El lobo ibérico y el ganadero, dos especies antagonistas en peligro de extinción

Los últimos ataques a las reses de la Sierra Norte enfrentan a los partidarios de la especie protegida y los que piensan que las posturas son irreconciliables

El lobo ibérico y el ganadero, dos especies antagonistas en peligro de extinción apag

p. biosca

Como en el cuento del «lobo feroz» -lobo ibérico, en este caso-, en la Sierra Norte de Guadalajarase están viviendo en el último año ataques de animales salvajes al ganado. En concreto, y según los datos de la Diputación provincial, se han registrado 11 terneros ... muertos, 2 vacas y 29 ovejas (que los ganaderos elevan a 200 en lo que va de año). La situación enfrenta a las facciones que están a favor de una mayor protección de este animal, ya que está en peligro de extinción, y aquellos que ven imposible la coexistencia entre el ganadero y el lobo.

Esta especie entró en los años noventa en la Sierra Norte de Guadalajara debido al gran movimiento de las manadas, en concreto, los grupos que se desplazaron desde la parte norte del río Duero (donde la población se mantiene estable) a la parte sur. «De Castilla y León el lobo fue recolonizando zonas del Sistema Central para acabar en el Ibérico», explica Miguel Ángel Hernández, encargado del área de Conservación de la Naturaleza de la agrupación Ecologistas en Acción , además de portavoz regional de la misma. «Por eso el problema no es de ahora, lleva más de veinte años. Nadie pone en duda que es una especie compleja, pero no se puede seguir ocultando al lobo debajo de la alfombra», continúa.

Aunque no hay un censo oficial de cuántos especímenes de este tipo existen en la zona, los números van desde 16 a 20 lobos. Un grupo que, a priori, no parece muy numeroso, pero que tiene en vilo a toda la comunidad ganadera de la zona. «El otro día mataron unas sesenta ovejas. Y eso no acaba ahí, porque después eso crea estrés al ganado, hace que aborten las vacas... no es solo que los maten, son también los daños colaterales que crean», explica Juan Arenas, el recién elegido presidente de la Asociación de Ganaderos de la Sierra Norte y quien ve una clara incompatibilidad entre ambdas especies: los ganaderos y los lobos. Él también ha sufrido estos ataques en su propia explotación y se muestra indignado con el trato de las administraciones: «El problema es que llevamos mucho retraso con las ayudas que dijeron que nos darían, y a día de hoy, a ninguno nos han pagado nada».

Ayudas

Hace apenas una semana la Diputación de Guadalajara se comprometió a repartir entre los ganaderos que sufren estos ataques 16.000 euros, y la Junta de Castilla-La Mancha anunció en abril que aportaría 20.000 euros más, aparte de hacerse cargo de las subvenciones impagadas por el anterior Gobierno. «No son suficientes. Hay que tener en cuenta que una oveja no vale mucho [unos 100 euros por ejemplar], pero un ternero puede llegar a los 600 euros. Si te matan siete, ya se han cargado el sustento de un ganadero de todo un año», se queja.

Pero, ¿por qué los lobos atacan al ganado? ¿Supervivencia por escasez de recursos? ¿carácter violento? Alberto Mayor, representante de Guadalajara de Ecologistas en Acción y que está familiarizado con el tema de la zona, explica que existen varias razones: «La naturaleza es una cadena. Si el lobo se alimenta de pequeñas presas como conejos o libres, pero ha disminuido la población de estas especies por enfermedades o por la caza, lógicamente, buscarán en otro lugar. Una solución sería repoblar los montes con animales que mantengan el equilibrio de la cadena, como se hace en los mismos cotos de caza, solo que en vez de para los humanos, serviría para los lobos».

El burro como solución

Además de la repoblación con conejos, Mayor aporta otras soluciones: «Se podría dar a los ganaderos ayudas para que instalen vallas electrificadas o que compren mastines». Arenas, que posee varios perros de esa raza, discrepa. «No es tan sencillo, porque hay que amaestrarlos y lleva su tiempo». Por otro lado, Mayor señala una tercera vía que está dando resultado en explotaciones ganaderas en Galicia: los burros. «En cuanto detectan la presencia del lobo, rebuznan fuertemente. Los depredadores entonces se fijan en ellos y los burros les acaban espantando a coces. En el norte les va bastante bien con este sistema porque el pastor se lleva al animal también por el día, con lo que evita también ataques diurnos».

Tanto ganaderos como ecologistas dicen no tener ninguna disputa y han tenido reuniones en varias ocasiones, de las que surgió otra nueva posibilidad: un seguro privado que indemnizara contra estos asaltos. Sin embargo, los ganaderos no están de acuerdo, ya que opinan que el problema no es suyo. «Aquí hay 38 pueblos y unos pocos ganaderos. ¿Quién mantiene todo esto? La gandería. Ojalá fuera el turismo, pero no es así. Nosotros solo queremos vivir dignamente, y estamos aguantando porque amamos el campo», sentencia Arenas.

Sin duda, el problema entre los lobos y los ganaderos es un tema complicado, y por lo que parece, muy lejos del «y fueron felices y comieron perdices».

El lobo ibérico y el ganadero, dos especies antagonistas en peligro de extinción

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