La fría y complicada vida fuera del Real Madrid

«El Sevilla FC y el futbolista Isco Alarcón han acordado la rescisión del contrato que unía a ambas partes desde que, el pasado verano, el jugador malagueño llegase a la entidad nervionense tras finalizar su etapa en el Real Madrid. Isco ha disputado un total de 19 partidos oficiales como blanquirrojo, divididos en 12 encuentros de LaLiga, seis de la Liga de Campeones y uno de la Copa del Rey. Anotó un tanto, ante el Copenhague en la competición europea, y repartió tres asistencias».

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J. A. M.

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El comunicado del Sevilla ponía fin a la efímera etapa del internacional en la capital andaluza, a la que llegó por petición de Julen Lopetegui y de la que sale muy señalado tras unos últimos años en el Real Madrid en los que solo fue noticia por motivos extradeportivos.

Isco, ahora con 30 años, es un exfutbolista desde que tenía 26. Hasta entonces, había sido una de las grandes figuras del Real Madrid, campeón de Europa en cuatro ocasiones entre 2013 y 2018, durante sus primeros cinco años en la capital, todos ellos brillantes. Tanto que hasta amenazó durante bastante tiempo a la BBC (Benzema, Bale, Cristiano), que en aquella época llegó a ser innegociable. Isco puso en solfa el tridente con su titularidad en las finales de Champions de 2017 y 2018, en las que el galés fue suplente.

En esa época, además, era el líder de la selección, pero todo se vino abajo en poco tiempo. Tras ganar la Decimotercera en Kiev vino la dimisión de Zidane y la llegada de Lopetegui, un cambio de cromos que en su caso era un impulso más a su meteórica carrera de blanco. El problema fue el breve paso de Julen por el banquillo. Fue despedido a primeros de octubre y con Solari, su sucesor, Isco inicio su caída a los infiernos. Le faltó el respeto al argentino en varias ocasiones delante del vestuario, no entrenaba como debía, se enemistó con el capitán Ramos y cogió unos cuantos kilos demás, lo que hizo estallar a Solari, que pidió al club que le abriera un expediente a la vez que le mandaba un mensaje claro del que todos sus compañeros fueron testigos. «Qué decepción, qué decepción. Ni siquiera puedes subirte a la báscula. Conmigo como entrenador no volverás a jugar en el Real Madrid», le dijo tras la eliminación de Champions ante el Ajax, como desveló por aquel entonces este periódico.

Fue en marzo de 2019 y apenas tenía 26 años, pero ya nunca más levantó cabeza. Ni la vuelta de Zidane, ni cuando le quitaron la competencia de James, ni tampoco la segunda etapa de Ancelotti, Nada cambió ya su papel en un Madrid en el que asumió cada vez menos protagonismo. Isco se convirtió en un futbolista de relleno en sus últimos cuatro años de blanco, pero 8 millones netos eran una razón de peso como para no moverse de la capital. Esa generosa soldada no la iba a percibir en ningún otro club y estuvo en Valdebebas hasta que el pasado verano finalizó su contrato.

En el mercado estival, Lopetegui salió a su rescate para darle una nueva -y, seguramente- última oportunidad en el fútbol de élite, pero otra vez se repitió la película. Julen fue despedido del Sevilla en octubre y Monchi, que solo fichó a Isco por darle el gusto al técnico, se lo ha quitado de en medio en la primera oportunidad que ha tenido. Ni lo quería el director deportivo ni lo quería Jorge Sampaoli. «Es una situación que no me involucra demasiado a mí. Mi función como entrenador es ver lo que tengo disponible. La decisión sobre quién llega y quién se va no es del entrenador sino del club», dijo ayer el argentino.

El ocaso de Isco, acrecentado todavía más en los seis meses que lleva fuera del Madrid, es un caso más de los varios que han sucedido en los últimos años. James, Morata, Higuaín, Ozil o Di María son algunos de ellos y, más recientemente, Varane, Marcelo, Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo Todos dieron un paso atrás a nivel deportivo y se alejaron de la excelencia y la brillantez que alcanzaron.

El caso del camero y del luso, dos de los mejores jugadores de la historia del club, son los que mejor muestran lo que le puede cambiar la vida a un futbolista del Madrid cuando se quita la camiseta blanca de las 14 Champions. Lo tenían todo: estatus, fama, dinero, respeto y admiración. Leyendas que quisieron echarle un pulso al club pensando que estaban por encima de él, y acabaron cogiendo la puerta de salida y poniendo la primera piedra de su adiós a la élite. Ahí tienen a Cristiano, pasando de soslayo por la Champions, suplente en su selección y, actualmente, sin equipo. Como Isco, el último en conocer de primera mano el congelador post Real Madrid.

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