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Familia

Mamá, no me grites, por favor

Perder la paciencia y elevar la voz a los hijos no es siempre la fórmula más adecuada para conseguir que nos obedezcan

Mamá, no me grites, por favor

Gema Lendoiro

Gritar es una costumbre muy fea. Cualquiera lo sabe y procura no hacerlo. Pero a veces no bastan las buenas intenciones. Quién tiene hijos pequeños sabe bien que las travesuras, rabietas y andanzas de los pequeños de la casa sacan la impaciencia del más tranquilo. ... Muchos padres y madres se encuentran a menudo «dando voces» y saben que ni es lo adecuado ni es lo que funciona, al menos a la larga.

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