DESDE MI ESCAÑO
Me «pacto» de risa
Normalmente, pasado el primer año y medio comienzan las crisis, las críticas, las puñaladas traperas y las zancadillas
¿A quién pretenden engañar los partidos políticos? Canarias vuelve a estar en el ojo del huracán tras las mociones de censura que han tenido lugar en el municipio tinerfeño de Tacoronte y en el Cabildo de La Palma. De nuevo, el argumento de siempre, ... que se ha hecho todo por el bien de los vecinos, que en modo alguno hay cuestiones partidistas y que, en los casos que nos traen a este artículo, PP y PSOE son capaces de aparcar sus diferencias ideológicas porque lo que interesa es el bien común de la localidad o de una isla entera… ¡Y un jamón!
A falta de año y medio para que la legislatura concluya, las prisas que le han entrado a los socialistas por tocar bola son tremendas, pero es más paradigmático en el caso de los hombres de José Manuel Soria , que entiendo que desde el Paseo de la Castellana, en pleno centro de Madrid, ha dado su consentimiento para que los populares se quemen a lo bonzo. Sí, la cuestión es esa, ¿qué rédito saca el PP con esta jugada cuando tanto el alcalde como el presidente del Cabildo van a ser del PSOE? Beneficios ninguno y pegas, todas las del mundo y más. El electorado va a tomar nota y no va a entender esta actitud de los conservadores. Más bien parece un cobro de deudas atrasadas y que ahora se quieren liquidar con intereses, pero esa estrategia solo la conoce y la define José Manuel Soria López.
Mientras, el PSOE actúa como suele ser usual, hace como que expedienta a los insurrectos, a quienes se han atrevido a saltarse las reglas del pacto, pero en realidad es una auténtica jugada de boquilla. Tarde o temprano vuelve a admitirlos en el redil, consciente, entre otras razones, de que no interesa la separación en exceso. Ya se vio en La Laguna cómo la desunión del sector santiaguino con el de Abreu acabó por dar unos malos resultados a la formación del puño y la rosa (aunque luego la aritmética jugase a su favor para sostener al nacionalista Clavijo ).
De todas maneras, tal y como viene siendo moneda de uso común, los pactos en el Archipiélago canario están para no cumplirse, para saltárselos a la torera. Fruto de una larga tradición, en las Islas son muy poquitos los acuerdos de legislatura que llegan a buen puerto después de cuatro años. Normalmente, pasado el primer año y medio comienzan las crisis, las críticas, las puñaladas traperas y las zancadillas que acaban minando la solidez del compromiso hasta llegar a la ruptura del acuerdo, y todo el trabajo de cuatro años se va al garete, especialmente porque luego hay una querencia a destrozar lo que se había hecho en la primera parte del mandato.
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