Davidovich alarga su sueño en Montecarlo con un triunfo épico

El sábado era día grande para el malagueño. En realidad, lo lleva siendo todo el torneo, que comenzó con victoria ante Djokovic y que acabará una semana después jugando en la central ante otro gigante con el título en juego. Un sueño del que no quiere despertarse y que logró alargar en un partido lleno de altibajos ante Dimitrov.

Amaneció muy serio Davidovich y eso que era la primera vez que se asomaba a unas semifinales de un Masters 1.000. Salió seguro el español, convencido de su juego. Confianza cimentada en su victoria ante el número uno en la segunda ronda del torneo y que seguía por las nubes días después. Muy sólido desde el fondo de la pista, Davidovich rompió muy pronto el servicio de su rival para tomar ventaja en la primera manga. Era solo el tercer juego del partido y, a partir de entonces, se limitó a controlar el set con un saque certero (por encima del 80 por ciento de primeros) que le permitió apuntarse ese primer parcial (6-4).

Tenía controlado el partido Davidovich, que tenía muy estudiado a su rival. Un Dimitrov venido a menos en los últimos años , pero en cuya raqueta hay todavía dinamita. La sacó a relucir nada más comenzar el segundo set, en el que aprovechó su primera bola de rotura para ponerse 2-0. Primera ventaja en el partido, que derribó muy rápido Davidovich con cuatro juegos consecutivos que ponían al búlgaro contra las cuerdas. Llegó a sacar el malagueño para llevarse el partido, pero fue entonces cuando le pudieron los nervios. El vértigo de verse a las puertas de su primera final.

No cerró el choque y se hundió en el tie break, dejando escapar su ventaja y fiando todo a un tercer set que comenzó mal para él. Fatal.

Otra vez un break de salida para Dimitrov obligaba a remontar a Davidovich, que por momentos se mostró desesperado en la cancha. Con dos juegos abajo y sacando para evitar un nuevo break , el español se asomó al abismo. Gesticulaba en cada punto, buscando una rendija para liberar su frustración. Levantó hasta cuatro bolas de rotura y, cuando parecía abocado a la derrota, con Dimitrov crecido, se sacudió la presión con un ejercicio de épica inesperado.

Cinco juegos consecutivos para él , que pasó de tener un pie y medio fuera de Montecarlo a quedarse a solo un saque de su primera gran final. Evitó el sexto juego consecutivo Dimitrov, pero no pudo hacer nada contra el servicio de Davidovich, al que esta vez no le entraron las dudas. Las había dejado atrás en ese interminable tercer juego del último set -casi catorce minutos de tortura para él- que marcó el principio del fin para Dimitrov. Victoria que celebró con lágrimas en los ojos el español, que el domingo peleará por su primer título ante un gigante. Lo hará sin miedo a perder y convencido de que su sueño en Montecarlo está a un solo paso de hacerse realidad.