Mercadeo independentista en el santuario patriótico

La lluvia no logra inundar las calles del centro de Barcelona. Quienes lo hacen son los mercadillos dedicados a la venta de todo tipo de objetos independentistas, incluidas las camisetas que esta tarde llevarán los participantes de la Vía catalana que se ha organizado con motivo de la Diada. Uno de esos puntos comerciales es el Fossar de les Moreres, donde se rinde culto a los patriotas catalanes. En este santuario del secesionismo, cercano al paseo del Born, el marketing coincide con actos dedicados a pedir la libertad de "presos políticos", esto es, de personas vinculadas a Terra lliure o a ETA, como Lola López y Marina Bernadó, a las que siempre se rinde homenaje en la Diada. Apenas se puede dar un paso por las inmediaciones del Fossar, tal es el flujo de paseantes con la bandera independentista atada al cuellos, familias con niños y perros adornados con accesorios reivindicativos y activistas que reparten folletos en favor de la separación de España. La aglomeración humana convive con esos numeros tenderetes dedicados a la venta de mil y un objetos estampados con la "estelada".

El Fossar está situado junto al Born, muy cerca del centro cultural inaugurado el lunes y que está dedicado a 1714. Un pequeño paseo permite acceder al paseo Lluís Companys, donde está situado el Arco del Triunfo, donde se ha colocado una enorme bandera independentista, principal reclamo de otro punto de venta de objetos independentistas. En este lugar se instala cada año la Muestra de Entidades, una mezcla de actividad comercial, cultural y de ocio dedicada a la causa independentista. También es difícil moverse entre tanto público y estand.

Una cajetilla de tabaco para engancharse al "vicio" de la independencia solo es un ejemplo de ese original marketing utilizado para atraer clientes, pero también abundan pancartas con la defensa de un solo idioma, el catalán -y como mucho, el esperanto-, reparto de carteles con la frase "Catalonia is not Spain" o paradas en las que se informa de la realidad catalana bajo el tamiz del ideario separatista. Camisetas, zapatillas de deporte y bolsos inspirados en esa reivindicación pueden comprarse en este recinto.

Porque la Diada es una fiesta, sí, pero también del consumo.