Bieito Rubido: «España es el único país que se disgusta por encontrar una mina de oro»

El debate se abrió con la excarcelación del sanguinario Potros, a quien San Sebastián calificó de «auténtico diablo». San Sebastián recordó el carácter político de la Audiencia Nacional, a cuyos miembros designan las fuerzas políticas, asunto este que subyace en la salida de la cárcel del etarra.

«Me conformaría con oír a los representantes del PSOE y del PP decir esta decisión me repugna aunque tenga que acatarla», subrayó la columnista de nuestro diario. Camacho recordó, entre otros casos, que a Jaume Matas, por ejemplo, le han retirado el tercer grado tras una condena de nueve meses, mientras que Potros, quien fuera jefe de ETA en los «años de plomo» , está ya en la calle.

A partir de esta paradoja, Camacho reflexionó sobre la posibilidad de que el «expolio» institucional al que ha sido sometida la sociedad «nos haya hecho perder la perspectiva».

«Una contradicción tremenda», en palabras de Hermann Tertsch, que recordó que las sociedades auténticamente libres tienen una «cultura de la memoria y el luto» de la que carecemos en España.

«Estamos permitiendo este olvido de nuestras víctimas; la banalización de la mentira», sentenció. Un «desprecio» y un «olvido» a las víctimas que, argumentó Tertsch, supone un «desprecio» y un «olvido» a nuestra propia Historia.

En relación con las palabras del columnista de ABC, Rubido reflexionó sobre lo mucho que cuesta el «reconocimiento a nuestros héroes», héroes que han sido en la reciente historia del país las víctimas de ETA.

Abrió fuego Ignacio Camacho con respecto al auge de los populismos en Europa, esos populismos que «generan mitos» y que oscilan entre la extrema izquierda, como el caso de Podemos en España, o la extrema derecha , como el frente que en Francia lidera Marie Le Pen . Camacho reconoció que una parte de la sociedad «ha comprado estos mitos» e incluso admitió que quizá no ceje en su empeño hasta que definitivamente les haya dado su voto. «Pero me preocupa que, por darnos un gustazo, no sea reversible», advirtió.

Tertsch se remontó a la Transición y los muchos errores en que se ha incurrido desde entonces, si bien puso énfasis especialmente en las dos legislaturas de Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno, que «desacreditó» la Transición y al que señaló como germen de la «ira, de la indignación y de la falta de estructura y de firmeza» que ha parido la actual situación. Con todo, no dudó Tertsch en hablar de la «tremenda decepción» que a su juicio han supuesto los tres años del actual gabinete.

San Sebastián sacó a colación el asunto de la corrupción, estrechamente relacionado con el auge de Podemos o de los nacionalismos secesionistas, asunto este del que responsabilizó a los dos grandes partidos del país, PP y PSOE, que no han sido capaces de poner coto a esa corrupción.

Sea como fuere, San Sebastián agregó que no puede tampoco entenderse el fenómeno del populismo y del nacionalismo sin la falta de valores. «Hoy nadie hace un discurso de la vida… O de defensa del aborto, posiciónese», exhortó la periodista, que sentenció: «El populismo florece porque no hay nada».

Hermann Tertsch recordó, sobre el tema de los nacionalismos, que siempre se pide «sensibilidad» con quienes separan, nunca con quienes defienden la unidad del país, si bien reconoció que parte de la culpa ha estado en el mismo Congreso de los Diputados: «Por la búsqueda de mayorías, de acuerdos inmediatos...».

«La mayor corrupción de todas es que se atente contra la Constitución», como ha sucedido en Cataluña al amparo institucional de la Generalitat, donde contaron con luz y taquígrafos para demostrar, agregó Tertsch, que «esto se puede hacer». Un capítulo que nunca habría ocurrido en otros países de Europa, donde se habrían marcado «líneas rojas» desde el principio.

Expuso a continuación el director de ABC cómo los nacionalismos, tal es el caso de Cataluña, esgrimen el argumento de la democracia para defender un fin «profundamente antidemocrático». San Sebastián hizo hincapié también en la ley electoral, que ha servido de instrumento, a su juicio, a las formaciones nacionalistas, y a la «falta de valor» para atajar el problema.

Camacho lamentó no haber sabido ni crear ni defender la idea («el marco mental») de que «estamos mejor juntos» y de que Cataluña incumbe a todos los españoles, quienes «no solamente somos más, sino que además tenemos razón».

Hubo también margen para abordar el asunto de las prospecciones. Y dijo al respecto Rubido que España «es el único país que se disgusta por encontrar una mina de oro». En el resto de países del mundo, apostilló San Sebastián, «sería una inmensa alegría».

La columnista reprochó a Coalición Canaria y al presidente del Ejecutivo regional, Paulino Rivero, «hacer bandera» de un tema que repercutiría muy positivamente en la economía regional.

Camacho dijo que podría convenir en que el Gobierno no se ha manejado todo lo bien que debiera, como también admitir que hayan dudas sobre los beneficios para el Archipiélago, si bien puntualizó que «todo ello se podría hablar».

Tanto San Sebastián como Tertsch refrescaron que ese riesgo al que aluden quienes se oponen a las prospecciones no desaparecería con la marcha de Repsol, pues Marruecos hace prospecciones justo al lado (a apenas unos kilómetros). «Pero traficar con el miedo es fácil», sentenció Tertsch.

El petróleo, dijo, solo trae problemas en países «enfermos», como ese en el que se convertiría España de gobernar la «franquicia venezolana», subrayó en alusión a Podemos.