Cese temporal de la relación

Hemos llegado al punto en el que la política, en Valencia, se ha convertido en aritmética. Parece ser que cualquier pacto es posible siempre y cuando sume lo suficiente para ser presidente de la Generalitat. Y en esa búsqueda, el que tiene posibilidades –o se lo cree- explora todos los mercados, a su izquierda, a su derecha, arriba y abajo. Y cuando fracasa, vuelve a la casilla de salida.

La transparencia es lo que tiene, que deja ver todo. Incluso las entrañas de una negociación entre partidos en la que la política ha dejado paso a la aritmética. Y claro, cuando la aritmética pura no ha dado resultado y hemos vuelto a la política, ocurre que los ciudadanos, gracias a la transparencia, no nos lo creemos.

No, ya tenemos claro que no es una cuestión de las políticas de futuro, de que va a hacer el próximo gobierno; es una cuestión de los números del presente, de cómo demonios consigo los votos y las abstenciones suficientes. Y eso nos lleva, al menos a mi, a una reflexión. Y es que tengo la sensación que ante el gobierno débil –sin mayoría absoluta en las Corts- que vamos a tener, los partidos en la legislatura que se avecina (esto si que va a ser como “la que se avecina”) van a estar más ocupados luchar por el poder que en trabajar por los ciudadanos.

Y ahí estaremos los votantes alucinados viendo como nuestros representantes, una vez más, no nos representan a nosotros, sino que a ellos mismos en su pugna por el poder. La verdad es que nuestra clase política se está retratando una vez más. Todos asistidos de razón y sobrados de aspiraciones. Será el momento de plantearles un cese temporal de la relación.