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ELECCIONES EUROPEAS 2019

La participación de las elecciones europeas sube casi 11 puntos

El grueso de los países miembros acuden a las urnas para participar en unas elecciones al Parlamento Europeo en las que una de las principales incógnitas es la fuerza con la que irrumpirán los nuevos grupos nacionalistas y populistas

Sigue en directo las elecciones municipales, autonómicas y europeas de este 26-M

Los candidatos españoles al Parlamento Europeo EFE

ABC / Agencias

El grueso de los países miembro de la Unión Europea (UE) esta acudiendo este domingo a las urnas para participar en unas elecciones al Parlamento Europeo en las que una de las principales incógnitas es la fuerza con la que irrumpirán los nuevos grupos nacionalistas y populistas, que se prevé que consigan buenos resultados.

En nuestro país, a las 14:00 horas, la participación en las elecciones europeas se cifra en el 34,71 %, cuando hace cinco años, en las que no coincidieron con las municipales y autonómicas, fue del 23,87 %, o sea, casi 11 puntos más que en los anteriores comicios.

A las 14.30 horas ha sido cuando han comparecido comparecer ante los medios el secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, y la subsecretaria de Interior, Isabel Goicoechea, para dar detalles sobre la participación transcurridas las primeras cinco horas de votación.

Estas elecciones europeas arrancaron el jueves y hasta ahora han votado Reino Unido, Países Bajos, República Checa, Irlanda, Letonia, Eslovaquia y Malta. El resto de países del bloque, entre ellos España, lo harán durante la jornada de este domingo.

Así, la votación se desarrollará en Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chipre, Croacia, Dinamarca, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Lituania, Luxemburgo, Polonia, Portugal, Rumanía y Suecia.

Uno de los que ya ha votado es el polémico primer ministro de Hungría, Viktor Orban , que ha expresado su deseo de que las elecciones al Parlamento Europeo fortalezcan a las fuerzas contrarias a la inmigración en el bloque regional . «Espero que haya un cambio en el escenario público europeo en favor de los partidos políticos que quieren detener la migración», ha dicho tras depositar su voto en Budapest. « Rechazamos la migración y nos gustaría ver líderes a cargo en la Unión Europea que rechacen la migración y que quieran detenerla, no gestionarla», ha argumentado.

Así, ha manifestado que el asunto de la migración, y cómo la gente reacciona a ella, redibujará el espectro político en la UE, al tiempo que ha agregado que los bloques tradicionales no jugarán el mismo papel en el futuro. Por otra parte, Orban ha declinado responder si unirá fuerzas con la alianza encabezada por el viceprimer ministro y ministro de Defensa italiano, Matteo Salvini .

Todos los sondeos prevén una arrolladora victoria del Fidesz de Orbán en estas elecciones, con la duda de si mantendrá sus 13 o 14 escaños en el Partido Popular Europeo o confirmará su ruptura, pasándose a los ultranacionalistas que lidera el italiano Matteo Salvini.

Nuevo ciclo político

Estas elecciones abrirán un nuevo ciclo político en la Unión Europea, que encara una renovación de su cúpula institucional y la era post Brexit.

Las encuestas auguran una Eurocámara fuertemente fragmentada, que acabará con la hegemonía de los grandes bloques del Partido Popular Europeo (PPE) y de los Socialistas y Demócratas (S&D) --aunque seguirán siendo las fuerzas más votadas-- y por la entrada de nuevas marcas situadas sobre todo en la extrema derecha y con idearios euroescépticos, nacionalistas y populistas, como el caso del español VOX.

Las proyecciones hacen prever que los representantes de partidos ultras podrían ocupar hasta un tercio de la Eurocámara que se constituirá el 2 de julio, aunque la clave sobre su poder real dependerá de su capacidad para formar un gran bloque con el que hacer valer su peso o si sus diferencias diluirán su presencia en grupos menores.

Un grupo requiere un mínimo de 25 diputados, procedentes de al menos una cuarta parte de los Estados miembros, una tarea que parece a priori difícil de alcanzar para partidos radicales que difieren en asuntos clave de soberanía o migración, por ejemplo.

Impulsados por el ministro de Interior italiano y líder de la Liga, Matteo Salvini, varios partidos de la derecha radical europea han escenificado ya su entendimiento, incluida la Agrupación Nacional de la francesa Marine Le Pen, el Partido por la Libertad del holandés Geert Wilders, o Alternativa para Alemania (AfD).

Sin embargo, otros como el partido de Santiago Abascal se mantienen al margen. Tampoco el partido ultranacionalista polaco Ley y Justicia (PiS), ni el Fidesz del primer ministro húngaro, Viktor Orban, han aclarado sus intenciones, a pesar de las señales de acercamiento que han mostrado con esta corriente.

