Así nace el Mesón de Andrés. Se trata de un local «que no es pequeño, pero tampoco demasiado grande», valora Andrés, en el que ofrece comida tradicional con buena materia prima y un servicio de lo más agradable.
En El Mesón de Andrés nutren la carta de carnes, pescados y mariscos de calidad, con buena variedad. También presumen de jamón y de platos del día como los callos, el gazpachuelo o el marmitako de atún . Tiene mucha demanda la ensaladilla, las anchoas del Cantábrico, los espárragos a la brasa, las habitas baby con foie o las alcachofas a baja temperatura .
La carta de vinos es enorme, con entre 120 y 150 caldos distintos. En relación a los postres, todos caseros, destacan el volcán de chocolate, la milhoja de arroz con leche con helado de canela y merengue o el tiramisú .
El negocio tiene capacidad para alrededor de 80 comensales. Se distribuye en comedor, zona de mesas altas para quien quiera comer a base de tapas o raciones, de manera informal, y una terraza que en verano crece y llega a las 15 mesas.
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