Catalanes por la unidad de España
Con diferentes matices, a PP, PSC y Ciutadans les une su rechazo al delirio independentista de Artur Mas
MARÍA JESÚS CAÑIZARES
Frente a la efervescencia independentista que Artur Mas ha azuzado desde su privilegiada tribuna presidencial, tres formaciones defienden la unidad de España. Eso sí, con diferentes matices y programas electorales. Se trata de PP, PSC y Ciutadans. ¿Están condenados a entenderse? La posibilidad ... de que estos partidos formen un frente en el Parlamento catalán tras el 25 de noviembre depende de muchos factores, entre ellos el resultado que obtenga CiU -solo una encuesta cocinada por la Generalitat le otorga la mayoría absoluta- y una gran dosis de renuncia a los intereses partidistas en favor de un bloque constitucionalista que neutralice la deriva separatista del nacionalismo.
No sería tan descabellado pensar en ese tipo de acuerdo. De hecho, ya se han producido contactos entre los tres partidos, aunque en un momento -el congreso de CDC celebrado en marzo, donde se apostó abiertamente por un Estado propio, preámbulo de lo que después ha sido el programa electoral de CiU- en el que el pacto fiscal era todavía el proyecto estrella de Mas y no había tenido lugar la manifestación independentista de la Diada del 11 de septiembre.
Desde ese día, todo se precipitó: reunión entre Mariano Rajoy y un Artur Mas anclado en su desafío secesionista, adelanto electoral, internacionalización de su proyecto, insumisión ante la Constitución y los tribunales… CiU ha puesto sus cartas sobre la mesa y las urnas dirán si va de farol. Pero la jugada ha obligado a los tres candidatos contrarios a que Cataluña rompa España a apostar fuerte contra esa aventura, sin omitir propuestas de carácter social y económico.
«Sorpasso»
Arriesgan en ese escenario PP y Ciutadans, y con fortuna, pues según las encuestas, los populares catalanes, con Alicia Sánchez-Camacho al frente, podrían dar el «sorpasso» y convertirse en la segunda fuerza en Cataluña, mientras que la formación que lidera Albert Rivera podría doblar el número de escaños y pasar de tres a seis o siete diputados. Menos éxito se otorga al PSC, que podría quedar relegado a la tercera posición y recibir la puntilla en nombre de un socialismo que languidece desde las elecciones generales, pasando por las reciente vascas y gallegas.
Ante esos malos augurios, el candidato del PSC, Pere Navarro, producto de un acuerdo salomónico entre el aparato del partido y el sector catalanista, ha simplificado su discurso: si bien en un principio defendía el federalismo asimétrico, el derecho a decidir y un referéndum, ahora se centra en un federalismo a secas y en el rechazo a la independencia. Defiende, no obstante, la celebración de una consulta legal , siempre y cuando solo voten catalanes, aunque su papeleta -lo dice rotundamente- pondría «no».
El voto útil
Mucho más nítido es el mensaje de Sánchez-Camacho, que se presenta como aglutinadora del voto útil contra el independentismo. A riesgo de ser acusada de alimentar el discurso del miedo, la dirigente popular se ha propuesto rebatir las mentiras de la quimera independentista advirtiendo de los perjuicios de una Cataluña segregada.
El PP catalán está acostumbrado a moverse en territorio hostil y ha sido objeto de «cordones sanitarios» y «firmas ante notario» para ser excluido de cualquier tipo de pacto. De ahí el mérito de haber crecido, a costa principalmente del PSC y su voto abstencionista, y que ahora tenga 18 diputados en el Parlamento autonómico, la cifra más alta de su historia.
Una de las grandes bazas es el don de gentes de su líder, que domina ampliamente las distancias cortas y genera una gran empatía en sus actos de campaña. Y, a diferencia de otras épocas, el desembarco de dirigentes del PP nacional en la campaña catalana no genera ningún tipo de complejo en Sánchez-Camacho.
Albert Rivera, a quien todos consideraban flor de un día cuando irrumpió en la política catalana en 2006, no ha parado de crecer en votos y escaños. Lidera un partido pequeño donde la imaginación sustituye a la falta de recursos.
Rivera quiere atraer a los votantes desencantados de PP y PSC mediante una propuesta de regeneración democrática. La pátina de modernidad que tienen sus vídeos electorales, el apoyo de inlectuales catalanes y su provocadora puesta en escena están cuajando entre la gente joven.
Hay quien reprocha al candidato de C,s la falta de programa debida a un mensaje muy basado en el antinacionalismo y en favor del bilingüismo. Por ello, recuerda que además de plantar cara al independentismo de Mas son necesarias una ley electoral catalana y medidas de apoyo a las empresas y a las personas que no tienen trabajo.
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