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Coches geolocalizados

Innovación jurídica y tecnológica al servicio de la seguridad vial: así se colocó a España en la vanguardia mundial de la movilidad conectada

Ramón Ledesma

Madrid

Una vez concluidas las grandes disminuciones de las cifras de siniestralidad en los países europeos, la cada vez más difícil mejora de la seguridad vial debe centrar sus esfuerzos en la búsqueda de soluciones sobre determinadas tipologías de accidentes que, si bien pasaban desapercibidos cuando los datos eran elevados, representan sin embargo en la actualidad un problema significativo sobre el total. Entre esas tipologías están los atropellos en autopistas o autovías sobre vehículos averiados, accidentados o en operación en la vía. Los datos indican que Europa en 2019, de las 1800 personas que fallecieron en este tipo de carreteras un total de 250 eran peatones. Solo en España, en lo que llevamos de año, el colectivo de peatones atropellado en estas vías ha crecido (el único grupo que lo hace) cerca de un 20% (un total de 57 personas)

En esta tipología de accidentes debe recordarse que los atropellos con velocidades superiores a 80 km/h son mortales en su práctica totalidad. Que el 62% de los atropellos con víctimas en autopistas o autovía suceden al terminar la tarde o durante la noche. Y que, junto a ello, la distracción/móvil (que ya es el principal factor productor de accidentalidad) comienza a aparecer cada vez con más frecuencia en este tipo de accidentes (no existen huellas de frenada, siendo por tanto de mayor gravedad).

Para abordar este problema, la solución tradicional establecida por los países consistía en obligar a los usuarios a llevar en el vehículo y utilizar los denominados triángulos de emergencia, en caso de avería o accidente. Sin embargo, la realidad es que su valor de protección ha resultado escaso y dudoso y que, incluso, con cierta periodicidad, los conductores eran atropellados precisamente al sacar, colocar o recoger los triángulos del vehículo. Su colocación obliga a estar varios minutos en la plataforma de la calzada, su visibilidad es muy escasa – por posición y no generar luz- y no pueden además ser utilizados por conductores con movilidad reducida (no pueden bajar del vehículo).

En este contexto, para hacer frente a esta situación, dos exguardias civiles profundamente conocedores del problema, Jorge Costas y Jorge Torres, diseñan en 2017 un dispositivo luminoso de emergencia, autónomo, compacto, y fácil de usar que, sin salir del vehículo se activaba automáticamente y generaba destellos luminosos por la simple colocación sobre el techo del vehículo.

Al mismo tiempo que esto sucedía, desde la Dirección General de Tráfico y bajo la dirección (curiosamente) de otro Jorge (Ordás) se diseñaba y ponía en servicio una plataforma tecnológica de movilidad (denominada DGT 3.0) para recibir telemáticamente incidencias de la vía y remitirlas a los conductores que se aproximaban al lugar de aquellas. Se pretende con la plataforma advertir del riesgo (en ella se comunican obras en ejecución, actuaciones de operarios de mantenimiento de la vía, de los operarios de grúas de auxilio…) evitando situaciones de peligro y minorando notablemente los riesgos.

La Dirección General de Tráfico entendió en un momento determinado que ambas soluciones, el novedoso dispositivo luminoso y la plataforma DGT 3.0 debían estar relacionados y conectarse aportando así gran valor de protección en la vía a todos los usuarios. Por ello, desde el organismo público proceden a modificar la regulación de los triángulos tradicionales en el Reglamento General de Vehículos (técnicamente denominados señal V-16) adoptando tres decisiones: democratizar su uso describiendo sus características para ser fabricado por quien desee, sustituir su obligatoriedad por la de este dispositivo y regular entre sus requisitos la conectividad obligatoria con la plataforma DGT 3.0.

El cambio, publicado en el BOE tras la aprobación de la norma en el Consejo de Ministros del pasado martes, se realizará de modo progresivo, y terminará en 2026. El 1 de enero de ese año todo el parque de vehículos deberá portar y sus conductores utilizar, en caso de avería o accidente, la señal luminosa conectada, desterrando para siempre los clásicos triángulos de emergencia.

La incorporación del dispositivo en todo el parque vehicular español (antiguo y nuevo), y su obligada conexión a la plataforma DGT 3.0 convierte a España en el primer país europeo en ofrecer una solución estructural al creciente problema de los atropellos en autopistas y autovías, y provoca, en segundo lugar, un titular de especial trascendencia en el ámbito de la digitalización del transporte: «España 2026: primer país europeo con un parque vehicular íntegramente conectado»

Una vez más, como ya hizo en los 90 con la primera tecnología de la carretera (paneles de mensaje variable, postes SOS, Bus Vao,…) España vuelve a liderar la gobernanza tecnológica del tráfico y la seguridad vial en Europa. Y ahora, como en los 90 , los resultados tangibles comenzarán a llegar en los próximos años.

Ramón Ledesma es asesor de PONS Mobility.

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