FUNERAL DEL EX-PRESIDENTE
«¡Viva Suárez»!
Miles de abulenses reciben entre aplausos y lágrimas la llegada del cortejo fúnebre del ex presidente del Gobierno
maria gajate
Banderas con crespones negros en los balcones, ojos empañados por las lágrimas del dolor y el recuerdo en los rincones y el calor de miles de abulenses a pie de calle recibieron entre gritos de «viva» el féretro del ex Presidente del Gobierno, Adolfo Suárez. ... Las campanas anunciaban de fondo su llegada y el eco de los vítores que le acompañaron en su recorrido por la ciudad acrecentaron la emoción en el lugar. Eran las dos menos diez de la tarde cuando los restos mortales de Suárez hicieron su aparición en la plaza arropados por incesantes ovaciones. Ya a hombros de agentes de la Policía Local y ante la atenta mirada de la familia y las autoridades, el tiempo se detuvo al son del Himno Nacional. Un espectador, con su emotivo grito de «¡viva Suárez!», respondido al unísono por otro «viva», despidió al ex presidente mientras se alejaba y entraba en la iglesia. A continuación la multitud le siguió en una cola kilométrica que procesionó hasta el interio del templo. Antes, Adolfo Suárez Yllana, el hijo del ex presidente, se fundía en un emotivo abrazo con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en las puertas de la catedral.
Dentro de la seo esperaban desde hacía más de una hora distintas autoridades como el también ex presidente del Gobierno, José María Aznar; el abulense Ángel Acebes y Jaime Mayor Oreja. En primera fila, el vicepresidente del Senado, Juan José Lucas, quien allá por marzo de 1997 fue el encargado de imponer a Suárez la Medalla de Oro de las Cortes de Castilla y León. Mientras, el actual presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera , que estuvo acompañado por la práctica totalidad de los consejeros de la Comunidad, había recibido en la entrada de la Catedral, junto al alcalde de Ávila, Miguel Ángel García Nieto, y el obispo, Jesús García Burillo, a Rajoy, que llegó andando a la catedral y también fue ovacionado por los abulenses pocos minutos antes de que apareciera el cortejo fúnebre.
«El frío y el viento no han dado hoy tregua, pero no importa. Se lo merece. Es lo mínimo que le debemos a este gran hombre», aseguraban varios vecinos de Ávila a las puertas de la catedral, donde desde primera hora se apostaban para dar el ultimo adiós «con orgullo» a su mejor paisano. Desde las ocho de la mañana se pudieron ver a las primeras personas en los alrededores del templo que, poco a poco, se fueron multiplicando con la llegada de más «fieles admiradores» del carismático político. Estaban los que «vivimos su presidencia», pero también los escolares que «aprenden ahora de ella». Tras las vallas, también antiguos compañeros de CDS que portaban fotos con el que fue «un líder irrepetible» y otros votantes que aun guardaban su cartel electoral.
«¡Viva Suárez»!
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