el contrapunto
Sánchez necesita un muro judicial
Todavía no ha conseguido una garantía de impunidad en su pretensión de ejercer el poder como si España fuera su cortijo
Feijóo vuelve a equivocarse
Ábalos tira de la manta… pero poco
A pesar de aliarse con golpistas, comunistas y representantes del terror etarra para levantar un muro político que ha quebrantado gravemente la salud de nuestra nación. A pesar de construirse un recinto fortificado con las instituciones tomadas al asalto partidista, desde el Banco de España ... al CIS y desde Red Eléctrica a RTVE, convertida en una siniestra caricatura de lo que debería ser una televisión pública, Pedro Sánchez no ha conseguido transformar su poltrona en lo que a él le gustaría: una garantía de impunidad en su pretensión de ejercer el poder como si España fuera su cortijo y la jefatura del Gobierno un lucrativo negocio familiar. El caudillo sanchista está cada día más acorralado por los casos de corrupción que afectan a su entorno más íntimo y no consigue doblegar a los jueces instructores de esas causas. De ahí que necesite urgentemente armar un muro judicial capaz de invalidar su encomiable labor. Lleva años intentándolo. Ha conseguido el control del Tribunal Constitucional a través de Conde Pumpido, fiel servidor del PSOE desde los tiempos de Zapatero, y colocado al frente de la Fiscalía General del Estado al peón García Ortiz, cuya sumisión lo ha llevado a estar imputado por un presunto delito de revelación de secretos. Pero con eso no basta.
La marea putrefacta sube, alcanza ya de lleno a su hermano David, sentado en el banquillo por orden de la juez Biedma, y da lugar a episodios tan chuscos como los cien metros lisos de la desvergüenza corridos por el presidente de la Diputación de Badajoz, Gallardo, para hacerse hueco en el parlamento extremeño y así alcanzar el privilegio del fuero reservado a los políticos. Cinco socialistas se han inmolado a fin de dejarle el puesto y ninguno ha formulado una queja. ¿Queda alguien con dignidad o decencia en esa casa? Si la jugada consigue algo más que retrasar el proceso, demostrará que quien colocó a dedo al 'hermanísimo' en un puesto pagado por todos, en el que nunca pegó un palo al agua, sabía dónde encontrar togados más dependientes que Biedma. O sea, destruirá la credibilidad del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, como pretende hacer su jefe, el «número 1», al poner al Supremo a sus órdenes a través de magistrados afines, elegidos por él y obedientes.
De momento la maniobra ha pinchado en hueso. El CGPJ aguanta las presiones y rehusa nombrar a un lacayo/a en sustitución de Marchena, presidente saliente de su Sala de lo Penal, lo que obliga a la maquinaria sanchista a buscar otras alternativas, como la eliminación de las acusaciones populares o la peligrosa cesión de la instrucción a la Fiscalía, que laminaría cualquier vestigio de imparcialidad de la justicia al consolidar su politización. Sánchez avanza deprisa hacia la destrucción de nuestra democracia, condición indispensable para el blindaje de su 'sociedad anónima'.
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