Besteiro, al ralentí un año después

El secretario general de los socialistas gallegos cumple un año al frente de un partido sumido todavía en batallas internas que él «no ha sabido cerrar». Le achacan la falta de programa político

Besteiro, al ralentí un año después efe

C. PICHEL

El reloj enfilaba ya las once de la noche cuando un eufórico «Pachi» Vázquez recorría la penúltima etapa de su adiós definitivo a la Secretaría General del PSdeG. Era 7 de septiembre de 2013. Los militantes socialistas, en un revulsivo proceso que tensionó hasta el límite las relaciones ... entre la ejecutiva gallega y la federal comandada por Alfredo Pérez Rubalcaba, hablaron en las urnas. No hubo sorpresas. El candidato que estaba en boca de todos para suceder a «Pachi», José Ramón Gómez Besteiro, se impuso sin mayores problemas a un desconocido Manel Vázquez, alcalde de A Illa de Arousa . 77 por ciento frente a 21. David esta vez no conseguía derrotar a Goliat.

De ese proceso, bautizado por el entonces líder socialista como primarias consultivas, —con escasa validez para Ferraz por aquel entonces hasta que después Rubalcaba las pusiese como ejemplo a seguir a la hora de escoger a su sustituto— se cumplió ayer un año. Pese a que su ratificación como nuevo cabeza del PSdeG tuvo que esperar hasta un congreso a final de mes, ese 7 de septiembre Besteiro empezó a coger los mandos de un partido maltrecho ente tanta familia enfrentada.

Dos retos se antojaban perentorios: unir dentro y tratar de convencer fuera. En lo primero, y pese a que la impresión dentro de la formación es de una gestión «más democrática» que la desempeñada por «Pachi», quedan muchos deberes por hacer. Y en lo segundo, los resultados de las europeas confirmaron aún más la caída socialista de los últimos años. Las municipales de 2015 se convertirán en el primer test de verdad para el también presidente de la Diputación de Lugo, a quien internamente lo siguen viendo «un poco light en general», resaltan las fuentes socialistas consultadas por ABC. Porque ese es, en definitiva, su perfil: no molesta, pero tampoco convence.

Sin posibilidad de acuerdos

Cuando Besteiro se convirtió en nuevo líder de facto del socialismo gallego inició una ronda de contactos con todas los dirigentes de la oposición, así como con el presidente de la Xunta. Feijóo lo recibió en noviembre de 2013. De ese encuentro apenas salieron acuerdos, aunque el PSdeG mudaba la actitud hermética de Vázquez con respecto a la reforma electoral por una más abierta al diálogo. Los augurios optimistas nunca se plasmaron en la práctica. La reducción de diputados se aprobará durante este nuevo curso político solo con los votos populares salvo cambio «in extremis».

Pero la imposibilidad de pactos ya se constató mucho antes. El pasado Debate sobre el Estado de la Autonomía vino a confirmar que ese nuevo PSdeG tenía en realidad los dientes de perro viejo. El PP intentó cortejar al grupo socialista por todos los medios. Solo consiguió portazos, directamente enviados desde la tribuna del Parlamento, el sitio desde donde Besteiro controló a los suyos esos dos días.

«Perfil muy plano»

Un líder sin escaño y un escaño con un antiguo líder. Esa es la paradoja con la que trabaja su formación en la Cámara autonómica. El lucense dirige desde fuera un grupo cuya imagen representa José Luis Méndez Romeu en su puesto de portavoz parlamentario para mayor desconocimiento de la de Besteiro en la esfera pública, lo que agudiza su «perfil muy plano», en opinión de las fuentes consultadas.

Un grupo, además, creado según los intereses de su anterior en el cargo, quien incluso maniobró para cambiar su rango de diputado raso por el de vicepresidente segundo de la Mesa. Su estrategia, y la de sus fieles guardaespaldas, se fraguó cuando se avivaron de nuevo las llamas orensanas. Porque los incendios de verdad que todos los años padece la provincia también tienen sus réplicas en el plano político, concretamente en la ciudad, donde las familias «pachista» y «paquista» (por su afinidad al exalcalde Francisco Rodríguez) comparten equipo de gobierno, pero no sensibilidades.

Líos internos de norte a sur

El fuego orensano comenzó en pleno invierno. Los cinco ediles del sector próximo al exsecretario general del PSdeG abandonaron el pleno municipal rompiendo con ello la disciplina de voto. A partir de entonces, todo fue a peor. El cruce de acusaciones entre unos y otros, la retirada de competencias a uno de ellos y la multitud de reuniones fallidas hicieron insostenible la situación. Dos eran las salidas: desautorizar al propio alcalde, Agustín Fernández, o bien sancionar a los concejales críticos. Besteiro, nada amigo de dar golpes sobre la mesa, optó por la menos grave y decidió suspenderlos de militancia, aunque eso supusiese una declaración de guerra al sector «pachista», deseoso de hacerse con las riendas del Ayuntamiento.

Con Orense aún desprendiendo humo, varios conatos fueron prendiendo de norte a sur. El enfrentamiento entre la ejecutiva local de Ferrol y el grupo municipal socialista, la abultada deuda heredada de la anterior dirección del partido, el escándalo de las afiliaciones masivas de militantes en la agrupación de Santiago, la sublevación de los ediles de Foz o los ataques del exministro Francisco Caamaño a la cúpula acumulan el trabajo en la sede de O Pino. «No ha sabido cerrar fisuras», resumen fuentes socialistas.

Las mismas también hacen un balance crítico en lo referente a la estrategia política. «No ha habido avances en cuestiones programáticas ni ideológicas. Ha dejado pasar el tiempo», explican con cierto aire de decepción. Porque Besteiro ha preferido conducir al ralentí estos 12 meses mientras sus opositores internos ya cambiaban a quinta. Su máxima de «no hablar de cuestiones internas salvo internamente» parece ser suya y solo suya.

Besteiro, al ralentí un año después

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