sí creo que nos lo merecemos. Me resultó lógico por lo que habíamos hecho en nuestra trayectoria. El tiempo, los hechos y los logros dicen que es así. Cuando hice el 25 aniversario pensé que no podía aspirar a mucho más. Dije: 'De la pobreza a esto... Ya es mucho más de lo que yo en mi mente hubiese imaginado. Después llegó el concierto en la Plaza de España y me di cuenta de que las cosas de mi ciudad me seguían motivando mucho», relata Acción Sánchez. «Yo siempre desconfío de todos los premios, tanto si son de la industria como si son entidades. Algún interés tendrán. En invitar a los raperos y ser modernos. Pero también me hace sentir orgulloso, se nota que hemos hecho algo», responde Zatu, que a estas alturas de la conversación vuelve a coger el móvil para responder a sus seguidores en instagram.

¿Habrá concierto de 50 aniversario? «Sí, seguro. Ojalá. Claro», se apresuran en contestar. Estamos en plena forma, en nuestro mejor momento creativo», dice el dj. «Hacemos música de forma egoísta, para nosotros, pero tiene el poder de llegar a la gente. Somos afortunados. Es nuestro mejor momento porque es cuando más hondo hemos calado en la gente».