El puzzle empieza a encajar
La clave de la bóveda del BBVA empieza a adivinarse. Hasta ahora pocos se explicaban una fusión en la que a los dos años iba a mandar el presidente de Argentaria, una entidad sin historia si se mira la de los dos bancos vascos que dan origen al BBV. Sin embargo, la salida a la luz de la existencia de las cuentas secretas y el manejo sobre su conocimiento es el mejor argumento para que el actual esquema de poder en el banco se tenga en pie.

MADRID. Francisco González llegó a la presidencia de Argentaria un 17 de mayo de 1996, dos meses después de que José María Aznar ganara las elecciones. Siete días después, el 24 de mayo, el BBV encarga a Bankerst Trust la compra de hasta un 4,99% de Argentaria, la limitación del porcentaje le exoneraba de tener que comunicárselo al Banco de España. En ese momento, el presidente de Bankers Trust para España y Portugal era Juan Villalonga Navarro, que dos semanas después, el 7 de junio fue nombrado presidente de Telefónica. Esos son los hechos y las personas, como fluía la información entre unos y otros es cuestión difícil de averiguar, a menos que las dos partes confirmen la misma versión.
Nada más aterrizar en el Palacio del Marqués de Salamanca, la sede de Argentaria, Francisco González (FG) encargó una auditoría interna de todos los gastos de la secretaría de presidencia desde 1991, año de creación de Argentaria, entonces denominada Corporación Bancaria de España. Un equipo estuvo trabajando durante año y medio para escrutar una a una todas las facturas de los 60.000 millones de pesetas que se habían pagado desde la secretaría de Francisco Luzón, anterior presidente de Argentaria.
Los recelos de FG
La desconfianza es una de las características, virtudes según quien lo cuente, de FG. En los días previos a la preparación de su primera junta de accionistas, a finales de junio de 1996, en la que se aprobaban las cuentas del 1995, la gestión de Francisco Luzón, en definitiva, no tuvo ningún rubor en espetar al equipo que le estaba preparando los discursos: «¿Y si los datos del banco que me habéis dado no son buenos?».
El cambio político mantenía en vilo al BBV, un banco considerado más cercano al poder, y que llegó a la conclusión de que el Gobierno de Aznar podía adjudicar en subasta el 25% de Argentaria y, por tanto, el control del banco.
En 1994 había perdido a manos del Banco Santander las subastas de Banesto y Airtel y no quería perder más. Si Argentaria caía en manos de Emilio Botín se haría con el primer puesto de la banca de forma rotunda.
Eso pensaban entonces y así se refleja en el acta de inspección del Banco de España sobre las cuentas secretas. El curso de los hechos fue por otro lado y el Gobierno decidió vender Argentaria mediante una colocación minorista en Bolsa, momento en el que el BBV da la orden de venta de sus acciones de Argentaria.
¿Sabía Francisco González que tenía al BBV metido en el accionariado? Las acciones de los bancos son nominativas y aunque el nombre sea interpuesto siempre hay formas de rastrear las cosas, sobre todo si en el banco de negocios que ha hecho la operación te ponen al cabo de la calle.
El BSCH presiona
Una vez nacido el BSCH, en enero de 1999, empezaron toda suerte de presiones sobre el BBV para que se fusionara con Argentaria. No se trataba de que el BBV quisiera fusionarse con el banco de FG, sino que desde diferentes instancias del Gobierno veían en esa operación la posibilidad de controlar el BBV y desde él tomar posiciones desvinculadas al calendario electoral en empresas procedentes del sector público, como Telefónica y Repsol, donde el accionista de referencia ya no era el Estado/Gobierno sino el BBV y La Caixa.
En febrero de 1999, en medio del fervor con la «grandeur» del BSCH, Emilio Ybarra tiene entrevistas al máximo nivel. El día 22 en el Palacio de la Moncloa es recibido por José María Aznar. Tres días después, Ybarra y el vicepresidente del banco José Domingo Ampuero se reúnen con el líder del PNV, Xabier Arzallus. El 27 era la junta de accionistas en el Palacio Euskalduna de Bilbao. El BBV rompe con los moldes y pone en la portada de la memoria la bandera de España, pero a la vez defiende la independencia política del banco ante cualquier proceso de concentración. La presión a la que se estaba viendo sometido era tremenda.
