Marcha fúnebre
Hay marchas sentidas, de ésas que dejan un irreparable vacío. Pero la de Jean-Marie Messier de la presidencia de Vivendi no será precisamente recordada como una de ellas. Las acciones de la compañía subieron ayer casi un diez por ciento espoleadas por los rumores de que finalmente había decidido tirar la toalla, incapaz de controlar el monstruo audiovisual francés que un día soñó con conquistar las Américas. Fue la particular despedida del implacable parqué a la marcha fúnebre de Messier.
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