Aranguren recuerda en su alegato el fallo del tribunal del caso Wanninkhof

E insiste en esta presunta torpeza. «Si la data de la muerte se sitúa a las 20 horas como límite y sale de la casa a las 21 horas, habría tenido tiempo para limpiar esos vestigios », para más tarde apuntalar en la mente de los jurados que en los pañuelos que se señalan como objeto de la sofocación «no aparece sangre». El letrado ha apoyado sus conclusiones en la imagen que las «filtraciones» elaboraron de su clienta a lo largo de los últimos dos años: «Se mancilló su honor sin derecho alguno y se entró en detalles de su vida privada con un intento de crear un ambiente hostil porque no había pruebas de cargo . Se hizo para decir no tengan miedo porque es un monstruo, no tiene dolor por la muerte de su hija. Hay una intención de apuntillar a alguien tocado y casi hundido », ha expresado. Profundizando en la petición de libre absolución, el abogado ha revelado que «no queremos condenas a medias porque estamos convencidos de la inocencia de Rosario» . Y sobre los episodios de sedación, en los que fiscal y acusación particular insistieron, el letrado de Porto ha expuesto que «no me cabe en la cabeza que haya que hacer prácticas de dopaje para acabar asfixiando a alguien con un objeto deformable».

La falta de un móvil contundente también ha sido aprovechada por el abogado defensor , que ha explicado que si la niña estorbaba «la madre tenía posibilidades económicas para mandarla interna o para ceder la custodia a su padre» . Y ha llegado a bromear acerca de un plan común para acabar con la vida de Asunta: «¿Ustedes se imaginan mejor manera de recuperar a la pareja que matando a una niña? Es lo que siempre se hace, claro».