216.250 euros por palabra

La consideración de empresas estratégicas tanto de Duro Felguera, un histórico ‘chicharro’ bursátil, como de Plus Ultra, una «aerolínea de nicho» según la descripción oficial, es muy cuestionable. Ambas tenían dificultades antes de la pandemia. Duro Felguera ha pasado de ser una empresa que extraía carbón de las entrañas de la Tierra a una empresa extractiva de recursos del Estado gracias a las ayudas a la minería (y ahora a las del fondo) pese a su intento de reconvertirse en fabricante de bienes de equipo.

Plus Ultra, fundada por un expresidente de la fallida Air Madrid, que dejó tirados en 2006 a miles de pasajeros, no ha generado resultados positivos al menos desde 2017. A finales de 2018, la sociedad tenía un fondo de maniobra negativo por lo que estaba en causal de disolución, según el auditor. Entre 2018 y 2019 hubo una mejoría en la gestión, pero su capacidad para generar beneficios seguía siendo muy inferior a la de su sector.

Lo que más ha llamado la atención es que las dos empresas guardan relación con Venezuela. Duro Felguera, porque parte de su ruinosa situación se debe al fiasco del proyecto Termocentro, una planta de ciclo combinado que abastecería a Caracas. El proyecto se valoró en 1.500 millones de euros, pero desde 2015 no se recibieron pagos del Gobierno de Maduro. En cuanto a Plus Ultra, Snip Aviation, propietaria del 47,2% de la aerolínea, es una sociedad controlada por un grupo de venezolanos de los llamados ‘boliburgueses’, empresarios enriquecidos por favores de Hugo Chávez.

La operación que exige más explicaciones es la de Plus Ultra. La empresa está lejos de ser estratégica para el sector turístico cuando en 2019, su mejor año, representó el 0,05% del total de pasajeros que llegan a España, según Aena. Los últimos movimientos revelan un intento por mejorar la cara de la compañía. El personaje más polémico, Fernando González Enfedaque, fundador de Air Madrid y Plus Ultra, fue separado de su cargo el 1 de febrero.

Resulta extraño que un Gobierno que se muestra tan estricto con los ‘youtubers’ que se van a Andorra ofrezca ayudas a empresas con propietarios y ejecutivos que operan desde paraísos fiscales o han cometido infracciones tributarias. Ya que el Estado ha puesto en juego tanto dinero de los contribuyentes en esta operación, lo menos que podría hacer el Gobierno es informar con todo detalle de las razones para hacerlo. Este es un excelente precedente para adivinar con qué premisas se gestionarán los fondos europeos.