Atanzón, de nuevo en manos del PSOE tras una moción de censura
PP y PCAS acusan al nuevo alcalde de haber dejado una deuda de 170.000 euros en las arcas municipales
El tres por ciento de la población de Atanzón puede presumir de haber sido alcalde del municipio durante esta legislatura. Y esto es así desde este miércoles, cuando la moción de censura del PSOE contra el que fue alcalde hasta ese momento, Raimundo Ramos, prosperó, pasando el bastón de mando al socialista Emeterio Calvo, conocido en el pueblo por muchos como el que dejó un agujero en las arcas municipales de 170.000 euros. En tres años este municipio ha conocido tres alcaldes, en una legislatura que ha estado salpicada de renuncias, ceses y regresos que han roto la calma de esta tranquila localidad que cuenta con apenas un centenar de personas censadas y 70.000 euros de presupuesto anual.
La historia empieza el 22 de mayo de 2011, cuando en las elecciones municipales en Atanzón el PSOE –partido que había gobernado desde la Transición– consigue dos concejales, el PP otros dos y el Partido Castellano (PCAS) se estrena con uno, convirtiéndose en bisagra de las dos fuerzas mayoritarias. Calvo había gobernado durante una década en el pueblo y tanto PP como PCAS sospechaban que había dejado en números rojos al Ayuntamiento. Por eso ambas fuerzas políticas se alían para gobernar, y es el popular Cándido Ramos quien se hace con la alcaldía. «Encontramos entonces una deuda de 170.000 euros y las arcas municipales a cero, asegura Raimundo Ramos, quien por entonces era el segundo de abordo en el PP municipal. Además ponen en marcha una auditoría, que revela existen facturas telefónicas por más de 300 euros mensuales a nombre de la mujer de Calvo y con cargo al Ayuntamiento.
Facturas de teléfono
«Si te quedas sin hacer nada, pues evidentemente no gastas dinero. Pero si quieres la mejora del pueblo, pues como cualquier familia, pides un préstamo, te vas endeudando y lo vas pagando como puedes», rebate Calvo ante tales acusaciones. En cuanto a las facturas a nombre de su esposa, asegura que «ya está cerrado» y que los abogados han llegado a un acuerdo, precisamente el que él propuso hace tres años. «Yo reconocí una serie de pagos de recibos de teléfonos como personales, así que me hago cargo», asegura. Pero Julio Peco, portavoz del PCAS en el Ayuntamiento, no opina que se haya zanjado el asunto. «Yo cierro un negocio cuando pago, no antes. Y hasta ahora no ha ingresado el dinero», dice rotundo. Además recalca: «Su nombre todavía está en la Sección de Enjuiciamiento del Tribunal de Cuentas de Madrid», tal y como también dijo durante la moción de censura.
El nuevo gobierno
Con mucho esfuerzo, van menguando la deuda, incluso terminan los años con un pequeño superávit en las cuentas. Al principio sufren cortes de luz en algunos edificios municipales –que el propio alcalde sufraga de su propio bolsillo– porque no pueden pagar ni las facturas de lo más básico. En agosto de 2013, Cándido Ramos deja el cargo de alcalde para, a principios de 2014, abandonar la concejalía definitivamente. Se rompe así el frágil equilibrio. «Como es un municipio pequeño con listas abiertas, entró como concejal en el Ayuntamiento el siguiente más votado de la lista, que era del PSOE», ilustra Raimundo Ramos. Así, quedaban el concejal (y alcalde) del PP. Raimundo Ramos; Julio Peco como representante del PCAS; y tres concejales del PSOE, que podrían sacar adelante una moción de censura. «Fue lógica democrática. Si somos mayoría en el Ayuntamiento, es normal que el alcalde sea de nuestro grupo», explica el nuevo alcalde socialista. Ambos portavoces de la oposición se muestran indignados. «Lo mejor de todo esto es que no era la primera vez que presentaba una moción de censura, ya que en el 2002 hizo lo mismo pero contra los de su propio partido: de cinco concejales del PSOE, tres votaron a favor de expulsar al alcalde socialista de entonces. Su propio compañero», asevera el concejal del PCAS en el Ayuntamiento.
Tanto Ramos como Peco están de acuerdo en que se siguieron los pasos con arreglo a la ley electoral, pero critican las formas. «Lo primero que hizo fue llamar a la Guardia Civil. Tendría miedo a algo, no sé a qué», dice Ramos. Calvo se defiende: «Raimundo se me acercó un día antes y me dijo una serie de improperios. Para que no hubiese problemas, llamé a la Guardia Civil». Sin embargo, para el portavoz del PCAS la mayor ofensa fue la presencia de Julio García, diputado provincial de Guadalajara y Santiago Tierraseca, diputado regional en las Cortes de Castilla-La Mancha en el acto: «Esto quiere decir que el PSOE provincial apoya la candidatura de un hombre que dejó en la ruina al Ayuntamiento de Atanzón».
Aún fuera del Gobierno municipal, ni Ramos ni Peco piensan quedarse sentados y ambos aseguran que se presentarán a la alcaldía las próximas elecciones. «Yo estoy muy ofendido y los vecinos están indignados», asegura el portavoz del PP. «Yo el futuro lo veo negro, muy negro. Y es muy posible que aumente la deuda cada día que pase», dice por su parte el representante del PCAS en Atanzón. Una historia polémica que sigue azotando las tranquilas calles de Atanzón.
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