El 10 de marzo el vicepresidente segundo Rodrigo Rato le recibe también en su despacho (Ybarra tuvo la mala suerte de dejarse los papeles que llevaba en el despacho de Rato, pero la secretaría del vicepresidente se los devolvió rápido para evitar malentendidos). Aquella misma tarde, Manuel Pizarro, presidente de Ibercaja y la CECA, y sobre todo uno de los hombres mejor relacionado con el Gobierno en sus diferentes ámbitos, se presentó en la sede del BBV para entrevistarse con Emilio Ybarra. Pizarro fue el artífice de que Francisco González alcanzara la presidencia de Argentaria, según su propio relato.
Fusión, la única salida
En aquellos días podían leerse reportajes apocalípticos sobre el BBV en algunos periódicos que simpatizan con el equipo económico del Gobierno. La conclusión siempre era la misma: al BBV no le queda más remedio que fusionarse con Argentaria, algo que sería muy positivo para el conjunto de la economía española dados los peligros nacionalistas que rodean al banco (por eso ponen la bandera en la memoria).
En mayo, según las fuentes consultadas, Emilio Ybarra sondea a los consejeros del banco para saber quién debería sustituirle en la presidencia (Ybarra se iba a ir en cualquier caso en 2002 al cumplir los 65 años). En la pregunta maneja el nombre de dos vicepresidentes, José Domingo Ampuero y Pedro Luis Uriarte. La mayoría, en una proporción de 8 sobre 10, según las mencionadas fuentes, señalan a Uriarte como la mejor opción.
Este era el ambiente, el contexto en el que se están desarrollando otros movimientos que los interesados niegan y que pueden tener relación con el conocimiento de las cuentas secretas del BBV que ha aflorado ahora, una vez que el BBVA está bajo control absoluto de Francisco González.
Preguntas sin respuesta
Las cuentas secretas en realidad, algunas arrancan de 1940 y están domiciliadas en Tánger, otras de 1960 en Suiza, siempre fueron movidas por directivos del banco a los que entre sus funciones les «caía» llevar ese papeleo. Sin embargo, después de tantos años, ¿porqué en julio de 1999, tres meses antes de que se fusionara con Argentaria, abandonan ese tipo de gestión de Amelan, la fundación de Lietchenstein, y la dejan en manos del banco suizo UBS «bajo un contrato de gestión discrecional de carteras», según el Banco de España? ¿Les habían pillado? ¿Se entera el Gobierno de que existen esas prácticas en el BBV? El Gobierno y el actual banco, movido por FG, negaron ayer que el Gobierno no sabía nada. ¿Pueden decir otra cosa? Hubieran sido encubridores de una situación irregular.
El caso es que en octubre anuncian la fusión, con un pacto que implica que FG se queda con el control del banco a partir de 2002. Uriarte explica esto asegurando que Ybarra pactó con el Gobierno entregar el mando a FG para evitarle a él, el preferido del consejo, pero añade que ha habido cosas de ese pacto que han fallado.
Lentitud del Banco de España
Una vez fusionados, Ybarra y González acuden al Banco de España que se mueve muy lentamente. Mientras actúa la inspección se va dirimiendo la lucha de poder en el banco, que es totalmente desigual. El 18 de diciembre se produce el golpe más fuerte con la precipitada salida de Emilio Ybarra y Pedro Luis Uriarte y, el 6 de marzo, FG comunica la marcha de otros once consejeros del banco, siete de ellos procedentes del BBV, entre los que están los apellidos más significativos de Neguri, a excepción de Francisco Javier Aresti, hermano de la senadora del PP Pilar Aresti y el marido de ésta, Ramón Icaza. También continúan, lo que hace inexplicable el criterio de selección, el vicepresidente Gervasio Collar y Juan Urrutia. Su continuidad es la coartada para no ligar la reestructuración del consejo con el expediente del Banco de España, que les va a obligar ahora a dejar el banco.
La investigación había comenzado oficialmente en enero de 2001 y los servicios de inspección concluyen el acta el lunes 11 de marzo de 2002. Dos días antes, en Bilbao, ha sido la junta de accionistas del banco en la que se ha aprobado sin la más leve protesta la toma del control del BBVA por Francisco González.
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