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Blix pondrá hoy en la mesa del Consejo los misiles iraquíes que violan la resolución 1441

NACIONES UNIDAS. Hans Blix, el diplomático sueco que actúa como jefe de los inspectores de la ONU, no quiere pasar a la historia como responsable de una guerra total contra Sadam Husein. Pero 24 horas antes de su esperada comparecencia ante el Consejo de Seguridad, en la cartera de este funcionario internacional se acumulan ya demasiadas evidencias de que Irak no está cumpliendo con su última oportunidad de desarme ofrecida el pasado noviembre por Naciones Unidas con la resolución 1441.

Esta vez, las últimas pruebas no han sido aportadas por Estados Unidos sino por un panel independiente de especialistas en el desarrollo y fabricación de misiles. A juicio del dictamen técnico solicitado por el propio Hans Blix, el régimen de Sadam Husein está desplegando misiles con un alcance que excede el límite máximo de 150 kilómetros impuesto hace una década por la comunidad internacional tras la liberación de Kuwait.

El peritaje de este grupo de expertos -facilitados por Rusia, China, Francia, Alemania, Ucrania, Estados Unidos y Gran Bretaña- considera que el modelo «Al Samoud 2» tiene un alcance ofensivo que se aproxima a los 200 kilómetros. Con el agravante de que estas armas no se encuentran en una fase preliminar de diseño sino en plena producción y a disposición de las Fuerzas Armadas de Irak, tras una multimillonaria inversión y un acelerada programa de ensayos.

Mohammed Douri, el embajador iraquí ante Naciones Unidas, ha recalcado que su Gobierno no piensa destruir estos misiles incomprendidos y malinterpretados. Según el diplomático, las discrepancias sobre el alcance efectivo de estas armas se deben a que los misiles no fueron pesados debidamente durante su periodo de pruebas, excluyéndose el peso limitador de combustible y sistemas de control.

¿La «pistola humeante»?

Este dictamen supone un cambio sustancial dentro del memorial de agravios impulsado por Estados Unidos en Naciones Unidas contra la dictadura de Bagdad. Hasta ahora, los argumentos de la Administración Bush a favor del uso de la fuerza se centraban básicamente en proposiciones negativas como la falta de cooperación y transparencia. Y de hecho, tanto Hans Blix como su colega Mohamed ElBaradei, responsable del Organismo Internacional de la Energía Atómica, han reiterado una y otra vez que carecen de una «pistola humeante» (o pruebas positivas) contra Irak.

Con todo, aún queda bastante lugar para grandes polémicas en el seno del Consejo de Seguridad. A juicio de EE.UU., estas armas prohibidas demuestran más allá de toda duda razonable que Sadam Husein se está burlando de la ONU. Para todo ese grupo de países «comprensivos» liderados por Francia, el dictamen sobre los misiles «Al Samoud 2» demuestra que las inspecciones internacionales están funcionando y deben proseguir.

Además, el informe de Blix incluiría datos a favor de Irak al exponer que Bagdad ha colaborado con los inspectores de la ONU permitiendo entrevistas privadas con científicos iraquíes, también se les habría permitido recoger muestras de suelo donde supuestamente se encontraban las armas de destrucción masiva y, asimismo, Blix valoraría como positivo el despliegue de aviones espías U2 sobre el territorio iraquí.

Este definitivo debate se escenificará hoy viernes en la esperada comparecencia de Blix y ElBaradei ante el Consejo de Seguridad, que este mes de febrero opera bajo la presidencia rotativa de Alemania. Pese a los planes iniciales para una reunión a puerta cerrada, el esperado pleno será abierto al público y contará con la participación de pesos pesados diplomáticos a nivel ministerial, encabezados por el secretario de Estado Colin Powell.

Sin éxito, Gran Bretaña y EE.UU. habían insistido en la necesidad de un pleno a puerta cerrada, foro más proclive a la sinceridad y el consenso. Con independencia de formatos, Colin Powell ha subrayado que se acerca «el momento de la verdad sobre si esta cuestión se va a resolver pacíficamente o a través de un conflicto militar». Para el secretario de Estado, es evidente que «nadie quiere una guerra pero algunas veces es una opción necesaria cuando se necesita mantener el orden internacional».

A pesar de la evidente falta de consenso sobre el uso de la fuerza en el Consejo de Seguridad, la Casa Blanca continúa preparando un borrador de segunda resolución. Texto que explícitamente declararía a Irak en violación de sus obligaciones de desarme y por tanto merecedor de «graves consecuencias». Un primer borrador podría ser distribuido para consultas por Gran Bretaña durante los próximos días.

El papel de España en el Consejo

Dentro de los cálculos sobre la intención de voto en el Consejo de Seguridad publicados ayer por Los Ángeles Times, España estaría jugando un papel muy destacado a la hora de conseguir una mayoría suficiente para el uso de la fuerza contra Irak. La diplomacia de EE.UU. ya da por descontada la oposición de Alemania y Siria pero tiene esperanzas todavía de lograr la abstención de Francia, Rusia y China, miembros permanentes con derecho a veto.

En el capítulo militar, ayer se esperaba en Washington al general Tommy Franks, comandante de las fuerzas estadounidenses en el Golfo Pérsico para una serie de reuniones al máximo nivel en la Casa Blanca y el Pentágono. Una de las principales cuestiones abiertas en los preparativos militares para invadir Irak es la respuesta de Sadam Husein durante las primeras horas de hostilidades. Entre los indicios inquietantes que estudia el Pentágono destacan recientes movimientos de masivas cantidades de explosivos hacia el sur del territorio iraquí.

Estrategia de «tierra quemada»

El vicealmirante Lowell Jacoby, responsable de la Agencia de Inteligencia de Defensa, ha informado esta semana ante el Congreso que es previsible que Sadam Husein intente aplicar una estrategia de «tierra quemada», en la que de forma deliberada se destruyan «reservas de alimentos, medios de transporte, recursos energéticos e infraestructura para crear un desastre humanitario lo suficientemente grave como para detener un avance militar». Jacoby también ha advertido sobre la posibilidad de que Sadam Husein lance ataques químicos y biológicos contra su población civil con el objetivo de culpar a EE.UU.

Como primera fase de una invasión, unidades de operaciones especiales del Pentágono estarían ya operando en Irak, según confirmó ayer el Washington Post. Para reunir todos los soldados adicionales y recursos logísticos necesarios para una decisiva invasión de Irak, analistas militares estiman un plazo adicional de tres semanas.

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