Williams, a por su séptimo Wimbledon

Por si esto no fueran motivos suficientes, la estadounidense ha logrado su billete a la final de menos a más. Sufrió en sus primeros encuentros, pero ha ido manejando la presión y a las rivales ronda por ronda. Hasta deshacerse de Elena Vesnina en apenas 48 minutos en la semifinal. Es la número 1 y quiere que su palmarés sea todavía más lustroso. Después de tres oportunidades desaprovechadas de sumar el Grand Slam número 22 en US Open, Australia y París, afronta la final de Wimbledon -28 en su carrera- con alegría renovada. De conseguirlo, igualaría a Steffi Graf como líderes indiscutibles en campeonas de «grandes».

Pero enfrente tiene a Angelique Kerber , que también superó sin mayores problemas a la mayor de las Williams, Venus, en su semifinal (6-4 y 6-4). La alemana es una oponente de prestigio y que tiene en su historial el motivo para creer en sí misma. A principios de año, Kerber venció a Williams en la final de Australia. Y a ese recuerdo se aferra la número 3 del mundo para encarar el partido del sábado.

Quiere volver a brillar, un segundo «grande» que la devolviera de nuevo a las portadas después de que tras ganar en Australia tropezara consecutivamente en Madrid, en Roma y en Roland Garros. Gane o pierda, el lunes se levantará en el puesto número 2 de la WTA, superando a Garbiñe Muguruza, que se despidió del torneo londinense en la segunda ronda ante Jana Cepelova.

«Este es un torneo totalmente diferente, nuevo. Tengo que salir totalmente concentrada para hacer todo lo que pueda en la final», dijo Kerber sobre Serena.

La estadounidense ha ganado cinco de los siete enfrentamientos previos, pues además de la final de Melbourne, también logró la victoria en Cincinnati, en 2012, aunque nunca se han visto las caras sobre hierba. Kerber aspira a ser la primera jugadora que derrote a Serena en dos finales del Grand Slam en el mismo año, y a convertirse en la sucesora de Steffi Graf , la última germana que ganó en el All England, en 1996.