Los polacos están actualmente en el grupo Conservadores y Reformistas junto con los 'tories' británicos mientras que los eurodiputados de Orban se mantienen en el grupo de los 'populares' en la Eurocámara, aunque el partido PPE ha suspendido a Fidesz por su deriva antieuropea

Posible alianza progresista

Ante el avance ultra, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, apela a la necesidad de una alianza progresista capaz de defender el proyecto europeo y que deje atrás la tradicional coalición de conservadores y socialistas que se ha mantenido durante décadas en la Eurocámara. Políticos socialdemócratas como el primer ministro portugués, Antonio Costa, o el ex primer ministro de Italia Matteo Renzi han expresado sintonía con esta idea.

Por ello, se cuenta con que los Liberales europeos (ALDE), que aspiran a recuperar la posición de tercera fuerza que perdieron en esta legislatura que concluye, sean clave en los nuevos equilibrios que se formen y en los que Los Verdes también podrían ganar peso.

Los algo más de 402 millones de europeos que están llamados a las urnas entre el 23 y el 26 de mayo elegirán un nuevo Parlamento que mantendrá los 751 escaños actuales, porque Reino Unido seguirá teniendo representación por no haber cumplido los tiempos previstos para el Brexit.

Si el divorcio se consuma esta legislatura, los eurodiputados británicos serán expulsados automáticamente, el Hemiciclo se reducirá a 705 asientos y se aplicará un nuevo reparto que, en el caso de España, supondrá incorporar cinco nuevos eurodiputados a los 54 que ya le corresponden.

Candidatos a presidir la Comisión Europea

Aunque no existen listas transnacionales que permitan a los europeos votar a su candidato preferido sea del Estado miembro que sea, los partidos europeos han hecho campaña con un candidato principal (o 'Spitzenkandidat', en alemán) a presidir la Comisión Europea en relevo del luxemburgués Jean-Claude Juncker.

El alemán del PPE Manfred Weber debería partir como favorito sobre el papel, porque representa al partido más fuerte, pero es poco conocido fuera de Bruselas y suenan otros nombres de más peso en la familia conservadora, como el francés Michel Barnier, actual negociador de la UE para el Brexit.

Le siguen el vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Estado de Derecho, el socialdemócrata holandés Frans Timmermans; y la actual comisaria de Competencia, la liberal danesa Margrethe Vestager.

Sin embargo, los líderes de la UE han dejado claro que no aceptarán automatismos y que les corresponde a ellos designar los puestos clave de las instituciones, aunque el del jefe del Ejecutivo comunitario tenga que superar luego una votación en el Parlamento.

Por eso, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE han previsto ya una cumbre europea extraordinaria apenas 48 horas después de las europeas para empezar a negociar un reparto de cargos que tendrá en cuenta los resultados, pero no necesariamente los respetará.

Además del sucesor de Juncker, hay que nombrar nuevo presidente del Consejo Europeo, nuevo alto representante de Política Exterior así como al presidente del Banco Central Europeo (BCE). En este reparto de votos, en los que el equilibrio norte-sur y antiguos-nuevos miembros es clave así como la familia política del candidato, podría entrar también el presidente de la Eurocámara.

Asimismo, los líderes europeos tienen el compromiso de lograr la paridad en el reparto de cargos, habida cuenta de que en la actualidad solo Federica Mogherini, la jefa de la diplomacia, es mujer, y nunca antes la Comisión Europea ha estado dirigida por una.

En este sentido, son varios los nombres que suenan para ocupar el más alto cargo en la UE, entre ellos los de Verstager, la directora gerente del FMI, la francesa Christine Lagarde, la directora general del Banco Mundial, la búlgara Kristalina Georgieva, así como la presidenta saliente de Lituania, Dalia Grybauskaite. También se menciona a la canciller alemana, Angela Merkel, si bien ella se ha descartado.

Voto por el clima

Más de 80 estudiantes de diferentes países europeos acamparon esta noche frente a la sede del Parlamento Europeo para pedir que los resultados de las elecciones europeas arrojen preocupación por el cambio climático y disposición a tomar medidas para proteger el planeta frente a ese fenómeno, según informa Efe.

«Haz del clima una prioridad. Redobla tus ambiciones. Toma en serio (el Acuerdo de) París», fue el mensaje que enviaron a la Unión Europea (UE), que hoy concluye cuatro días de elecciones para renovar el Parlamento Europeo.

El objetivo de este grupo de estudiantes, como señalaron en un comunicado, es permanecer 24 horas frente a la Eurocámara hasta que se cierren esta noche los colegios electorales y se vayan conociendo los primeros resultados oficiales, algo que sucederá a partir de las 23.00 horas (21.00 GMT).

Protestas de los chalecos amarillos

Varios centenares de «chalecos amarillos» participaron este domingo en una manifestación no autorizada en el centro de Bruselas organizada con motivo del triple escrutinio regional, federal y europeo en Bélgica, durante la cual causaron destrozos en el mobiliario urbano, según informa Efe.

La Policía intervino en la Estación del Norte de Bruselas para contener la marcha, convocada hace algunas semanas a través de las redes sociales pero para la que los organizadores no habían pedido autorización. Mientras un grupo de manifestantes fue contenido en la Estación de Norte por la policía, otro, formado por unos 250 «chalecos amarillos», se dirigió al centro de la ciudad destruyendo el mobiliario urbano a su paso.

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