«No hay nadie que no tenga interés en saber qué pasó realmente y por qué»

—Llamé a la ministra [de Fomento, Ana Pastor], al presidente de la Xunta, a la conselleira de Sanidade, a los responsables de Renfe y de Adif. Vi la magnitud que tenía aquello y a partir de ahí, intenté colaborar.

—Un año después, ¿qué siente?

—Fue duro para todos, obviamente para las víctimas y para sus familiares, terrible. Vimos cosas que hubiéramos deseado no ver en toda nuestra vida. Fue un día triste, pero un día donde también hay que poner en valor cómo todas las administraciones funcionaron de forma coordinada. Se consiguió, en la medida de lo posible, actuar con la mayor urgencia.

—¿Qué va a hacer hoy?

—He dicho siempre que el mejor homenaje que se puede hacer a las víctimas es trabajar, recordándolas, acompañándolas en el dolor desde ese recuerdo, con el máximo respecto.

—Los vecinos de Angrois han manifestado que no recogerán la Medalla de Galicia por ser un día de recogimiento. ¿Debería haberse cambiado el día de la entrega?

—Las Medallas de Galicia son un reconocimiento de todos los gallegos a los que ya no están, a los familiares, a los cientos de personas que esa noche terrible, y en los días posteriores, trataron de ayudar. Es una muestra de respeto, de recuerdo y de reconocimiento en el día que se conmemora un año de la tragedia. La intención de las administraciones no es generar tensión ni malestar. En este sentido, valoramos con el máximo respeto las decisiones que tomen las asociaciones de víctimas o los vecinos.

— Y como no podía ser de otra manera, los Fuegos del Apóstol recordarán a las víctimas. ¿Es el particular homenaje de toda la ciudad?

—Esta noche en la plaza del Obradoiro van a estar vecinos de Santiago, de toda Galicia y me atrevería a decir que de buena parte de España y de muchos lugares del mundo. Y todos vamos a traer a nuestra memoria lo que sucedió esa noche. Será un homenaje precioso y hecho desde el recogimiento.

—Es un corredor nato, ¿también sus zapatillas le llevan por Angrois?

—He pasado por allí en varias ocasiones, la última en una carrera popular.

—¿Y qué siente al mirar la curva?

—Revives intensamente lo que ocurrió, te sientes sobrecogido y te das cuenta de lo difícil que tiene que ser para los vecinos de Angrois superar aquella noche tan dramática.

—Otra carrera de fondo es la instrucción judicial. ¿Cómo la ve? ¿Cree que el maquinista es el único responsable de la tragedia?

—Hay que dejar actuar a la Justicia. Hay una comisión de investigación de accidentes ferroviarios, una subcomisión en el Congreso de los Diputados, una investigación judicial... Creo que hay que ser muy respetuoso. Pero también hay un hecho cierto, y es que a kilómetro y medio de la fatídica curva hay una estación donde tenía que parar el tren y que dicho tren llegó a esa curva a una velocidad infinitamente superior. Si hay algo que modificar para evitar que un acontecimiento así se pueda repetir, que se aplique.

—¿Y usted cree que hay algo que modificar en el trazado o en cuanto a la seguridad? Varios peritos dicen que con el diseño original no se hubiese producido el accidente.

—Sobre ese tema ahora es muy fácil hacer valoraciones, igual que en el Ayuntamiento de Santiago [en referencia a la crisis política que derivó en 13 dimisiones y su entrada en el Consistorio]. Insisto en que hay que dejar hablar a la Justicia y a las personas que saben en los diferentes ámbitos. Hacer elucubraciones lo único que introduce es más dolor a los familiares de las víctimas y más confusión.

—Pero precisamente los familiares y las víctimas se quejan de una falta de asunción de responsabilidades más allá de la del maquinista. ¿Qué les diría a todos ellos?

—Les diría que tuviesen paciencia, que esperaran a que se resuelvan los diferentes procedimientos que están abiertos y que no tengan ninguna duda que por parte de las administraciones se está actuando con responsabilidad y con rigor. Porque no hay nadie que no tenga interés en saber qué pasó realmente y por qué pasó.