Los animales marinos pueden sufrir el síndrome de descompresión
La comunidad científica consideraba que los vertebrados buceadores no sufrían embolia gaseosa. Una investigación del Oceanogràfic en tortugas bobas ha demostrado lo contrario
EP
Se suponía que los animales marinos habían evolucionado a lo largo de millones de años para evitar el síndrome de descompresión , cuando disminuye de forma brusca la presión atmosférica (condición similar a la que podría padecer un buceador si ... no realiza las paradas de seguridad adecuadas durante la inmersión).
Sin embargo, un estudio realizado por el Oceanogràfic ha demostrado, por primera vez, que los animales marinos sí pueden sufrir dicho síndrome. Su hallazgo ha obtenido el Premio de Conservación del 34 Congreso Internacional de Biología y Conservación de Tortugas Marinas celebrado en Nueva Orleans.
La comunidad científica, pese a haber realizado múltiples análisis al respecto desde finales de los años 60 , consideraba que el síndrome descomprensivo no podría ocurrir en vertebrados buceadores, por lo que los resultados del Oceanogràfic suponen un cambio de paradigma importante a la hora de entender mejor la fisiología del buceo de dichos animales.
Estrategias de conservación
La investigación, dirigida por Daniel García y José Luis Crespo , dos de los veterinarios del centro, se inició cuando los técnicos del Oceanogràfic comenzaron a observar que algunas tortugas bobas que recibían en el «Arca del Mar» para ser tratadas tras su captura accidental presentaban signos compatibles con embolia gaseosa o síndrome descompresivo, ha informado la Generalitat Valenciana en un comunicado.
Los síntomas observados en las tortugas ya habían aparecido, con evidencias bastante contundentes, en cetáceos tras unas maniobras militares en Canarias y otras áreas del planeta. Aunque no se había podido demostrar del todo: la «prueba» definitiva se obtiene mediante el tratamiento en cámara hiperbárica de un animal vivo, para observar si remiten los signos clínicos producidos por las burbujas en sangre y otros tejidos. Lo cual resulta prácticamente imposible en el caso de los cetáceos, debido al tamaño y la severidad del proceso, que provoca que los animales mueran antes de poder ser asistidos.
En el caso de las tortugas, son extremadamente resistentes y mucho más pequeñas que un cetáceo, lo que ha permitido que lleguen vivas a las instalaciones del Oceanogràfic y hayan podido ser tratadas de manera adecuada por parte de los veterinarios .
García y Crespo quieren evaluar los actuales protocolos de intervención y las estimaciones sobre el impacto de las pesquerías sobre las poblaciones de tortugas marinas a nivel mundial. El siguiente objetivo de su plan de trabajo consistirá en comprobar si el síndrome descompresivo se da en otras regiones del planeta y ver qué medidas se pueden tomar para evitarlo o minimizarlo.
A raíz de la presentación de sus conclusiones en la reunión de Nueva Orleans, diversas organizaciones internacionales ya se han puesto en contacto con el Oceanogràfic para colaborar y establecer estrategias de conservación para preservar a estos animales en peligro de extinción .
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