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Bobos

Un impresionante bostezo me impide hablar de las últimas fechorías de Arzalluz y de su fiel Anasagasti. Así que a otra cosa. El día 2 se celebra en Alicante el Día de las Fuerzas Armadas e Izquierda Unida esta organizando una campaña de protesta activa, nada complaciente, sino más bien dura, que veremos en qué acaba, contra la presencia de nuestros militares en la ciudad y contra la presencia de nuestros Ejércitos en el desfile. La IU de Llamazares está jaleando a los grupos antimilitaristas, que de pacíficos tienen menos que Otegi, al grito de «¡Qué vienen otra vez los fascistas de la guerra!». El despropósito —como casi todos los del ampuloso Llamazares, aspirante a un galardón a bobaliconería que tiene grandes antepasados con mucha bibliografía presentada— sería chusco, propio de la condición política del trasnochado líder, si no fuera porque es una ofensa, un miserable agravio en toda regla. El burdo ataque a una institución que se ha dejado la piel (y la sangre) en los Balcanes, que se juega la vida en cuantas catástrofes naturales o técnicas surgen en España, que auxilia en nuestras fronteras a los emigrantes que IU ni siquiera ve por el forro, revela la estulticia de vitrina de una izquierda con telarañas que confunde el culo con las témporas, y que no sabe, o no quiere reconocer, la función que este Ejército democrático realiza aquí y fuera de aquí.

Es una pena que estos presuntos progresistas del dieciocho sean o tan ruines o tan bobos. A estas alturas no hay paisano con magines incluso relativos, que compare estas Fuerzas Armadas con los soldados a boleo de nuestra última estupidez civil. Es un Ejército profesional —¿conocen el dato Llamazares y sus insumisos?— que no es que prepare la paz haciendo la guerra, sino que marcha en son de paz allí donde es reclamado. Lo menos que se les puede dar a estos militares es una satisfacción anual, un reconocimiento popular a una labor que sólo niegan, y hasta combaten, los que curiosamente están dispuestos a aliarse con todos los «borrokas» más desarrapados, lo dicho: o se trata de una agrupación mema, presidida por un jefe de parecida estirpe, o de otra cosa que no quiero escribir. Me falta estómago.

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