Vela - copa américa

Un polizón en la Copa del América

Un día por dentro de la Louis Vuitton, la antesala de la batalla final por la Jarra de las tres guineas. El Luna Rossa abre sus secretos a un redactor ABC

Lucha por el ser el Desafiante en la Copa América

El Luna Rossa Prada Pirelli en plena batalla con el Ineos Brittania durante una regata ABC

Sergi Font

Barcelona

La Copa del América de vela, la competición más antigua del mundo y el tercer evento deportivo con mayor impacto económico para el anfitrión, después de los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol. Un torneo tradicional (la primera edición se disputó en 1851), ... que se está desarrollando en las aguas de Barcelona y que culminará a finales de octubre. Inmersa en un aura elitista, tradicionalista y purista, ABC ha podido vivir desde dentro las dos primeras regatas de la Copa Louis Vuitton, la pelea por convertirse en el barco Desafiante. Una experiencia junto al equipo italiano Luna Rossa Prada Pirelli, con un AC75 que fue bautizado y bendecido por el Papa Francisco en Cagliari, en la base oficial del equipo transalpino, el pasado mes de abril, conociendo desde el agua todos los detalles de la navegación y la competición. Un privilegio.

El día comienza con la información de todos los datos disponibles e imprescindibles para que se dispute la regata (oleaje, velocidad y dirección del viento, temperatura, humedad…) y poder preparar una buena estrategia, además de la elección de los ocho tripulantes –dos timoneles, dos 'trimers', que son los encargados de ajustar los 'foils' (aletas) y las velas, y cuatro 'cyclors', atletas que mueven las piezas móviles de la embarcación–. Nos recibe Monica Recchia, 'hospitality manager' del Luna Rossa Prada Pirelli para compartir toda esta información y confirmar al australiano Jimmy Spithill, dos veces campeón de la Copa América, y a Francesco Bruni, como los dos copatrones del AC75 que iba a disputar las dos primeras regatas de la Copa Louis Vuitton, la lucha por convertirse en el barco desafiante. El rival, el Ineos Britannia, que nunca ha pasado de esta ronda. El vencedor (el que antes gane 7 de las 13 regatas programadas) peleará la Jarra de las Cien Guineas con el defensor del título, el Team New Zealand.

Irene Boccitto, del equipo del Luna Rossa, insiste en la importancia de la equipación de los regatistas, compuesta por lana merino, y muestra cómo se protegen de las inclemencias del tiempo gracias a la estrecha colaboración con Woolmark, la autoridad mundial de la lana que está revolucionando la industria demostrando que la lana merino es una fibra de alta calidad para la elaboración de textil deportivo, gracias a sus propiedades. Por ello, Luna Rossa ha seleccionado a la compañía como socio técnico para esta edición de la Copa América, apostando por el uso de tejidos naturales. «La elasticidad, la transpirabilidad, el confort, el aislamiento y la resistencia al agua es clave. Esta asociación no solo pone en relieve la superioridad funcional de la lana merino, sino que también reafirma nuestra dedicación a avanzar en su uso en deportes de alto rendimiento», explica John Roberts, director general de Woolmark Company, que destaca la sostenibilidad y el compromiso con el medio ambiente.

Es el momento de ver salir a los regatistas. Sus familias, que llevan más de un año afincadas en Barcelona, se agolpan en el muelle, en el lado sur del puerto, cerca del hotel W. Mientras izan una bandera gigante de Italia y por megafonía suena a todo trapo una serie de canciones que han escogido los tripulantes para animarse, mujeres y niños lanzan besos y buenos deseos a los marineros. «Torna con la vittoria papà, e stai attento» (vuelve con la victoria papá, y ten cuidado) se le oye decir a un pequeño.

El Luna Rossa Prada Piree ABC

Llega el momento de subir al barco y presenciar las dos regatas desde el mar, con el skyline de Barcelona de fondo. Giovanna Micol, timonel de un AC40 que debe competir en otra categoría, hace las veces de anfitriona y se dispone a resolver todas las dudas que este periodista y otros diez invitados puedan tener. Mientras nos acercamos al campo de regatas, las velas del Luna Rossa y del Ineos Britannia se asemejan a dos aletas de tiburón recorriendo un girón de mar. Tres helicópteros sobrevuelan la zona como pegajosos mosquitos. Es una jornada de viento magnífico y con olas de más de un metro, lo que ha ayudado a que los monocascos alcanzaran velocidades de 52,3 nudos (96,9 km/h) y a que el espectáculo sea inolvidable.

