Siete años sin abrazar a Yéremi

Los mismos años que tenía cuando fue visto por última vez, siete, se cumplen hoy desde la desaparición de Yéremi Vargas en la localidad grancanaria de Vecindario. Siete años en los que ni la familia ni la Guardia Civil han perdido la esperanza de encontrarlo.

El 10 de marzo de 2007, Yéremi jugaba con sus primos en un descampado cercano a su domicilio. Poco antes de las dos de la tarde, el niño, ya solo, desaparecería. Gran Canaria y todo el archipiélago saben de memoria las ropas que vestía entonces: un pantalón pirata, una sudadera marrón teja con letras en color naranja, zapatillas deportivas blancas y doradas y sus gafas azules. Desde entonces, su familia (con Ithaisa, la madre, al frente) no ha cejado en su empeño de volver a ver a Yéremi.

La Guardia Civil, que lleva la investigación, prosigue con el caso abierto y son casi 200 las personas con acusaciones de pederastia a sus espaldas que han sido interrogadas. Tres de estas personas, tres escoceses que en el momento de la desaparición estaban en la isla e incluso regentaban un negocio, fueron objetivos principales de la Benemérita. Dos de ellos cumplen hoy penas en su país de origen por pederastia, si bien no se ha podido probar su implicación en el caso de Yéremi.

Aunque esta línea de investigación cobró especial relevancia, lo cierto es que la Guardia Civil maneja diversas pistas: desde el Opel Corsa blanco y el Renault Clío negro que fueron vistos por la zona aquel día hasta la hipótesis del secuestro.

Ithaisa ha mantenido siempre la sospecha de que su hijo esté secuestrado, y, con ello, la esperanza de que puedan liberarle .