La mirada de Álvaro Ybarra: el legado de Pedro Sánchez

La primera, en 2018, derivada de la moción de censura; la segunda, en 2019, tras una repetición de los comicios. Y la tercera, tras los resultados de las urnas del 23 de julio de 2023, y que ha implicado una cesión a Junts y ERC comprometiendo la aprobación de una ley de amnistía que está tensionando la vida política y social hasta límites no vistos en democracia.

Este proyecto editorial dibuja a través de una selección de ocho fotografías momentos clave de los mandatos de Pedro Sánchez, como símbolo y definición de un modo de gobernar. El Sánchez narcisista, con todo el aparato de propaganda de La Moncloa a su servicio; el Sánchez con distintas versiones de la verdad y una sola, constante, de la mentira como medio de destrozar su propia hemeroteca «cambiando de opinión». Esto es, diciendo una cosa y su contraria como fórmula de oportunismo político, en la que el fin justifica los medios y en la que el presidente asume «hacer de la necesidad virtud».

El Sánchez que luchó contra la pandemia de una forma ineficiente, que inicialmente rehuyó las recomendaciones y alertas de la Organización Mundial de la Salud aquel 8 de marzo; el Sánchez que improvisó constantemente con la dotación de los medios de seguridad imprescindibles para nuestros sanitarios, que ocultó la cifra real de muertes y las imágenes de fallecimientos tratando de crear así una realidad virtual, y que decretó dos estados de alarma que después fueron reputados como inconstitucionales.

El Sánchez que se ha comprometido a levantar un muro contra la derecha en España, y también en Europa. El Sánchez promotor de cordones sanitarios ideológicos en virtud de su particular idea del 'progreso'. El Sánchez que pacta con Bildu a escondidas, que consiente la puesta en libertad de presos etarras para desolación de las víctimas del terrorismo, el Sánchez de una 'ley del sí es sí' que iba a ser modélica y exportable a toda Europa y que acabó con 1.200 rebajas de condenas a agresores sexuales y con la excarcelación de un centenar de ellos.

El Sánchez, en definitiva, que ha blindado la sede socialista de Madrid de ciudadanos que protestan por tanta cesión a quienes tienen como único propósito la derogación de facto de la Constitución, la ruptura de la unidad de España, la claudicación de la separación de poderes, y la fractura de la igualdad de los españoles ante la ley.

Todo ello es plasmado en esta serie por Álvaro Ybarra Zavala con unas imágenes convertidas en sí mismas en auténticos editoriales. Es su visión del sanchismo a través del objetivo de su cámara.

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El personaje omnipresente e inaccesible que se esconde tras un plasma. Su dominio total de los tempos de la narrativa informativa y su talento innato de convertir en certeza todo embuste, hacen de su persona una gran loa del arte de la manipulación.

Dualidad Gubernamental (sust.): Fenómeno político del sanchismo observado en la gestión de la problemática catalana, caracterizado por una dualidad de interpretaciones tan contradictorias como absurdas. Por un lado, se cataloga el asunto como un golpe de estado inaceptable contra la democracia y la Constitución, exigiendo un juicio severo para los implicados. Por otro lado, se aborda como una oportunidad única para la reconciliación y el entendimiento nacional dentro de nuestro marco constitucional.

Frente al relato triunfalista y hegemónico impuesto por Pedro Sánchez, se esconde una verdad ahogada que niega a la sociedad española la memoria de lo sucedido.

A Sánchez le hubiera encantado que su investidura se hubiera producido en medio de tumultos similares a los acontecidos en el asalto al Capitolio. Sin embargo, lo que Sánchez aún no sabe es que no todo vale a los ojos y a la conciencia de una sociedad democráticamente madura como es la sociedad civil española.

Belchite es la mayor representación y recordatorio de las nefastas consecuencias de una política de confrontación que se parapeta tras la intolerancia de un muro. La dictadura del general Franco quiso conservar las ruinas de Belchite para que la sociedad española nunca olvidase las dramáticas consecuencias derivadas de una confrontación entre españoles.

El progresismo de Sánchez se define por su incapacidad real de dar respuestas a los problemas sociales de los más necesitados y de atacar a todos aquellos que les dan solución.

Nuevamente víctimas al ver cómo sus agresores se benefician de una ley que, más que defenderlas, las desampara.

La culminación de la victoria de ETA sobre nuestra democracia llega con Pedro Sánchez. Para este gobierno parecen no importar las 861 vidas robadas por la banda terrorista ni el espíritu de Ermua, con el que la sociedad civil marcó el camino a seguir para el final de la banda terrorista.