Djokovic seca a Verdasco

La lesión en el codo mermó su capacidad para estirar su hegemonía, que con tanta brillantez defendió en años como 2011, 2012 o 2015. El bajón físico lo pagó en la mentalidad y en el ranking, siendo el primero más difícil de levantar porque tardó mucho en encontrar la dolencia y todavía sigue reencontrándose él.

En esa senda está, cada vez más seguro de sí mismo y hasta con tintes que recuerdan sus mejores momentos. Ya avisó en la semifinal de Roma contra Nadal hace unos días. Y en París, está en cuartos consolidado en ese revés mágico que desquicia a sus rivales. Aunque también se recuerda al mejor Djokovic en lo malo: como en el enfado ante Roberto Bautista , que pagó su raqueta, destrozada en mitad de la pista.

Fernando Verdasco lo intentó, envalentonado por esta nueva oportunidad con París, una séptima vez en octavos . Pero ha tenido también mala suerte, pues todos sus rivales asustan ya desde el nombre: Djokovic, Nishikori, Murray... Y de nuevo ante el serbio, su derecha agresiva, mortal cuando coge la pelota un poco más arriba de su cadera, solo funcionó el primer set. Especialmente interesante el inicio del encuentro del español: 30 minutos duraron los tres primeros juegos .

Sin embargo, Djokovic no aguantó la pelea igualada y se marchó hacia delante con esa furia con la que ganó sus doce grandes. Alaridos y puños en alto para reivindicar su sitio de nuevo entre los mejores. No está nada lejos de quien fue, aunque este Djokovic sea distinto, con más repertorio de golpes y con una determinación que pasa primero por coger confianza en su tenis y descargar con furia sus golpes. Es un primer paso que ha dado en este Roland Garros que se le pone bonito porque en cuartos se enfrenta a Marco Cecchinato , cuasi desconocido en el circuito pero que se ha plantado en la segunda semana después de tumbar a Pablo Carreño en tercera ronda y David Goffin en octavos, por 7-5, 4-6, 6-0 y 6-3.