Tenis

Nadal sigue en tierra movediza

El balear, baja en Barcelona, no quiere correr riesgos que pongan en peligro su presencia en Roland Garros

El físico retrasa el regreso de Nadal: baja en Barcelona

Nadal, en un partido del Mutua Madrid Open del año pasado De San Bernardo

15/04/2023
Actualizado a las 03:31h.

Siempre que llegaba la primavera, florecía Rafael Nadal, imperial sobre esta superficie roja en la que se ha hecho leyenda. Pero en este 2023 las dudas sembradas por su lesión en el psoas ilíaco continúan en el aire. Ausente desde el 18 de enero, ... confirmó ayer que no estará en el Conde de Godó (17-23 de abril), ese ATP 500 cuya pista principal lleva su nombre y que ha ganado en doce ocasiones. Prefiere apurar los tiempos de recuperación para ganar la confianza suficiente y regresar al circuito con plenas garantías, pues una vez en la pista ya no se admiten concesiones ni partidos a medio gas.

«Barcelona es un torneo especial para mí, porque es mi club de adopción y porque jugar en casa es siempre una sensación única», indicaba el balear por redes sociales a media mañana. Y reconocía las causas de su renuncia: «Aún no me encuentro preparado y sigo, por tanto, mi proceso de preparación para la vuelta a la competición». Nadal añade unos cuantos días más a su baja para comprobar si el cuerpo, la cabeza y la confianza están listas para lo que llega por delante, con el Mutua Madrid Open (del 24 de abril al 7 de mayo), como siguiente parada.

Su lista de pros y contras para acudir a la Caja Mágica pasa, claro, por Roland Garros, el objetivo máximo durante toda su carrera y también en este 2023. Por un lado, necesita la seguridad de que su cuerpo está al cien por cien y un poco más para evitar sustos innecesarios o algún otro contratiempo que eche a perder sus planes de atacar el decimoquinto mordisco en la Philippe Chatrier de París. Por otro, necesita partidos para aclimatarse de nuevo al circuito y a la competitividad, aunque desde hace años sabe que no necesita los maratones que disputaba para hallar su punto de esplendor. Lo demostró el año pasado, cuando, debido a otra lesión -fractura de una costilla- y al pie, apenas jugó cinco partidos en la gira de tierra. Tres en Madrid, con victorias ante Kecmanovic (6-1 y 7-6 (4)) y Goffin (6-3, 5-7 y 7-6 (9) y derrota ante Carlos Alcaraz (6-2, 1-6 y 6-3); y dos en Roma: triunfo ante Isner (6-3 y 6-1) y derrota con Shapovalov (1-6, 7-5 y 6-2).

A este ejemplo de camino acortado y aun así exitoso se aferra el balear, que también tiene en esa lista la factura que le han pasado sus ausencias en el ranking. Es 15 del mundo en este momento, su peor posición desde el 11 de abril de 2005, cuando en su palmarés solo asomaban los títulos ATP de Sopot, Costa do Sauipe y Acapulco. Pero tiene en este 2023 un buen camino para arañar puntos y posiciones porque apenas defiende rondas del curso anterior. Con la cuenta a partir del Mutua Madrid Open, y sin contar que pudiera participar en algún otro torneo menor para ganar rodaje y puntuación, podría sumar hasta 1.730 puntos: los 1.000 del Master madrileño y los 1.000 de Roma, y descontados los 270 que acumuló por los cuartos de Madrid (180) y los octavos del Foro Itálico (90).

No es baladí, pues una mejor posición en la clasificación le evitaría cuadros más complicados, con jugadores top desde las rondas de octavos, sobre todo mirando a París.

Pausas y más pausas

«Estamos todos a la espera, ilusionados en que pueda comentar cuándo volver. Hay que respetar sus tiempos y sus procesos. Y no hay duda de que el que más quiere volver es él, los demás estamos expectantes y muy ilusionados de volver a verlo. Ojalá su vuelta sea pronto. A Rafa se lo echa mucho de menos en el circuito, no solo a nivel español, sino internacional. Por lo que aporta, por lo que añade siempre con su tenis, su forma de ser, su épica constante», admite Álex Corretja a este diario.

Son casi tres meses más en barbecho en su extenso historial de ausencias. Ya en 2022, después de un inicio de curso «milagroso» -según él mismo reconoció- con títulos en Melbourne, Acapulco y el mordisco en Australia, su Grand Slam número 21, se rompió una costilla en Indian Wells en marzo y la gira de tierra también se vio mermada. Solo esos cinco partidos que, sin embargo, no le impidieron llegar en su mejor momento a París para levantar el decimocuarto trofeo en la Philippe Chatrier.

A partir de ahí, rotura en el abdominal cuando se disponía a jugar las semifinales de Wimbledon y breves reapariciones en Cincinnati (primera ronda con Coric), US Open (octavos ante Tiafoe) donde se agravó la lesión, y primera ronda en París-Bercy (Paul) antes de culminar con dos derrotas (Fritz y Auger-Aliassime) y una victoria (Ruud) en la Copa de Maestros.

En este 2023 apenas cuatro partidos, con tres derrotas (Norrie y De Miñaur) y una victoria (Draper). Su último encuentro fue el 18 de enero, segunda ronda del Abierto de Australia, contra Mackenzie McDonald (6-4, 6-4 y 7-5). Derrota y lesión en el psoas ilíaco que el propio tenista definiría, semanas más tarde, como «una rotura importante». Esa que sigue tratando para poder estar en Madrid, para poder sentirse tenista de nuevo, para poder darse una nueva oportunidad de ser competitivo y quién sabe si volver a ser el Rafa Nadal que desafía todas las lógicas. Por el momento, día a día.