Las (casi) mil noches de Rafa Nadal lejos de la gloria

En estas casi mil noches, Nadal saboreó un oro olímpico junto a Marc López y cazó un Master 1000 (Montecarlo 2015) y varios torneos ATP (4), pero nunca se acercó tanto a su decimoquinto Grand Slam.

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La montaña rusa que el español ha atravesado en estos dos años y medio provocó dudas en los aficionados, pero nunca en su entorno más cercano ni en él mismo, convencido de poder retomar a la elite a base de paciencia y trabajo.

Así, tras caer hasta el número 10 del ránking , Nadal comenzó una escalada lenta pero segura hasta la cúspide. Victorias en Buenos Aires, Stuttgart y Hamburgo en 2014 en un período marcado por la ansiedad y la precipitación. Alegrías el año pasado en casa (Conde Godó) y el torneo de Montecarlo antes de decir adiós a Roland Garros por un problema en la muñeca . Su recuperación exprés para ir a Río, casi imprudente, le obligó a frenar su cuerpo poco después.

Un parón que parece que le ha sentado muy bien para sentar las bases de futuro. Junto a Carlos Moyá , nuevo integrante de su equipo técnico, ha encontrado la estabilidad que le faltaba. Más regular y centrado, sin los problemas físicos del pasado, Nadal ha reencontrado la alegría y su mejor juego.

En Australia, aún sin Djokovic y Murray (eliminados de manera prematura), ha demostrado que es capaz de volver a pelear de tú a tú con los mejores. Ha vuelto, por fin, a otra final de Grand Slam y confía en celebrarlo el domingo con un título que le sitúe de nuevo entre los mejores del circuito. Nadal ha vuelto. Está de nuevo a un paso de la gloria mil noches después. Solo Federer, coautor de este cuento de hadas, puede evitarlo.