Wimbledon
Djokovic, a semifinales con una lección y una advertencia
El serbio muestra su versión más completa y letal tras remontar dos sets en contra ante Sinner (5-7, 2-6, 6-3, 6-2 y 6-2) en tres horas y 35 minutos
Nadal ya va sin freno
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónSe puede explicar que Rafael Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic sean los mejores por el número de títulos, lo único que puede valorarse de forma objetiva. Pero existen otros intangibles que los elevan en otra categoría con respecto al resto, y con mucha ... distancia, que es más difícil de explicar. Que los tres sepan ganar aun jugando mal o poner el cuerpo y la mano al nivel que exige el rival, ni más para no desgastar, ni menos para llevarse un susto. Que Nadal gane Australia después de seis meses de parón, o que gane también Roland Garros, a pesar de todo. Que Djokovic sepa equilibrar la cabeza tanto como para perder los dos primeros sets y saber que es solo una ilusión que le permite al rival, que acabará teniendo el control. Fue Jannik Sinner quien se imaginó las semifinales tras dos primeros sets impecables; es Djokovic quien las jugará, con tres sets sublimes.
Es un 1-4 para Djokovic a los 17 minutos. Otro día en la oficina para el serbio. Pero este Sinner ha crecido mucho, sobre todo de cabeza, en los últimos meses y se niega a ser otra víctima fácil del inmaculado camino que el serbio inauguró en Wimbledon en 2018, 26 partidos sin derrota en el jardín londinense. Así que impone el italiano su mano dura, saque más duro aún y también cabeza firme. Está todo. Y lo que faltaba lo puso Djokovic, con cierta apatía y demasiados fallos que le costaron el disgusto inicial.
Era un 4-1 a los 17 minutos, pero es un 7-5 a favor de Sinner en 58. Son tres dobles faltas y 12 errores no forzados del serbio para ese cambio en el marcador y en la actitud, taciturno y sin chispa durante demasiados minutos, algo inusual en él que recupera siempre rápido de los posibles bajones. No lo deja salir Sinner, dos breaks también en el segundo set para disfrute de los italianos presentes en la grada, que llegaron tristes con la baja de Matteo Berrettini por Covid, se les escurrió Lorenzo Sonego en manos de Nadal, pero se ilusionan porque este Sinner está casi listo para marcarse un triunfo de los grandes. 6-2 a su favor en 36 minutos, ocho puntos de ocho con su primer servicio, sin afrontar ninguna bola de break.
Sin duda, Djokovic quiere ganar todos los partidos fácil, sin esfuerzo, rápidos, sin desgaste. Pero cuando no lo consigue, activa siempre que puede ese gen inexplicable que lo ha hecho tener el récord de semanas como número 1, que lo empujó hasta empatar a 20 Grand Slams con Roger Federer, que lo impulsa a alcanzar ahora a Nadal. Y ante Sinner, le funciona. Le cambia la cara, el gesto, los pasos. Y es ese Djokovic de apariencia indestructible que ganó diez títulos en 2011, once en 2015 o que encadenó siete finales ganadas consecutivas contra Nadal.
Sube el porcentaje de primeros servicios de un 61 % en el segundo set a un 80 en el tercero, el revés comienza a ser un martirio y la derecha, un obús, y alarga y estira el cuerpo para llegar, ahora sí, a todo lo que le propone Sinner, que es mucho y que ha funcionado en la primera hora y media de juego, que es mucho y empieza a no hacer ningún daño. Es el mismo Sinner, pero es otro Djokovic.
Minimiza el serbio la cuenta de errores, solo tres en la tercera manga, que gana con rapidez y contundencia en 42 minutos. Brazos al alto buscando apoyo de la grada. Serán ocho fallos en la cuarta, también para su lado, en 45 minutos; dedo índice a la oreja. Es el actual rey de Wimbledon (seis títulos) y requiere el aplauso. Es uno de los mayores retos del mundo del tenis, ha ganado seis partidos con los dos primeros sets en contra, de los ocho a los que se ha enfrentado. Datos objetivos de su capacidad de superación que, sin embargo, no explican el por qué ni el cómo.
Son tres horas y Sinner celebra el primer juego del quinto set. Ahora se mide el crecimiento. Puño al aire y sonrisa porque comienza por delante después de perder su turno de saque en los dos capítulos anteriores. Pero este Sinner que está jugando de maravilla aprende a las malas lo que significa jugar contra este Djokovic de hierba y orgullo. Quizá la clave resida aquí: "Sentí que Sinner entró al partido sin mucho que perder, pero sí tenía mucho que perder cuando se puso dos sets a cero. Pude sentir eso en él".
Y se plasma en el juego. Hay buenos reveses cruzados, pero cruza más Djokovic; hay intención en las dejadas, pero la elasticidad del serbio es infinita; hay peloteos largos desde el fondo, pero Djokovic manda en todos; hay buena estrategia, pero es más efectiva la del de Belgrado. Es un break en el tercer juego. Apenas hay sudor en la frente del serbio, que camina ahora más grácil y liviano. Modo ganador, inmutable, en blanco para confirmar la rotura.
Aún tiene ganas de jugar, tan sobrado ya desde que perdiera el segundo set en cuanto a tenis y confianza. Se resbala por la hierba como si fuera tierra y extiende los brazos en modo avión.
This is how champions play 💫
— Wimbledon (@Wimbledon) July 5, 2022
Over to you, @DjokerNole... #Wimbledon | #CentreCourt100 pic.twitter.com/fn5KXfpxUo
Así está ya el serbio, que se procura otra opción de break en el séptimo juego y Sinner muestra lo que le falta por madurar: envía una volea fácil demasiado larga. Son tres horas y media y Djokovic lanza el puño y toca la hierba en agradecimiento, juego en blanco para clasificarse en semifinales tras una lección de aplomo, confianza en sí mismo y una advertencia: está en modo campeón.
«¿Podemos hablar del tercer, el cuarto y el quinto set, en lugar de los dos primeros? Sinner me lo ha puesto muy difícil, es muy maduro para su edad y lo está haciendo muy bien. He sido mejor tenista después de los dos primeros sets, he tenido que hablar un poco conmigo mismo. Jugar al tenis en este escenario es una bendición. Paso por los mismos malos momentos que todos. Tienes que ganar tu lucha interior, es lo más difícil. Creo que te ayuda haber pasado por estas circunstancias antes en otros Grand Slams. Quizá es la experiencia de haber pasado por estos momentos antes o pasar por el servicio tras el segundo set, una combinación de todo. Adoro absolutamente esta pista. Este es el mayor torneo del circuito, es el más importante de mi carrera, es el que me inspira a seguir trabajando. Cada vez que estoy en esta pista es una oportunidad de seguir creciendo y disfrutando», explica sobre esta resurrección.
Se enfrentará el viernes a Cameron Norrie, que superó, en otro partido a cinco sets, a David Goffin (3-6, 7-5, 2-6, 6-3 y 7-5). Norrie, 26 años y 12 del mundo, toma el relevo de Andy Murray, último semifinalista británico, seis años después. Lo celebró la grada, volcada con el compatriota, y lo celebra el tenista, que nunca había pisado antes las semifinales de un Grand Slam.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete