Víctor Orta se pone las pilas y adelanta los deberes

En la última semana de julio de 2023 y después del primer stage en Montecastillo, el Sevilla viajaba a Alemania para la segunda parte de su pretemporada prácticamente sin ningún movimiento realizado en su plantel por Víctor Orta. El ex del Leeds United sólo había articulado por esas fechas una salida, la de José Ángel Carmona al Getafe, y ningún fichaje. La situación para el entrenador era harto comprometida, con un preocupante overbooking de descartes en su plantel y sin caras nuevas a dos semanas del inicio de LaLiga. El primer mes de Orta en su puesto fue un suplicio. Tampoco había novedades sobre la gran venta que tenía que realizar el club para impulsar su maltrecha economía y poder acometer así las operaciones previstas. Dos eran los candidatos a generar esa relevante plusvalía, Bono y En-Nesyri. Finalmente fue el portero el que salió, aunque su venta no se formalizaría hasta el 18 de agosto con un jugoso traspaso al Al-Hilal de la Saudi Pro League por 21 millones de euros.

Durante ese intenso mes agosto, y a la carrera, Orta tuvo que gestionar todo el excedente de futbolistas con más de una decena de salidas y los fichajes de Djibril Sow, Lukebakio, Nyland, Soumaré y Mariano. Casi todos llegaron con LaLiga comenzada e incluso Sergio Ramos aterrizó en septiembre con el mercado ya clausurado. Los refuerzos entraron sin poder realizar la pretemporada con el equipo y el entrenador ni dio con la tecla ni encontró soluciones. El Sevilla sólo fue capaz de ganar uno de sus siete primeros partidos oficiales, ante Las Palmas (1-0) en la jornada 5ª. El curso nació torcido y ya resultó prácticamente imposible enderezarlo hasta el tramo final con Quique y tras prescindir de Mendilibar y Diego Alonso en el banquillo.

La lección la ha aprendido perfectamente Víctor Orta. Este verano sí ha podido diseñar su proyecto desde el principio y no le ha cogido el toro. El director deportivo madrileño está ejecutando una planificación modélica en tiempo y forma, teniendo en cuenta el ingente número de operaciones realizadas a estas alturas y las severas limitaciones económicas con las que se tiene que mover en el mercado (el club ya dejó claro que no afrontaría traspasos por encima de los 4-5 millones de euros). Si en julio del año pasado Orta no había realizado todavía ningún fichaje, ahora ya lleva cuatro: Sambi Lokonga, Saúl Ñíguez, Chidera Ejuke y Peque Fernández. Los dos primeros llegaron como cedidos, Ejuke aterrizó libre y únicamente ha pagado traspaso el club por Peque (4 millones). Además, Víctor Orta tiene atadas dos incorporaciones más: la del delantero Kelechi Iheanacho como agente libre y la vuelta del centrocampista Lucien Agoumé, por el que el Sevilla le abonará al Inter de Milán 3-4 millones por un porcentaje de sus derechos.

Con estos refuerzos Orta deja mucho trabajo adelantado para García Pimienta. No era nada fácil a priori anticiparse en el mercado para atar a este perfil de futbolistas teniendo en cuenta los recursos tan limitados con los que el Sevilla acude a reforzarse al escaparate internacional. En el club valoran especialmente la agilidad que ha mostrado Orta en este sentido. Ahora toca lo más difícil: los resultados.

Tampoco ha pospuesto demasiado el responsable de la parcela deportiva sevillista la necesaria venta de una de las estrellas del plantel para obtener plusvalías. A En-Nesyri había que convencerlo de ello. Si el marroquí no salía este verano, el Sevilla corría el riesgo de que uno de sus grandes activos se le pudiera marchar libre el año que viene, lo que habría supuesto un varapalo tremendo para las arcas nervionenses. El 25 de julio se oficializó su venta al Fenerbahçe por más de 20 millones, incluyendo el pago de solidaridad, y reservándose el Sevilla el 10% de una futura venta del ariete.

Un Víctor Orta que en este punto del verano ha logrado además darle salida a descartes como Delaney, Gattoni, Rafa Mir y Adnan Januzaj, rebajando sin pausa la disparada masa salarial del vestuario nervionense. En la misma presentación de García Pimienta, el director deportivo dejó clara su hoja de ruta: «Cuantos más jugadores cuentes desde el comienzo de la competición, mejor. El año pasado no pudo ser. Estamos en la situación de muchos clubes en que si te ahorras dos no te puedes gastar dos, sino uno, pero se pueden encontrar buenos jugadores con ese uno. Me gustaría que en el 60, 70 u 80%, la plantilla estuviera cerrada en pretemporada», deseó Orta.