A la vendimia en bus turístico

Galicia se sube al carro del enoturismo y, con la vendimia a punto de comenzar, busca fórmulas para convertir la calidad de sus vinos en un potente atractivo turístico

A la vendimia en bus turístico MIGUEL MUÑIZ

JORGE PAN

No hace tanto tiempo, el turismo era cosa de muy, muy pocos. Hasta hace pocas décadas, cabían en un teatro los gallegos que habían salido de España, quitando las tradicionales escapadas a Portugal. Los destinos turísticos habituales (las capitales europeas más monumentales y las mecas ... del sol y la playa) eran, a pesar del ruido de los flashes en unos y el atorrante calor en las otras, lugares adecuados para vivir unas vacaciones tranquilas.

Con la democratización del turismo, el aumento del poder adquisitivo y la caída en picado de los precios de los transportes, todo esto cambió. Los lugares que habían acogido el turismo elitista de los primeros tres cuartos de siglo se convirtieron en hervideros de multitudes, haciéndolos lugares sensiblemente menos propicios para unos días de desconexión.

Paralelamente a este fenómeno nació el del turismo especializado: una modalidad de viaje destinada a nichos de mercado muy concretos y a gente que comparte unos intereses bastante menos masificados que el bronceo o la fugaz pasada por los «sitios de obligada visita» marcados en las guías. Fueron cogiendo peso así el turismo de montaña, el «turismo de aventura» a países lejanos y exóticos y una miríada más de opciones que se abrían en abanico ante los ojos del viajante.

En Galicia gozamos siempre de una meca del turismo especializado, en este caso el de motivación religiosa y cultural: el Camino de Santiago. No obstante, la Comunidad tiene muchas otras potencialidades que en los últimos años se están empezando a explorar. La pasada semana la directora de Turismo de Galicia, Nava Castro, abría el camino para la promoción del hidroturismo, es decir, de aquél que intenta poner en valor los recursos hidrológicos de los que goza Galicia y convertirlos en una atracción turística. Pero desde hace algún tiempo más, diversos organismos públicos y privados están dándose cuenta del enorme atractivo turístico de otro de los tesoros gallegos: el vino.

El enoturismo nació como una combinación de varias modalidades de turismo especializado: el gastronómico, el cultural y —un componente que está cogiendo cada vez más fuerza— el de salud, con la popularización de la vinoterapia, una técnica nacida en Francia que intenta aprovechar los beneficios que el vino puede brindarle a nuestro organismo. Se articula en torno a la visita a bodegas y plantaciones acondicionadas a tal efecto que, además de enseñar a sus curiosos visitantes todas las intimidades acerca de la elaboración de este preciado zumo de uva.

Rutas del vino

Hoy existen en Galicia cuatro rutas del vino, una por cada denominación de origen: Rías Baixas, Ribeiro, Monterrei, Ribeira Sacra y Valdeorras, que este verano se unieron para darle un impulso definitivo a nuestra comunidad como destino enoturístico.

Las actividades que se ofrecen en cada ruta son de lo más variadas: desde la participación en la vendimia (en los meses de septiembre y octubre) hasta rutas entre viñedos y bodegas en caballo, bicicleta o a pie; pasando por las inevitables comidas o cenas con el maridaje con el vino como elemento principal.

Mención aparte merece el Viñobús, un autocar que recorre todos los puntos de interés de las zonas vinícolas. En las Rías Baixas, por ejemplo, el Viñobús recorre hasta el día 26 de octubre un total de 15 bodegas, que se abren al público en su momento de más actividad. En palabras de Nava Castro, el futuro del enoturismo en Galicia pasa por la vinculación de las cinco D.O. y el maridaje de la enología con «la gastronomía, el patrimonio, la cultura y la tradición». ¡Salud!

A la vendimia en bus turístico

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