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Page alega para elevar el umbral mínimo de agua en los embalses para el trasvase Tajo-Segura por si le fallan los caudales ecológicos

Los pantanos siguen subiendo de nivel con cifras récord en dos décadas y el presidente castellanomanchego busca otras formas de cerrar el grifo

Carlos Mazón destaca el liderazgo de la Comunidad Valenciana en gestión responsable y reutilización del agua

Canalizaciones del trasvase Tajo-Segura. JUAN CARLOS SOLER
José Luis Fernández

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La Junta de Castilla-La Mancha ha incluido en sus alegaciones para cambiar las reglas de explotación del Tajo-Segura una elevación del umbral mínimo de agua en los embalses para aprobar trasvases. Ese nivel se subió ya hace unos años a 400 hectómetros cúbicos en Entrepeñas y Buendía, pero en la actualidad sus reservas casi triplican ese volumen.

La maniobra del Ejecutivo del socialista Emiliano García-Page parece cubrir la posible contingencia de que los caudales ecológicos incrementados en el río fallen por abundancia hídrica y no pueda pegar el tijeretazo a las transferencias hídricas a Alicante, Murcia y Almería.

Según los últimos datos oficiales ministeriales difundidos en la web embalses.net, ambos pantanos que abastecen al acueducto disponen de 1.190 hectómetros, con lo que las normas obligan a efectuar trasvases de forma automática cada mes, sin que el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico pueda variarlo, aunque hace un par de años se redujo ese volumen de 37 a 28 hectómetros.

El Gobierno regional defiende en su informe que debe haber «un umbral mínimo de reservas no trasvasables que tiene que probablemente ser superior a esos 400 hectómetros cúbicos que están ahora mismo establecidos».

Como argumentación para este nuevo tope de exigencia, se refieren a la alternativa que siempre plantean para la cuenca del Segura, la desalación: «En el interior de la península no tenemos la capacidad que tienen en el Mediterráneo de poder contar con desalinizadoras».

El planteamiento no tiene en cuenta que esa agua no se puede utilizar sin mezclar para poder regar. No obstante, insisten en que «las desalinizadoras sólo las ponen en marcha cuando no se ven en otra de que no haya agua a través del acueducto Tajo-Segura y, por lo tanto, no les queda más remedio que coger el agua de la desalinizadora».

Carlos Mazón y Emiliano García-Page, durante la firma de un acuerdo en materia sanitaria ABC

En esta línea está también el Gobierno central, como evidenció el presidente Pedro Sánchez al visitar hace tres meses la mayor desaladora de Europa, en Torrevieja, para la que ahora proyecta además una macroplanta fotovoltaica con la que suministrarle energía que pueda ampliar su capacidad de producción. Aunque eso implique un triple desahucio a agricultores de la localidad vecina de San Miguel de Salinas, donde les recortará el agua para riego del trasvase, les expropiará sus tierras y devaluará sus viviendas por el impacto visual de las placas.

Aun así, con el Ministerio de Transición Ecológica de Teresa Ribera cediendo a su presión, la perspectiva de los dos embalses casi al doble de nivel de reservas que en la última década, el Gobierno de Page busca tapar todos los flancos posibles en su batalla declarada para «derogar el trasvase».

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