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Paulino Rivero estrangula el progreso de Gran Canaria

Y justamente ahora, con la que nos está cayendo, el señor Rivero y sus socios de gobierno deciden ponerle palos en las ruedas a la competitividad entre las múltiples ofertas

Chema ayaso

28/06/2013
Actualizado a las 22:27h.

El asunto de la ley de modernización y renovación turística aprobada recientemente por el Gobierno de ATI-CC-PSC es un tema tan agresivo para la isla de Gran Canaria, motor como todo el mundo sabe de un elevado porcentaje de la economía de las islas, que el Ejecutivo de Paulino Rivero se ha encargado de enmarañarlo de tal manera que sea de difícil comprensión para los ciudadanos y, tal vez por ese motivo no se le esté dando ni la importancia que se merece, ni el contundente rechazo ciudadano y empresarial que necesita.

Por eso, voy a utilizar estas líneas para intentar ser lo más claro que pueda a la hora de explicar las mentiras en las que se basa este ataque frontal a los intereses de Gran Canaria y en favor de los de Tenerife. Miren: En los años del boom turístico en las islas, Gran Canaria optó por el modelo de apartamentos, chalets y bungalows (extrahotelero), al contrario que Tenerife, que por sus características orográficas optó por el hotelero.

Lo cual y para empezar, ya nos arroja una significativa diferencia en número de camas a favor de la isla chicharrera, puesto que la planta hotelera y extrahotelera de Gran Canaria tiene 50.000 camas menos que la planta alojativa de Tenerife. Sabiendo que el turismo es tal vez la mayor y principal fuente de ingresos de nuestras islas, la conducta normal de un gobierno normal de una comunidad autónoma bi-provincial, debería ser apoyar por igual el desarrollo económico de ese motor en ambas provincias. Pues no.

El gobierno de ATI-CC-PSC ha preferido descarada y abiertamente beneficiar a la suya (por cierto, ¡increíble lo del PSC!) ¿De qué manera dirán ustedes? Pues enmarañándolo todo mediante esta ley del turismo hecha a medida . A Tenerife se le permite la construcción de nuevos hoteles de 4 estrellas. Sí, esos con mayor afluencia turística por ser los más cercanos a la economía media del mayor número de familias. Pero en Gran Canaria no. En la isla redonda lo que permite la nueva ley es la construcción de hoteles de 5 estrellas y de 5 estrellas-gran-lujo.

Es decir, de esos en los que no va a invertir ninguna empresa constructora porque no va a mover el volumen necesario de visitantes para ser rentables y que, precisamente limitados por esta ley, a su alrededor tampoco podrán contar un entorno de negocios de la misma categoría.

Como ven, con esta propuesta diferenciadora por la renta media de los turistas y el modelo de hoteles, quien sale ganando vuelve a ser Tenerife . Pero hay más. Bajo el epígrafe de «renovación y modernización» lo que se le permite a Gran Canaria es la «restauración» de nuestras instalaciones, porque ellos han considerado que están obsoletas ignorando totalmente que el sector está viviendo una amplia ocupación en las temporadas invernales, por lo que muchos empresarios desechan en primera instancia la opción de la renovación.

Es que además, en las opciones de renovación el gobierno de ATI-CC-PSC (insisto, ¡increíble lo del PSC!) tratan a Gran Canaria como si fuera un súbdito al que se le conceden algunas migajas a modo de «usted solo podrá tener nuevos hoteles de 4 estrellas si renueva los que tiene de calificación inferior y los dota de más camas».

Pero nuevos, lo que se dice nuevos, ¡no! Visto que este descarado y maquiavélico plan podía provocar el revuelo que ha provocado, para enmarañarlo aún más se le quiso dotar de un nuevo ingrediente con peso , también utilizado en el asunto de las prospecciones petrolíferas: el miedo «verde».

Para ello, se esgrime el argumento de la depredación del suelo. Un argumento que, además de ser absolutamente falso, vuelve a ser un intento de tratar a los canarios como si nos hubiésemos caído de un nisperero y no supiéramos que 87 % del total del suelo de nuestro archipiélago está protegido por figuras jurídicas concretas y por la calificación de suelo rústico-no urbanizable.

Si a todo esto añadimos la natural tendencia del gobierno de ATI-CC, ahora también apoyada increíblemente por el PSC, para beneficiar a Tenerife, entenderemos cosas como lo de los aviones de bajo coste que, tal y como afirmaba el consejero del ramo del Cabildo de Gran Canaria, Melchor Camón: «La nueva moratoria turística responde a la necesidad de fortalecer el Norte de Tenerife , que apenas registra un 30% de ocupación por el envejecimiento del destino, y porque su clientela se ha desviado hacia el sur tinerfeño».

Y añadió, «los sectores insularistas de Tenerife del Gobierno de Canarias pretenden reorganizar su mercado a costa de islas como Gran Canaria, que tiene otras prioridades para satisfacer a su clientela». Así mismo, Camón criticó el hecho de que se estén desviando vuelos a Tenerife y a otras islas, y que se pretenda hacer una política para arrebatarle a Gran Canaria el mercado nórdico , que tradicionalmente ha optado por el destino grancanario».

Es decir, mientras el señor Rivero se llena la boca en la televisión estatal y en la suya propia con titulares rimbombantes en favor de la descentralización, niega a los cabildos la independencia que naturalmente y por mayoría de edad con respecto a la institución regional, han de tener en el gobierno de sus respectivas islas.

Elabora una ley del turismo con la que perjudica abiertamente a Gran Canaria. Y justamente ahora, con la que nos está cayendo, el señor Rivero y sus socios de gobierno deciden ponerle palos en las ruedas a la competitividad entre las múltiples ofertas. En definitiva, un nuevo cúmulo de despropósitos y contradicciones del Ejecutivo Canario que pueden causar un enorme daño a Gran Canaria, a su proyección como destino turístico y a su economía, difícilmente subsanable.