Grupo Batuta se queda la Antigua Bodeguita de El Salvador

Ahora bien, su público más fiel no debe temer puesto que la idea de los nuevos propietarios es que nada cambie. De hecho, Santos Ortega, el hasta ahora responsable del emblemático local, permanecerá un tiempo con el nuevo equipo para transmitirles la esencia de un establecimiento que está a punto de cumplir 40 años.

La Antigua Bodeguita abrió en 1986 y, aunque comenzó sirviendo únicamente desayunos, pronto se convirtió en parada obligada para el que quería disfrutar de una cerveza fría y una tapa en un entorno excepcional, con la iglesia de El Salvador como vecina.

Santos Ortega y su hermano Julio comenzaron bien jóvenes en el negocio, al que llegaron con la ilusión de abrirse su propio camino después de trabajar junto a su padre en el Hostal Suiza de la calle Méndez Núñez.

En aquellos años el local era únicamente la zona donde ahora está la barra y en los años 90 ampliaron quedándose el que estaba pared con pared, lo que les permitió ganar espacio y apostar por las tapas en lugar del café.

Durante estas décadas ha sido punto de encuentro tanto para el público local como para el extranjero, afianzando a una clientela ansiosa de disfrutar de su soleada terraza y su cocina sincera. Aunque para muchos, la cerveza era el verdadero reclamo de este espacio.

Entre las tapas que más fama han cogido en la Antigua Bodeguita destacan la cola de toro y la carrillada. También su ensaladilla y los taquitos de salmón, además del bacalao con tomate.

El empresario Rafael Cebolla, que participa en algunos de los espacios de moda de la ciudad como Maquiavelo, Mariatrifulca o Casa Aníbal, reafirma su intención de seguir apostando por negocios emblemáticos de la ciudad. Ya lo hizo recientemente con la vecina Alicantina, que comparte plaza, sol y ambiente con la Antigua Bodeguita.

También está detrás de Eslava junto a Ovejas Negras, un clásico entre los clásicos de San Lorenzo, después de que Sixto Tovar anunciara su intención de retirarse, o con la Bodega Díaz Salazar, un centenario espacio del casco histórico sevillano que apuesta por el tapeo tradicional.

En todos ellos ha mantenido la misma filosofía: respetar la esencia original del establecimiento con la intención de que el público no note ningún cambio con la nueva gestión.