punto de fuga

George Soros

Soros es, por encima de cualquier otra consideración, un pensador; alguien que ha sabido adivinar la sombra de las viejas religiones laicas tras el aséptico velo tecnocrático de las doctrinas económicas hoy dominantes

josé garcía domínguez

Que George Soros haya elegido Barcelona para alojar su fundación indica que acaso no esté todo perdido aún en el proceso de tibetanización de la cultura catalana. Soros es lo más parecido a David Ricardo, uno de los padres fundadores de la ciencia económica, que ... ha producido la época contemporánea: un especulador financiero dotado de inusitado talento para la reflexión teórica y la modelización abstracta. Todo lo contrario, pues, al arte de mirarse el ombligo con gozosa, deslumbrada admiración que, de un tiempo a esta parte, viene siendo norma en Cataluña. Porque no se trata de otro filántropo multimillonario más o menos excéntrico, de ésos que tanto suelen atraer la atención de los medios de comunicación. Soros es, por encima de cualquier otra consideración, un pensador, un intelectual obsesionado por los dilemas que afronta la filosofía liberal en el instante presente; alguien que ha sabido adivinar la sombra de las viejas religiones laicas tras el aséptico velo tecnocrático de las doctrinas económicas hoy dominantes.

Clarividente lucidez a la que no es ajena su peripecia biográfica, la de un judío húngaro que ha sobrevivido al nazismo y al comunismo, las dos iglesias paganas que llenaron de tumbas el siglo XX. Así, a propósito de los devotos del “laissez faire”, la parroquia de los creyentes en eso que él mismo bautizó como “fundamentalismo de mercado”, ha escrito que su fe “es una perversión de la verdad supuestamente científica como pueda serlo el marxismo-leninismo”. Antes el objeto del culto se llamaba materialismo dialéctico y ahora responde por libre mercado, pero el sustrato profundo de ambas devociones, barrunta Soros, es idéntico. Una frase de Lenin que grabaron a los pies del monumento a Marx, en el centro de Moscú, resume ese espíritu común: “El marxismo es todopoderoso porque es verdad”. Cámbiese el apellido del autor de “Das Kapital” por el de cualquier “gurú” de la desregulación total de la economía y el dogma canónico seguirá siendo el mismo. Bienvenido, George.

George Soros

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