Marrero y Verdasco, campeones de la Copa de Maestros

España, un país desde siempre individualista en el mundo del tenis, se congratula porque encuentra otra pareja magistral , un tándem que se entiende a las mil maravillas. Verdasco es un talento consagrado, una raqueta que ha hecho carrera en el circuito individual, mientras Marrero se gana la vida en el dobles. La mezcla es explosiva como demostraron en la final contra los Bryan, los mejores del planeta.

Uno es zurdo, Verdasco, y el otro juega con la derecha, intersante combinación para esta especialidad. Verdasco y Marrero tienen, con éste, seis títulos en común y pasan a ser uno de los tándems más respetados. Vestidos de rojo, y emocionados por ser la primera vez, han desactivado a los Bryan con un encuentro magnífico.

La clave estuvo en el primer set, en donde los españoles salvaron cuatro pelotas de set con 5-4 en contra . En la Copa de Maestros se juega al punto de oro (cuando se llega al 40-40, gana el juego la pareja que sume el punto de desempate) y Verdasco y Marrero gestionaron bien esa estadística, muy concentrados en las situaciones de tensión.

Se mantuvo la misma tónica en la segunda manga, disputadísimo cada juego . Marrero, desconocido para muchos, es un jugador notable y ofreció una madurez asombrosa en su primera gran cita. Verdasco, por su parte, fue afinando esa derecha que tiene y los Bryan mucho hacían con salvar sus saques.

Se llegó a un desenlace épico, todo o nada al tie break. En los partidos de dobles, los desempates se disputan envueltos en una emoción única y los Bryan tomaron la iniciativa desde el primer punto. Verdasco y Marrero, condenados a revertir el marcador, lucharon hasta el final y no encontraron el premio, penalizados por esas cuatro pelotas de rotura que no supieron aprovechar anteriormente. La final de la Copa de Maestros se decidía en el super tie break (gana el que llegue antes a diez puntos con una ventaja de dos).

Y ahí, en el cara o cruz, los españoles jugaron siempre desde la pasión . Se encendieron al ponerse por delante y se escaparon de forma definitiva cuando se vieron con 4-1 en el luminoso del O2. Las puertas de la gloria se abrían de par en par y se instalan en ella Fernando Verdasco y David Marrero, los maestros de maestros.