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PL pedalea a rebufo de ZP

El PSE, cuya militancia rechaza casi a partes iguales el entendimiento con el PP y con el PNV, intenta romper la política de «trincheras» para hacer de su mestizaje interno la clave de futuro del País Vasco

«Patxi, con los del PP no, ¡eh!»; «Con los del PNV no, ¡eh!, Patxi». Al secretario general del PSE y candidato a lendakari lo mismo le toca, casi a partes iguales, oír lo uno que lo otro de boca de los militantes de su partido. Es el reflejo de una cierta esquizofrenia socialista, fruto del mestizaje que caracteriza al PSE y de su propia historia: después de formar «cuadrilla» con los nacionalistas contra la dictadura, compartieron con ellos el Gobierno vasco como «pareja de hecho» hasta que descubrieron que el PNV en secreto se había «casado con otra», y luego tuvieron un noviazgo oficial con el PP que a punto estuvo de llegar al altar, para acabar siendo «la novia» de todos y «la mujer» de ninguno.

Tal historia y mestizaje constituye, al tiempo que su mayor capital, su principal hipoteca. Es su mayor virtud porque, como subraya insistentemente en la campaña, le convierte en la única fuerza capaz de «hablar con todos», pero también su flanco más débil porque le sitúa en una posición de indefinición fácil de atacar por sus adversarios. Así que a Patxi López le ocurre lo que a Luis Ocaña, que era español o francés según ganara o perdiera el Tour, y apátrida cuando la vida le puso su peor cara.

Es «Patxi» un producto típico de ese mestizaje. Hijo de un «pata negra» del socialismo vasco -el PSOE se fundó antes que el PNV-, se apellida López Álvarez, pero también Albizu. Dos años después de acceder al liderazgo el PSE como resultado de un pacto entre sus sensibilidades y fuerzas territoriales, y tras un arduo trabajo de recuperación de la cohesión interna, se postula por primera vez para lendakari con una estrategia pensada para dos escenarios posibles.

Una estrategia para dos escenarios

El escenario A -el más optimista de los dos- parte del cálculo de que en 2001, dada la peculiar estructura electoral del País Vasco, hubieran bastado unos miles de votos más adecuadamente repartidos en Álava y Vizcaya para que PSE y PP hubieran ganado en escaños a PNV-EA-EB, aunque las fuerzas del tripartito tuvieran más votos en el conjunto de la Comunidad. Esta posibilidad pasa por crecer sin hacerlo a costa del PP, sino a través de la movilización de sus votantes de las elecciones generales y de un mínimo trasvase -en forma de votos o de abstención- del nacionalismo alarmado por la deriva soberanista.

El escenario B -a priori más probable- es el propio de una carrera por etapas. Se trata de volver a poner ahora al PSE a la rueda del PNV, después de que en 2001 se hubiera quedado descolgado al adelantarle el PP, para después -dentro de cuatro años- intentar el asalto al Palacio de Ajuria Enea. El problema de esa estrategia es que entraña una cierta «cuadratura del círculo» porque para ponerse a la rueda del PNV tiene que descolgar al PP, pero al mismo tiempo necesita que el PP le haga «relevos» para poder adelantar al PNV en la meta.

Patxi López corre a rebufo de Zapatero, en el papel de «gregario» de lujo, pero también -en cuanto que líder nacional de los socialistas y presidente del Gobierno- enfrentado a su mayor reto electoral en lo que resta de legislatura, así que en la carrera le va la clasificación de su pupilo, pero también está en juego su propio crédito. Esta estrategia de equipo tiene doble filo, ya que, sea porque Zapatero le corta el viento y tira de él o porque no acaba de creer en sus posibilidades, López no acaba de transmitir suficiente ambición, no la que se espera de quien realmente aspira a ganar algo más que una etapa: la que tenía aquel Ocaña capaz de plantar cara al mítico Eddy Merckx, aunque más de una vez se despeñara en el empeño.

Ares, el eslabón Redondo/López

Los responsables de su campaña, que coordina Rodolfo Ares -el mismo que hace cuatro años, con una estrategia distinta, coordinó la de Redondo Terreros-, han intentando presentar a Patxi López como una suerte de «Zapatero vasco». No han llegado a imitar el acrónimo de ZP, aunque PL daba mucho juego -es contracción de Patxi López, pero también de Patxi Lendakari-, pero han copiado hasta frases literales de la campaña de aquél. Hay quien se pregunta por qué se ha metido en el «armario» a la «vieja guardia» de los Benegas, Jáuregui, ... y a la savia nueva de los Maite Pagazaurtundúa, Totorika... La pregunta saltará o no en función de los resultados, pero para quienes la amasan no basta con ganar 3 ó 4 escaños.

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