«Las dos embarcaciones tienen que hacer un recorrido barlovento-sotavento, por su orientación de acuerdo con la dirección del viento. Desde la salida, los AC75 navegan de ceñida hacia barlovento, viran la primera baliza y luego van de empopada o en rumbo abierto hacia sotavento. Y lo repiten», empieza explicando Micos, que ríe al ver la cara desencajada de sus oyentes, incapaces de descifrar el lenguaje marino. «Hacia donde el viento se dirige se llama sotavento y de donde sopla el viento se llama barlovento. Navegar de ceñida es hacerlo contrario al viento y empopada es hacerlo con el viento a favor», aclara la italiana.

Olas de metro y medio

Asistir a la regata desde un barco permite ver la acción en directo y los pequeños detalles por una gran pantalla que lleva la embarcación. La primera regata no tuvo mucha historia, fue ganada por el Luna Rossa y celebrada a bordo con banderitas italianas y Prosecco, un vino blanco italiano que generaba mucha felicidad en algunos invitados. La salida fue determinante y el triunfo incontestable. Los planos cortos de la tele ofrecían el trabajo a destajo de los 'cyclors' pedaleando y haciendo volar el AC75 por encima del agua. La segunda regata se demoró media hora. El viento, aunque elevado, no constituía peligro (el límite es de 29 nudos y en esos momentos soplaba a 22 nudos), pero sí las olas, que alcanzaban el metro y medio y ponían en peligro la estabilidad de la embarcación. La segunda 'race' se la llevaron los ingleses, entre bocinazos de sus barcos amigos. Una pequeña embarcación del Ineos Britannia ondeó pequeñas banderolas hacia nosotros, en un buen ambiente, pero de rivalidad. La primera jornada acabó 1-1 (ayer, tras el descanso del viernes y que la ausencia de viento impidiera la disputa el sábado, el marcador quedó 2-2 tras dos nuevas regatas, aunque la primera se saldó por descalificación de los italianos tras un problema en la vela).

«Las condiciones han sido muy desafiantes, muy fatigantes para los 'cyclors', pero hemos hecho muy buen trabajo y esto va a ser una batalla hasta el final. Será un duelo largo en el tiempo», diría luego Spithill al llegar a tierra.

Sobre las plateadas olas impresionan los 22,8 metros de eslora de su casco y los 26,5 metros de su mástil. Los expertos nos aseguran que el AC75 pesa lo mismo que cuatro morsas (seis toneladas). Pero lo que de verdad cautiva es cómo desafía las leyes de la gravedad. Verle virar en directo es un espectáculo pero por la televisión se puede apreciar como los dos grandes brazos con 'foils' (aletas) que entran y salen del agua mantienen equilibrada la embarcación y la elevan ligeramente sobre la superficie del agua. Es un diseño hecho para volar. «Los brazos tienen al menos tres configuraciones diferentes: una para navegación a alta velocidad, una segunda para tener mayor estabilidad en las maniobras más arriesgadas, como giros o cambios de rumbo, y una tercera cuando está amarrado en el muelle», explica Micos.

Con las regatas concluidas es el momento de regresar al muelle. Sin miramientos, el capitán obvia el mareo de algunos de sus pasajeros mientras vadea olas de dos metros que obligan a los invitados a buscar refugio dentro de la embarcación. La jornada de sol y Prosecco va tocando a su fin. Ya en tierra, es otro espectáculo ver cómo llega la 'Bala Plateada' al amarre. Entre diez y doce operarios ayudados por una grúa sacan el monocasco del agua, recogen las velas y se dedican a limpiarlo concienzudamente. Con agua dulce y escobones, limpian la obra vista y frotan con mimo los brazos y las aletas. Y en un hangar, bajo la atenta supervisión de Max Sirena, director de equipo y patrón del Luna Rossa, el AC75 descansa hasta la siguiente batalla.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios