Rocío Jurado, estable

Rocío Jurado dejó atrás la pesadilla de Houston y el centro M.D. Anderson, donde durante dos largos meses de internamiento tuvo momentos críticos sólo superados por el gran apoyo que siempre le prestó su familia.
La garra que habitualmente derrocha la cantante sobre el escenario parece haber sido la misma que le ha dado la fuerza para luchar con los problemas derivados del cáncer que padece desde julio de 2004.
El cáncer de páncreas le fue detectado hace dos años tras someterse a una operación en el Hospital Montepríncipe, el mismo en el que ingresó esta mañana (hora española) tras un vuelo de doce horas desde Houston (EEUU).
El avión es propiedad de una familia amiga del matrimonio Jurado-Ortega Cano y en el que también viajaba la hija de la cantante y el ex boxeador, ya fallecido, Pedro Carrasco.
La artista, nacida en la sureña localidad de Chipiona (Cádiz), el 18 septiembre de 1944, ingresó el pasado 23 de enero en el Centro Oncológico MD Anderson de Houston (Texas, EEUU) a donde había acudido para someterse a sus habituales revisiones.
Se trata de un hospital de prestigio internacional, perteneciente a la Universidad de Texas, creado en 1941 y alrededor del cual se ha formado ya una especie de "ciudad de enfermos", donde se lucha por devolver no sólo la salud sino, en principio, la esperanza.
En sus folletos publicitarios, el Centro asegura que su "misión en el 'M.D. Anderson Cancer Center' es muy simple: eliminar el cáncer."
"Lograr esa meta comienza con programas integrados en el tratamiento de cáncer, pruebas médicas, programas educacionales y de prevención de la enfermedad", según el centro clínico. El hospital considera que para ellos "la gente es más que su cáncer".
Cuando Rocío, hace dos meses, acudió al centro para ser sometida a una revisión y por unos fuertes dolores abdominales, nadie se esperaba lo que llegaría después.
Tras la cirugía para corregirle un problema en una arteria, la causante de sus dolores, sufrió una fuerte reacción alérgica a un medicamento que formaba parte de la terapia y que obligó a los médicos a ingresarla en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), en dos ocasiones.
A partir de ahí y hasta hace unas semanas, la cantante ha vivido momentos muy críticos.
El propio Cano declaraba a la revista "Hola" a mediados de febrero que "ya había pasado el susto", reconociendo por primera vez que efectivamente se lo habían llevado. El torero aseguró en algunas declaraciones a la prensa del corazón que "el toro" que tenían delante, era fastidiado.
"Además -dijo- durante todos estos días he intentado no separarme de ella. Duermo cada noche junto a ella, cogiéndole la mano, en un sillón al lado de su cama. Una mañana que llegó el médico muy temprano me sorprendió durmiendo así y, entre risas, me decía que nunca había visto a nadie dormir de esa forma", señalaba el torero.
Era una de las pocas veces que alguien de la familia decía públicamente algo sobre el estado de salud de la artista a lo largo de estos meses.
Dos meses rodeados de un fuerte mutismo informativo tanto por parte de la clínica como por parte de la familia. Cuando las cosas se pusieron peor, a principios de febrero, los periodistas se concentraron en las inmediaciones de la puerta Central del Hospital, en las afueras de Houston.
Las condiciones de trabajo no podían ser peores. Amenazados por el personal de seguridad del Centro, la prensa no se pudo acercar a menos de 50 metros de la puerta y se tuvo que contentar durante casi una semana con un escueto comunicado en el que Rocío Jurado daba las gracias por la preocupación que existía en España por su salud.
Lo demás, alguna foto furtiva en la lontananza de Rocío hija y su tío Amador Mohedano. Y como mucho, algún "gracias" a su entrada o salida del hospital. Eso fue todo.
Los Jurado, eso sí, han tenido la suerte de contar con el apoyo de la Familia Urrutia, muy bien ubicada en Texas y que han puesto a su disposición una agradable infraestructura que les ha permitido disfrutar aún más de los momentos de mejoría. Ha sido un período triste en el que, sin embargo, la familia Jurado se ha sentido muy solidaria con otros españoles que pasaban por el mismo mal trago que ellos. Algunos, desde luego, con peor suerte.
Según dijeron a EFE fuentes próximas a los Jurado durante estos meses, José Ortega Cano ha asistido en dos ocasiones a sendos funerales de españoles a los que el M. D. Anderson no pudo dar esperanza.
Rocío, todavía muy débil, sigue luchando en España. Con esperanza.
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